¿Los sentimientos de ansiedad tienden a surgir repentinamente mientras está en el trabajo? ¿Se pone nervioso solo de pensar en su trabajo? ¿Cambia su estado de ánimo el lunes por la mañana, o el domingo por la noche? No está solo. A menudo, ayuda poner nombre a los sentimientos de pesadez que se sienten en el ámbito laboral. Y muchas veces, pueden atribuirse a la ansiedad.
La ansiedad laboral es una forma de angustia emocional asociada a un dolor real o anticipado en relación con el trabajo. Muchas personas la experimentan y usan distintas tácticas para manejarla. Si bien se expresa de manera diferente en cada persona, existen algunos síntomas comunes.
“En el fondo de toda ansiedad hay un miedo”, dijo Tanisha Ranger, psicóloga clínica de Nevada, y añadió que “la ansiedad es un enfoque en el futuro, y es un miedo a algún desastre inminente”. No se puede nombrar; no se está seguro de qué es. Sólo se sabe que está a punto de explotar.
En diálogo con The Huffington Post, diferentes terapeutas revelaron las principales claves sobre los arquetipos laborales que tienen su origen en la ansiedad y aseguraron que el primer paso para contrarrestar las preocupaciones laborales es identificar de dónde provienen.
5 rasgos de personalidad laboral que en realidad son formas de ansiedad
1. Perfeccionismo
Ser perfeccionista es una de las respuestas más populares que dan los candidatos cuando se les pregunta por su mayor debilidad en una entrevista de trabajo, porque tener altas expectativas de uno mismo y de los demás suele considerarse un rasgo aceptable.
Pero ser perfeccionista es en realidad una forma de ansiedad. La psicóloga Nikki Lacherza-Drew dijo que es el rasgo que la mayoría de la gente asocia con la ansiedad. “Se trata de tener el control, de tenerlo o de poder controlar quién lo tiene si no lo quieres”, explicó.
Para la experta, “un gran proyecto de trabajo que se supone que es un proyecto de equipo puede convertirse en uno en solitario para la persona que tiene este rasgo, ya que todo tiene que salir a su manera porque cree que su manera es la mejor”.
En realidad, hacer que todo el mundo esté a la altura del propio estándar, imposiblemente alto, hará miserables tanto a la persona como a sus compañeros. Lacherza-Drew aseguró que los perfeccionistas son muy críticos y pueden ponerse a la defensiva cuando alguien, incluso un jefe, intenta ofrecer una crítica constructiva de su trabajo.
“Muchos individuos que tienen rasgos perfeccionistas tienen una baja autoestima o un miedo al fracaso en su núcleo”, sostuvo Lacherza-Drew. “Intentan desesperadamente no fracasar, y creen que la forma de hacerlo es ser perfectos. En realidad es irónico porque la perfección no se puede conseguir, y fracasarán en ello”.
Si uno cree que es un perfeccionista, debe practicar la autocompasión y considerar reevaluar los estándares imposibles a “lo suficientemente bueno”, agregó
2. Necesidad de complacer a la gente
Ser la persona que siempre accede a ayudar puede hacer que alguien sea muy querido en la oficina, pero hay un punto de inflexión en el que ser un jugador de equipo puede empezar a hacer más daño que bien.
“Sos el empleado de los sueños de todos. Decís que sí a todo lo que se te pide. ¿Cubrir ese evento? Claro que sí. ¿Añadir este proyecto a tu lista de tareas? Por supuesto. ¿Lo haces para mañana? No hay problema”, describió Shannon García, psicoterapeuta de States of Wellness Counseling en Illinois y Wisconsin.
Pero una persona que dice que sí, incluso cuando no tiene tiempo o energía, en verdad, es un complaciente, es de ese tipo de gente que está sacrificando demasiado su bienestar por su trabajo. “Complacer a la gente es una forma de ansiedad porque proviene de la preocupación por lo que los demás van a pensar, decir o hacer. Si se dice que no a una solicitud de un compañero de trabajo, ¿se va a enojar? ¿Nos va a odiar? ¿No va a volver a pensar en uno como una persona útil?”, preguntó García. “Tu ansiedad te anima a complacer a la gente en detrimento de tus propios límites y tu bienestar”.
Para ser menos complaciente con la gente, es clave establecer límites al tiempo propio y decidir si el deseo de decir que sí viene de un lugar genuino de querer ayudar a un colega. Incluso decir “tengo que chequear mi agenda” o “déjame que te llame para eso” en lugar de aceptar impulsivamente y de inmediato las peticiones de los colegas.
