POR Paola Florio
Los últimos días de febrero y los primeros de marzo nos encuentran a todos retomando la rutina propiamente dicha: los chicos arrancan las clases, comienzan los cursos, se activan los proyectos laborales y actividades varias.
Pero hay un período, que va desde comienzos del año hasta mediados de febrero, en el que es un buen momento para agendar turnos médicos y realizar todos los chequeos preventivos a los cuales todas las personas debemos someternos cada 365 días.
¿Por qué es una gran fecha? Porque el resto de los mortales se toman vacaciones, tienen otros planes, evitan salir con el calor excesivo o simplemente, no quieren arrancar el año en un consultorio médico y dejan todo para meses futuros.
Aunque suene trillado, hay una frase que no pierde vigencia: "prevenir es curar". Según explica la Organización Mundial de la Salud (OMS), la medicina preventiva es aquella que incluye prácticas médicas que están diseñadas para prevenir y evitar la enfermedad. Siempre que no existan antecedentes que indiquen revisarse con mayor frecuencia, en general, los médicos sugieren un chequeo general anual, que consiste en una evaluación física, estudios de laboratorio, radiológicos y cardiológicos. También examen funcional respiratorio, ecografías y, en el caso de las mujeres, ginecológicos.
"Soy una obsesiva prolija total con respecto a los chequeos anuales. La mamografía, el pap, me la hago cada año el mismo mes. Cada dos años, la videocolonoscopia, sobre todo cuando hay antecedentes familiares. También me hago ver los lunares dos veces al año, antes de que llegue el verano. El cáncer de piel es tan común, nadie le presta atención, y se puede prevenir. Es cierto que enero es una muy buena fecha para recorrer médicos porque no hay gente en la ciudad", cuenta Mariana.
¿Por dónde empezar?
Si bien hoy en día existen varias instituciones médicas que realizan el chequeo general preventivo, es aconsejable tener un médico clínico de cabecera, que conozca nuestros antecedentes, cuente con la historia clínica de estudios ya realizados, y pueda derivarnos rápidamente en caso de ser necesario, acortando tiempos y rechequeos.
La doctora María Valeria El Haj, Directora Médica de Vittal, nos comenta qué estudios son fundamentales.
CHEQUEO GENERAL CON MÉDICO CLÍNICO.
En la consulta, además del examen físico (control de presión, peso, etcétera), el médico indicará estudios de laboratorio (sangre y orina), radiológicos (radiografía de tórax), electrocardiograma, evaluación nutricional y la derivación que corresponda, según antecedentes familiares. Además, hay que controlar el colesterol, la diabetes y un rastreo de obesidad. Se recomienda determinar el IMC (índice de masa corporal), dividiendo el peso y la altura. Recordá que se considera obesos a aquellos con IMC mayor a 30; y sobrepeso, entre 25 y 30. También es importante medir el consumo de alcohol cada 2 años, ya que se considera como bebedor de riesgo a la ingesta periódica mayor a 5 unidades por día en el hombre y 3 en la mujer (1 unidad: 100ml de vino, 200ml de cerveza y 25ml de whisky).
CONSULTA DERMATOLÓGICA.
Para revisar lunares y manchas, y chequear que no hayan modificado su aspecto: colores diferentes o formas extrañas. Permite la detección temprana de cáncer de piel.
CONTROL ODONTOLÓGICO.
Para chequear la salud bucal y evitar complicaciones.
CONTROL OFTALMOLÓGICO.
En este caso, debe realizarse en los adultos a partir de los 40 años cada 2 años, siempre y cuando no haya antecedentes o factores que indiquen lo contrario.
Visitar al ginecólogo
"Los chequeos obligatorios para todas las pacientes, desde que empiezan a tener relaciones sexuales, son el papanicolau (PAP) y la colposcopia. Estos estudios deben realizarse una vez al año, obligatoriamente", recomienda el doctor Leonardo Imbriano, cirujano plástico y ginecólogo, miembro de la Sociedad Argentina de Ginecología Estética-Cosmética Biológica y Regenerativa (SARGE).
