En el tranquilo barrio de Waterthorpe, en Sheffield, Inglaterra, un árbol de 25 años se convirtió, sin pretenderlo, en un símbolo de conflicto, tenacidad y, sobre todo, en una atracción turística peculiar. El abeto, que alguna vez tuvo una frondosa copa perenne, ahora exhibe una imagen bizarra: cortado a la mitad, verticalmente, debido a una disputa vecinal que dividió no solo el árbol, sino también la convivencia en la cuadra.
La historia de este abeto, que fue bautizado en redes sociales como “el árbol partido”, comenzó hace tres años, cuando Bharat Mistry y sus vecinos, Irene y Graham Lee, dejaron de hablarse, atrapados en una disputa que ninguna de las partes pudo prever que se haría famosa. Todo se remonta a los pájaros. Sí, a las aves que anidaban en el abeto y cuya presencia se convirtió en una constante molestia para los Lee, al ensuciar su camino de entrada con excrementos.
Durante un tiempo, ambas familias intentaron llegar a un acuerdo que preservara la convivencia y, a su vez, eliminara el problema de los excrementos. Propusieron podar las ramas más extensas o incluso instalar redes para evitar que las aves construyeran sus nidos en el árbol. Sin embargo, estas ideas no llegaron a buen puerto. Mientras tanto, la tensión crecía como las ramas del abeto.
El punto de quiebre llegó cuando los Lee decidieron tomar el asunto y arreglarlo a su manera. En 2021, agotados de intentar resolver el problema de forma pacífica, contrataron a un equipo de jardineros que, con precisión quirúrgica, cortaron todas las ramas del abeto que sobresalían hacia su propiedad.
Lo que quedó fue un árbol partido a la mitad, con un lado que mantenía su frondosidad y otro totalmente desnudo. Un visitante que pasea por Waterthorpe por primera vez podría quedar sorprendido por la imagen surrealista de esta estructura vegetal, como si una enorme guillotina invisible hubiera dividido su copa perfecta.
Lejos de quedar como un mero chisme de barrio, el incidente trascendió fronteras. Fotos del árbol partido circularon rápidamente por redes sociales, con reacciones que iban desde la incredulidad hasta el humor. “Una solución radical para un problema radical”, comentó un usuario en X (antes Twitter). Otros, más filosóficos, vieron en el abeto un símbolo de la fragilidad de las relaciones humanas, donde un pequeño conflicto puede dividir a personas que alguna vez fueron buenas vecinas.
Lo curioso de esta historia es que, con el tiempo, lo que pudo ser un simple episodio incómodo entre dos familias se transformó en una atracción turística inesperada. Decenas de personas comenzaron a visitar el lugar solo para ver el árbol partido, tomar fotografías y compartirlas en sus redes sociales. Incluso obtuvo reseñas en Google Maps, como si fuera una atracción oficial de Sheffield. Un usuario que le dio una calificación de tres estrellas escribió: “Interesante árbol que fue cortado por la mitad debido a una disputa entre dos vecinos. Vale la pena verlo si estás cerca”.
El conflicto sigue sin resolverse. La señora Lee, de 70 años, declaró a The Sun que no se arrepiente de la decisión de cortar el árbol y que no entiende cómo, después de tanto tiempo, la historia sigue siendo noticia. “No tenemos remordimientos por haberlo cortado a la mitad y no puedo creer que esto siga en las noticias”, dijo con franqueza.
Por su parte, Mistry y su familia no pueden evitar sentirse desolados por el resultado, viendo a diario lo que quedó de su amado abeto. “Verlo así es realmente triste, porque el árbol ha estado ahí por tanto tiempo, y era un árbol realmente bonito”, expresó en 2021. La familia había podado la parte baja del árbol previamente para que los Lee pudieran estacionar su automóvil sin problemas, pero evidentemente eso no fue suficiente para calmar la molestia de los vecinos.
Mientras aún permanecen distanciados, el abeto partido sigue atrayendo a curiosos de todas partes. Según un testimonio recogido por Manchester Evening News, una mujer comentó con tono divertido: “Creo que ahora es como un punto de referencia. Vienen todos los caminantes y pasan por la calle para verlo. Se acercan y toman fotos. Incluso cuando las casas están en venta, lo usan como un punto de referencia y dicen ‘está cerca del árbol partido a la mitad’. Se ha hecho famoso, así que lo mejor será que se mantenga así”.
La vida en el vecindario sigue su curso, y el árbol, el símbolo de la discordia, se mantiene como un monumento involuntario de la falta de conciliación y de la testarudez. Por un lado, están los Mistry, que ven con tristeza el medio árbol que les quedó; por el otro, los Lee, que continúan manteniendo su parte cortada y despejada. Una vecina anónima lo resume con cierta resignación: “Ambos son buenos vecinos, los saludo a los dos. Pero cuando sucedió, la gente venía a mirar, y aunque ya no es tanta la curiosidad, aún se ve a personas pararse y mirar con asombro. Es difícil de creer que dos vecinos que alguna vez se llevaban bien terminaran así, y todo por un árbol”.