3. Procrastinación
Si la asignación de un proyecto llena de miedo, es posible que se posponga para evitar ocuparse de eso. Pero a menudo ayuda reconocer de dónde viene el impulso de evitar las cosas difíciles.
“Si te encontrás evitando a ciertas personas, lugares o tareas en el trabajo, puede que sea tu ansiedad la que se apodere de vos”, dice García. “Puede que evites comer en la sala de descanso porque las situaciones sociales te provocan ansiedad. Puede que te desvíes de tu camino para no pasar por el cubículo de esa persona que siempre quiere hablar porque te preocupa ser incómodo. Y lo que es peor, puede que no te presentes a un ascenso porque las entrevistas te incomodan”.
Pero la realidad es que evitar las conversaciones difíciles y los plazos sólo termina provocando más ansiedad. “Algo que siempre les digo a mis clientes es que la ansiedad se alimenta de la evitación. La evitación es una solución temporal que, a la larga, empeora la ansiedad”, explicó García.
Si un proyecto te parece demasiado abrumador, intentá dividirlo en tareas más pequeñas. “Si lo divido en partes, me doy cuenta de que puedo hacer todas y cada una de esas cosas. Sólo que no puedo hacerlas todas a la vez”, advirtió Ranger.
4. Micromanagement
Si una persona sufre de ansiedad, parte de ella puede manifestarse en forma de microgestión o micromanagement. Al igual que un perfeccionista, un microgestor puede tener una fuerte necesidad de controlar hasta el más mínimo detalle de cada tarea, incluso si eso le hace impopular entre sus compañeros de trabajo, que lo consideran autoritario.
Ranger dijo que para los microgestores ansiosos, “su movimiento es tratar de controlar el entorno, tratar de asegurarse de que está en la cima, a cargo de, tener una mano en cada cosa que se va a hacer. Si no lo hago yo, no se hará, o se hará mal. Y eso se volverá contra mí'”.
Ranger señala que estos miedos a la microgestión pueden remontarse a veces a una infancia en la que la persona fue tratada como un mando intermedio por sus padres y cuidadores, lo que significa que “tenía mucha responsabilidad pero ningún poder”, detalló.
“Cuando las cosas salían mal -agregó-, parecía que la culpa era tuya. Cuando crecés así, cada vez que te sentís un poco ansioso o ves que algo puede descarrilarse, te movés para controlar el entorno porque internamente estás colapsando”.
Si se quiere saber mejor cuándo está justificada una comprobación del estado de un compañero de trabajo y cuándo es realmente inútil, hay preguntas que se pueden hacer. Kimberly B. Cummings, consultora de liderazgo y autora de Next Move, Best Move: Transitioning Into a Career You’ll Love (Próximo paso, mejor paso: transición a una carrera que te encantará) dijo anteriormente a HuffPost que los microgestores deberían -antes de decidir revisar porque se sienten ansiosos- hacerse preguntas como: “¿Cuál es el historial de éxito de este empleado?”. “¿Han completado sus tareas a tiempo?” “¿Demuestran una comprensión completa de su papel, las tareas y los proyectos?”.
5. Involucrarse demasiado
Si se siente que siempre se tiene que planificar las horas felices y estar al tanto de la vida social de cada compañero de trabajo para ser el mejor empleado, hay que reflexionar sobre de dónde viene esa necesidad de estar en los asuntos de todos. Ranger dijo que el deseo de mantenerse involucrado podría provenir del temor ansioso de no caer bien y no ser aceptado si no se participa en estas transacciones sociales.
Ranger indicó que los entrometidos creen que “si vos estás bien, entonces yo estoy bien” y pueden haber crecido en hogares donde sentían que tenían que ganarse el amor. “‘La gente sólo te quiere cerca en la medida en que sos un beneficio para ellos’ es una creencia que puede pensar la persona que necesita estar ocupada”, sostuvo. Y aseveró: “Lo que esa persona necesita ver es que, aunque no lo haga todo, la gente le sigue queriendo, la gente le sigue respetando”.
“Creo que lo que es importante señalar sobre los rasgos de personalidad es que pueden estar en un espectro”, remarcó Lacherza-Drew. “El hecho de tener un determinado rasgo de personalidad o predisposición a uno no significa necesariamente que lo veamos en acción”.
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