Por qué Lalibela es el destino sagrado que fascina al mundo

Un tesoro espiritual y arquitectónico en el corazón de Etiopía, donde once iglesias monolíticas talladas en la roca siguen siendo el centro de fe y peregrinación desde el siglo XIII

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Biete Giyorgis, dedicada a San Jorge, se alza como un símbolo eterno de devoción y maestría arquitectónica en Lalibela - (REUTERS)
Biete Giyorgis, dedicada a San Jorge, se alza como un símbolo eterno de devoción y maestría arquitectónica en Lalibela - (REUTERS)

En un rincón en las tierras altas de Etiopía, la espiritualidad se funde con la piedra misma de las montañas. Ese lugar es Lalibela, una ciudad sagrada que alberga once iglesias monolíticas excavadas en la roca, creadas en el siglo XII y XIII bajo el reinado del rey Lalibela. Conocida como la “Nueva Jerusalén”, este conjunto monumental se ha convertido en el principal centro de peregrinación de la Iglesia Ortodoxa Etíope, un refugio espiritual para millones de fieles que buscan conexión con su fe.

Desde que Etiopía se declaró oficialmente cristiana en el año 330 d.C., Lalibela ha sido símbolo de la devoción inquebrantable que ha perdurado a lo largo de los siglos. Cada año, miles de peregrinos llegan a esta ciudad, para admirar las imponentes iglesias talladas en la roca, y además, para sumergirse en un lugar sagrado donde la fe cristiana late con la misma intensidad que hace cientos de años.

La construcción de las iglesias subterráneas y su singular arquitectura

Las iglesias de Lalibela son mucho más que simples estructuras religiosas; son una hazaña de ingeniería y devoción espiritual. Talladas directamente en la roca volcánica, estas once iglesias monolíticas fueron creadas entre los siglos XII y XIII, siguiendo órdenes del rey Lalibela, quien buscaba construir una “Nueva Jerusalén” en el corazón de Etiopía. Cada una de estas iglesias está excavada a unos 40 o 50 metros bajo la superficie, conectadas por una intrincada red de túneles y pasadizos.

Lalibela fue concebida como una réplica sagrada de Jerusalén, con el río Jordán y templos dedicados a la fe cristiana - (REUTERS)
Lalibela fue concebida como una réplica sagrada de Jerusalén, con el río Jordán y templos dedicados a la fe cristiana - (REUTERS)

Una de las características más asombrosas de estas iglesias es su arquitectura única. A diferencia de la mayoría de los templos, estas no fueron edificadas sobre la tierra, sino que fueron talladas hacia abajo, creando espacios sagrados inmersos en la roca viva. La iglesia de Biete Giyorgis, una de las más reconocidas, tiene una impresionante forma de cruz copta, visible sólo desde la superficie. Este templo, coronado por una cruz, se hunde en el terreno rocoso, mientras que sus paredes han sido suavemente erosionadas por los siglos, dándole un carácter antiguo y místico.

La leyenda cuenta que estas iglesias fueron construidas con la ayuda de ángeles, quienes completaron la obra en tan solo una noche. Aunque esta explicación se toma como verdad por muchos de los fieles, los historiadores sugieren que el trabajo pudo haber involucrado a miles de artesanos y durado varias décadas. Sin embargo, la exactitud y el detalle de la excavación, así como la monumentalidad de las estructuras, dejan una impresión casi sobrenatural.

Desde Biete Giyorgis hasta Biete Medhane Alem, cada iglesia de Lalibela es un testimonio de habilidad técnica y espiritualidad - (REUTERS)
Desde Biete Giyorgis hasta Biete Medhane Alem, cada iglesia de Lalibela es un testimonio de habilidad técnica y espiritualidad - (REUTERS)

Importancia cultural y Patrimonio de la Humanidad

El complejo de iglesias de Lalibela no solo es una maravilla arquitectónica, sino también un tesoro cultural de inmenso valor para Etiopía y el mundo. En 1978, fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, reconociendo su relevancia tanto religiosa como histórica. Lalibela sigue siendo un centro activo de peregrinación, especialmente durante festividades como la Semana Santa y el Timkat (Epifanía etíope), cuando miles de fieles se congregan en las iglesias para participar en rituales ancestrales que se han mantenido casi intactos desde su origen.

