Volver a lo esencial y organizarse: claves para distinguir lo urgente de lo importante

Cuál es la mejor manera para disponer mejor del tiempo y redescubrir aquellas maravillas cotidianas que realmente valen la pena. Cómo lograrlo

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Identificar aquellas tareas que son realmente importantes para vos y organizar aquellas urgentes será la pauta para vivir más relajados, con un poco de organización
Identificar aquellas tareas que son realmente importantes para vos y organizar aquellas urgentes será la pauta para vivir más relajados, con un poco de organización

Mafalda ve dos hombres abriendo zanjas en la calle. Curiosa, les pregunta:
"¿Buscando las raíces de lo nacional?". Uno le responde: "No, nena, es un escape de gas". Ingeniosa, ella se retira pensando: "Como siempre: lo urgente no deja tiempo para lo importante".

Tenemos mil trabajos a la vez, corremos de un lado al otro con los chicos y sus actividades extracurriculares, tratamos de dejarle un espacio al gimnasio y la vida sana, sin resignar los jueves entre amigos y las cenas románticas en pareja. ¿Y esperamos que nos alcance el tiempo para todo? Es normal que, llevando este ritmo de vida, padezcamos niveles de estrés y ansiedad. Si  sentís que no te da el tiempo para todo y llegás muy cansado al final del día, todavía preocupado por todo eso que no llegaste a hacer, quizás sea hora de un cambio de enfoque. Identificar aquellas tareas que son realmente importantes para vos y organizar aquellas urgentes será la pauta para vivir más relajados, con un poco de organización.

La autora de La hora del Tesoro, María Jesús Arruti, caracteriza: "La expresión 'no tengo tiempo' es la manifestación de un síntoma. Muestra que, quien la expresa se siente insatisfecho con el uso que hace de su tiempo. No solo tenemos más vida que vivir, sino que, además, tenemos todo el tiempo disponible".

Es normal que, llevando este ritmo de vida, padezcamos niveles de estrés y ansiedad
Es normal que, llevando este ritmo de vida, padezcamos niveles de estrés y ansiedad

El tema, entonces, es aprender a priorizar. La especialista plantea que muchas veces nos sobrecargamos de actividades por el fenómeno conocido como "horror vacui", el miedo al vacío, que nos lanza a asumir ritmos vertiginosos. "El estilo de vida que llevamos en Occidente, la crisis, los modelos laborales y familiares, todo exige más tiempo. El reto es usar los recursos disponibles de tal modo que nos acerquemos a una razonable satisfacción en función de nuestros objetivos vitales".

Planos distintos

La mexicana Macarena Hernández, de la agrupación OrganízateYa!, explica que es difícil para una persona desordenada distinguir entre una tarea urgente y una importante. "Tenemos muchos pendientes que resolver y si no lo hacemos organizadamente, lo más seguro es que tengamos que atenderlos de manera inminente por no haberlos resuelto a tiempo".

"El problema de las personas que no logran cumplir con sus metas", asegura, "es que se enfocan en lo urgente, y esto les absorbe demasiado tiempo impidiéndoles atender lo importante. Nuestro valioso tiempo debe estar siempre enfocado en las cosas que son más importantes para nosotros, no en las tareas rutinarias". Pero ¿cómo distinguir unas de otras?

Importantes: actividades  que tienen que ver con un proyecto vital, mayor, más a largo plazo, y que pueden ubicarse en cualquier área de tu vida.

Urgentes: el pago de la tarjeta de crédito que no hiciste a tiempo, una entrega laboral con una fecha límite, no cubrir el seguro del auto cuando correspondía… Son cuestiones más puntuales que podrían haberse previsto, pero que hoy requieren de una resolución inmediata.

La clave, entonces, está en nunca permitir que una tarea rutinaria se convierta en "urgente", atendiéndola en su momento oportuno: "Te quedará un tiempo precioso para dedicarlo a las cosas más importantes para vos, como tu familia o tu hogar", propone Hernández.

¿Cómo empezar? La experta aconseja que hagas una lista de todos los pendientes urgentes que tengas. Luego, ordenala por prioridades (por fechas límites, así no te complicás). Andá tachándolas una a una a medida que las vas resolviendo. Elegí un día al mes que te resulte cómodo y, periódicamente, volvé a esa lista para ver tus pendientes, pero ya sin urgencias, porque todo estará bajo control.

Organizarse con anticipación es fundamental. Y aunque estas recomendaciones parecen muy simples, el quid de la cuestión radica en mantener este orden para que, una vez más, no vuelvan a arder las cosas.
En su dosis justa, ser metódico puede resultarte muy saludable para reducir el estrés y darle lugar a aquellas actividades que realmente te hacen feliz.

Volvé a lo esencial. La otra cara del "no tengo tiempo" es que no elegimos lo que realmente nos interesa lograr. No podemos con todo, claro está, entonces habrá que priorizar. Para identificar qué de todo lo que hacemos realmente vale la pena, deberemos conectarnos con nuestro interior y volver a lo esencial. Conocernos y reconocer qué toca nuestras fibras más íntimas.

La filósofa española Ana García nos plantea que, contrariamente a lo que muchas veces nos moviliza, "lo material no da la felicidad". Aunque parece
una verdad evidente, a muchos a veces nos cuesta no sumarnos al tren exitista. "Cuando has pasado años metido en un trabajo que no te llenaba, con jornadas interminables, lanzándote en tu tiempo libre a comprar, de forma compulsiva y voraz, para calmar tu ansiedad, con cosas
muchas veces inútiles, sin dedicar tiempo a tus amigos, a tu familia y un día
parás y te das cuenta de que no necesitas nada de eso que, aparentemente, te hacía feliz. Entonces, empiezas a vivir de otra manera, decidiendo por vos mismo qué es lo importante y qué es superfluo, escogiendo vivir de una manera más frugal, más consciente".

Será más importante dedicar un rato a charlar con nuestros hijos sobre cómo les fue hoy en el cole, que llevarlos a comprar la última mochila con carrito. O compartir un momento a solas con nuestra pareja, que dejar la casa brillante. No hay reglas fijas: será cuestión de asumir el compromiso de buscar dentro de nosotros y sincerarnos. Lo único cierto en todo esto es que no podemos seguir gastando tiempo y energías en aquellas cosas que realmente no nos llenan el alma. Es nuestro deber honrar la vida y, manteniendo lo "urgente" a raya, ocuparnos de lo que en verdad importa.

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