No es algo nuevo, los mitos que giran en torno a los alimentos son muchos, y si no se está informado al respecto, es probable que la ingesta de ciertas comidas se restringa. "Estamos bien entrados en el siglo XXI y todavía siguen existiendo creencias del año 1970, a los que se sumaron unos cuantos más", explica la nutricionista Agustina Murcho.
En su libro "Podemos comer de todo" intenta desmitificar ciertas construcciones que obstaculizan y empeoran la dieta de muchas personas. La causa está a la vista: la vorágine "fit" que circula tanto en las redes sociales es una de las responsables de fomentar este tipo de situaciones.
La especialista detalla que la rapidez del tiempo y los cambios constantes a los que se encuentra expuesta la sociedad, sumergen a más de uno a la búsqueda del placer y la felicidad, sin tener en cuenta que esto puede derivar en trastornos alimentarios y otro tipo de enfermedades.
"Los hidratos de carbono engordan"
Es uno de los mitos más viejos que existen y contrario a lo que se cree, es imprescindible para el organismo. Lo cierto, es que el cerebro se alimenta de glucosa, un tipo de azúcar que circula en la sangre y que tiene como función brindar energía.
Se obtiene ingiriendo alimentos que contienen carbohidratos como harinas, frutas, legumbres, cereales, tubérculos, lácteos, azúcar y miel. Por eso, si no se los incluye en la dieta, el cuerpo no funcionará correctamente, se sentirá cansado, irritable y hasta presentará síntomas de ansiedad.
"Los lácteos son veneno"
Es erróneo afirmar que su ingesta sea el desencadenante de enfermedades como la osteoporosis y el cáncer. Todo lo contrario, contienen calcio, uno de los minerales más importantes para el buen desarrollo del ser humano en todas sus etapas.
También suele circular el rumor de que la leche contiene químicos, antibióticos y sustancias nocivas. Esto tampoco es verdadero ya que antes de poner a la venta un producto, se lo supervisa para que pueda ser distribuido y posteriormente consumido.
"La fruta engorda"
Es totalmente falso ya que la suba de peso está directamente relacionada con la cantidad. Por lo general, se recomienda consumir 3 frutas por día, por eso, si se comen 10 porciones lo más probable es que esa persona engorde.
Tampoco es real que al comer este tipo de alimentos por la noche se aumenta de peso. De ninguna manera el horario influye, ya que el aporte calórico es el mismo, sea el horario que fuere.
"La yema de huevo aumenta el colesterol"
Totalmente falso ya que la yema contiene ácidos grasos de buena calidad que hacen que el colesterol malo (LDL) disminuya y que el bueno (HDL) aumente. De esta forma se previenen muchas enfermedades cardiovasculares.
Además aporta proteínas, hierro, potasio,vitaminas del complejo B, vitamina D fósforo, magnesio y "colina", una sustancia beneficiosa para la salud cerebral, imprescindible para conservar la memoria y la prevención del Alzheimer.
"No se pueden mezclar hidratos con proteínas"
Aquí vemos una vez más como la falta de información lleva a muchas personas a restringir la ingesta de ciertos alimentos. Lo que hay que saber, es que el cuerpo está preparado para digerir hidratos y proteínas, gracias a la acción degradadora de las enzimas.
El aumento de peso no tiene que ver con la combinación de un plato de pastas y carne, por ejemplo, el "exceso" de calorías es el responsable de producir este efecto en el organismo.
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