A lo largo de los siglos, Lalibela ha simbolizado la resistencia de la fe cristiana en Etiopía. En un país rodeado por culturas predominantemente musulmanas, estas iglesias han sido un refugio espiritual y un símbolo del profundo arraigo de la Iglesia Ortodoxa Etíope. Las celebraciones religiosas en Lalibela, que mezclan ritos antiguos con un fervor devocional contemporáneo, atraen a fieles y turistas de todo el mundo, lo que convierte a este sitio en uno de los destinos más importantes para el turismo religioso en África.

Las iglesias de Lalibela siguen activas como lugar de culto, donde las tradiciones religiosas etíopes se mantienen vivas desde hace siglos - (REUTERS)
Las iglesias de Lalibela siguen activas como lugar de culto, donde las tradiciones religiosas etíopes se mantienen vivas desde hace siglos - (REUTERS)

Sin embargo, la preservación de estas iglesias enfrenta desafíos, ya que las estructuras se ven amenazadas por la erosión y otros daños causados por el paso del tiempo y las condiciones climáticas. Organismos internacionales, junto con el gobierno etíope, trabajan continuamente en su conservación, garantizando que las futuras generaciones puedan seguir disfrutando de este patrimonio invaluable.

Leyendas y mitología

El origen de las iglesias de Lalibela está envuelto en un aura de misterio y mitología. Según una de las leyendas más difundidas, el propio rey Lalibela habría sido asistido por ángeles que, en una sola noche, ayudaron a construir las once iglesias subterráneas. Esta explicación, profundamente arraigada en la tradición oral etíope, refleja la importancia espiritual de estos templos, que son vistos no solo como una obra humana, sino como una manifestación divina.

Las medidas de conservación son vitales para asegurar que las futuras generaciones puedan admirar y venerar este patrimonio cultural y religioso - (REUTERS)
Las medidas de conservación son vitales para asegurar que las futuras generaciones puedan admirar y venerar este patrimonio cultural y religioso - (REUTERS)

Otra leyenda cuenta que el rey Lalibela, tras ser atacado por un enjambre de abejas cuando era joven, tuvo una visión en la que se le mostró la imagen de una ciudad celestial. Inspirado por esta visión, decidió recrear una “Nueva Jerusalén” en las tierras altas de Etiopía, lo que explica el simbolismo bíblico presente en el diseño de las iglesias, desde los nombres hasta las referencias a lugares sagrados como el río Jordán.

Además, la iglesia de Biete Giyorgis, con su forma de cruz perfecta, está rodeada de mitos. Se dice que fue construida después de que el San Jorge se le apareciera al rey, molesto porque no se le había dedicado ningún templo. Para calmar su descontento, Lalibela ordenó que se erigiera la iglesia más hermosa del conjunto en su honor.

Lalibela se enfrenta al reto de equilibrar el turismo masivo con la necesidad de proteger su frágil y valiosa arquitectura subterránea - (REUTERS)
Lalibela se enfrenta al reto de equilibrar el turismo masivo con la necesidad de proteger su frágil y valiosa arquitectura subterránea - (REUTERS)

Uso religioso actual y turismo

En la actualidad, las iglesias sigue siendo un centro de culto activo, donde se celebra la fe cristiana con la misma devoción de hace siglos. Durante las principales festividades religiosas, como la Semana Santa y el Timkat (Epifanía), miles de peregrinos llegan desde todas partes de Etiopía para rezar, participar en las ceremonias y rendir homenaje en estos santuarios excavados en la roca. Los ritos y las liturgias que se llevan a cabo dentro y alrededor de las iglesias mantienen vivo el espíritu de la tradición ortodoxa etíope, creando una atmósfera espiritual que trasciende el tiempo.

El turismo también ha adquirido un papel importante en la preservación de Lalibela. Cada año, miles de visitantes extranjeros se sienten atraídos por la historia, las leyendas y la impresionante arquitectura del sitio. Las contribuciones generadas por el turismo ayudan a financiar proyectos de conservación, necesarios para proteger las iglesias del desgaste causado por la erosión natural y el clima. Sin embargo, el aumento de la presión turística plantea desafíos para la integridad del lugar, lo que ha llevado a una colaboración entre organismos internacionales, el gobierno etíope y la comunidad local para garantizar que las generaciones futuras puedan seguir disfrutando de este tesoro cultural y espiritual.

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