La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha incluido el síndrome del trabajador quemado en la Clasificación Internacional de Enfermedades. Lo que se conoce como el burnout o “estar quemado” es mucho más preocupante que lo que parece. En el período actual del aislamiento social preventivo y obligatorio es cuando los problemas se agudizan: el home office para algunos, la soledad para otros, los jefes y su adaptación al no contar con los empleados bajo el mismo techo, los chicos encerrados, las tareas escolares, la comida, el uso del tapabocas, el miedo a contraer la enfermedad y el encierro, por solo nombrar algunos factores, se transforman en un cóctel ideal para el burnout.
En ese marco, el síndrome del trabajador quemado hace referencia a todos aquellos empleados que experimentan situaciones de estrés continuo en el ambiente laboral y que ahora también se podría extender al hogar. Ello les genera una gran desmotivación por el trabajo y los incapacita tanto laboral como socialmente.
Y es que el trabajo remoto, producto de la temida pandemia despierta amores y odios. Para muchos una opción que permite optimizar el tiempo, aumentar la productividad y permitir un balance entre la vida personal y laboral, para otros un espacio de caos y poco rendimiento.
¿Qué es el síndrome del trabajador quemado?
Es más que la respuesta del ser humano frente a un estrés laboral crónico. Esta enfermedad no se limita al estrés en sí. La persona que se ve afectada por el síndrome pierde la capacidad de hacer frente a esta tensión laboral. Por ello, se siente siempre cansado, desmotivado y su productividad se elimina casi por completo.
Diversos estudios confirman que este fenómeno afecta más a las mujeres que a los hombres. También son más susceptibles a padecerlo personas sin pareja o con poco apoyo familiar. Además, suele aparecer en los primeros años del desarrollo profesional de los trabajadores. Por ello, las estadísticas revelan que el porcentaje de empleados jóvenes con síndrome del trabajador quemado es mucho más elevado que en los mayores de 35 años.
Síntomas básicos de pacientes con burnout
-Agotamiento intenso, con una sensación enorme de falta de energía.
-Desapego por el trabajo y todo lo relacionado con el mismo. Esto puede acarrear problemas de comportamiento e insensibilidad.
-Baja o nula autoeficacia y sensación de ausencia de realización personal.
Todo esto se asocia, frecuentemente, con ansiedad, hostilidad, ira, depresión o tristeza. Además, se produce una alteración del comportamiento, abriendo paso a hábitos tóxicos.
En este sentido, Adecco Argentina identificó algunas señales que pueden alertar si un trabajador padece este síndrome. Aunque no se puede eliminar la incertidumbre o la ansiedad, se pueden adoptar medidas para controlarlas mejor. Algunas de ellas:
Carga de trabajo excesiva
Uno de los síntomas más relevantes es el agotamiento. Está directamente relacionado con la sobrecarga de trabajo o por realizar las funciones incorrectas. El empleado termina con la sensación de no poseer las habilidades necesarias para desarrollarse profesionalmente. A esa carga podemos sumar todas las actuales que ya fueron enumeradas anteriormente y que potencian el síndrome.
Pérdida de control
La sensación de falta de satisfacción personal es otro de los aspectos clave. Suele asociarse a la problemática de intentar controlar todo el trabajo que debe realizarse. Puede ser el resultado de un intento de asumir más responsabilidad de la que se debería tener en el puesto.
Falta de reconocimiento
Los estudios globales reflejan que, de los trabajadores que renuncian a sus empleos, casi el 80% lo hacen por la falta de reconocimiento. De hecho, el 60% refleja que se siente más motivado por el reconocimiento que por la retribución económica.
Siempre que el empleado considere su trabajo importante y que lo realiza correctamente, se mantendrá alejado del síndrome de agotamiento.
La importancia de las comunidades
Otro aspecto muy importante que favorece o no el desarrollo del síndrome del trabajador quemado es si la persona prospera en la comunidad o es solitaria. En comunidad se comparten los elogios, el consuelo, la felicidad y el humor. Sin embargo, el trabajador independiente suele sentirse solo y es más propenso a los conflictos con los compañeros y la creación de un mal ambiente laboral. Sin duda, esto puede terminar pasándole factura.
Tipo de trato
Si el trabajador siente que es tratado injustamente, las probabilidades de padecer el síndrome del trabajador quemado aumentan. La percepción de prejuicios, el favoritismo e, incluso, el maltrato directo por parte de algún compañero. La no confianza en los colegas, el gerente o el líder genera una disociación psicológica con ellos. Esto se traduce en una sensación de sinsentido para el empleado.
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