Otro de los chequeos obligatorio es el examen mamario. En el caso de que el especialista vea alguna alteración o sienta un nódulo u otra anormalidad, lo que va a hacer es: si la paciente es menor de 30 años, se pide una ecografía mamaria y si es mayor de 40 años se pide sí o sí una mamografía, ya que a partir de esta edad es obligatorio realizársela una vez por año. En el caso de que sean pacientes muy jóvenes, y presenten algún nódulo o riesgo de cáncer de mama por antecedentes familiares, se puede pedir ecografía y mamografía para poder complementar bien el estudio de las mamas.
"Hay que advertir que es muy frecuente que una de las dos mamas sea mayor que la otra, pero no es normal el crecimiento repentino de una de ellas. Sí hay que consultar cuando hay palpación de un bulto por pequeño que sea; secreción por el pezón (será de gran utilidad el fijarse en el color del mismo); alteraciones en la piel, como enrojecimientos, aumento de la temperatura o eczemas; alteraciones a nivel de la areola o del pezón, con ulceraciones o retracciones o si nota dolor en la mama y región pectoral", avisa el especialista y nos detalla en qué consiste cada estudio:
– PAPANICOLAU: se coloca el espéculo en la vagina y se toma una muestra de las células que están alrededor del cuello del útero, ya que esa es la zona donde en general se dan los casos de cáncer de cuello de útero, en su mayoría asociados a HPV. Luego, se manda la muestra a estudiar al laboratorio, donde el patólogo las mira por microscopio y observa si hay algún cambio que nos haga pensar que eso puede transformarse en un tumor o cáncer.
¿Qué es el HPV? Las verrugas genitales son pequeñas lesiones de crecimiento lento, que se pueden encontrar – en el caso de la mujer – en la vulva, la uretra, la vagina, el cuello uterino, dentro y alrededor del ano. Cabe destacar que las verrugas genitales son una infección de transmisión sexual. El virus que causa las verrugas genitales se llama virus del papiloma humano (HPV), del cual existen más de 70 tipos diferentes. Pero dentro de éstos, existen ciertos tipos que pueden conducir a cambios precancerosos, originando cáncer de cuello uterino. La infección con el virus del papiloma humano alrededor de los genitales es muy común y alrededor del 70% de las personas (mujeres y hombres) poseen el virus, aunque la mayoría son asintomáticos (ni siquiera tienen verrugas visibles, a pesar de tener el virus dentro de su cuerpo).
-COLPOSCOPIA: consiste en pintar con ácido acético el cuello del útero. Este ácido permite ver aquellas células que tienen algún tipo de alteración en su funcionamiento o fisiología, ya que por la acción del ácido tienden a cambiar el color. El médico mira el cuello del útero con una especie de microscopio y eso le permite notar si hay cambios o malignidad, en cuyo caso se realiza una biopsia.
-MAMOGRAFÍA: es una radiografía de las mamas donde se ve su estructura. También se pueden ver pequeñas microcalcificaciones (cuando las células tienden a aumentar su metabolismo, como las células cancerosas, nacen y mueren rápidamente. Lo que queda de esas células muertas son las microcalcificaciones, y crecen otras células al lado). Cuando esto sucede, la mama funciona de forma alterada y puede derivar en tumor. En ese caso, se hace una biopsia para poder mandarlo a estudiar.
El objetivo de ellos es disminuir el cáncer de mama y cáncer de cuello de útero. "También recomiendo un análisis de sangre donde se pueda estudiar el Hemograma (para ver si está anémica), Glucemia (para detectar diabetes), medir la Hipercolesterolemia, ya que hoy gran parte de los problemas de salud de la población son obesidad y diabetes; un perfil renal para evaluación clínica. Además, habría que revisar la glándula tiroides, por el notable aumento de casos con hipotiroidismo", aconseja Imbriano; y agrega: "otro estudio que considero muy importante es el de enfermedades de transmisión sexual, sobre todo en pacientes jóvenes, que pueden llegar tener múltiples parejas sexuales. En estos casos debería analizar si hay HIV, VDLR (sífilis), Hepatitis B (si no tiene la vacuna, obligarla a hacerlo) y Hepatitis C".
Ya sabés, invertí un par de días del año y chequeate. La prevención salva vidas.
SEGUÍ LEYENDO: