El “síndrome de Rebeca”: cuando los celos hacia la ex de tu pareja son incontrolables

Se trata de un fenómeno que refleja la inseguridad hacia las relaciones anteriores de un compañero de vida, analiza The Independent

El "síndrome de Rebeca", inspirado en la novela de Daphne du Maurier, alude a los celos y la inseguridad frente a las relaciones pasadas de una pareja, marcados por la comparación constante con un pasado idealizado

El término “síndrome de Rebeca” encuentra su origen en la célebre novela Rebeca, de Daphne du Maurier, publicada en 1938.

Este relato, adaptado numerosas veces para cine y televisión, narra la historia de una mujer anónima que se casa con Maxim de Winter, un viudo cuya difunta esposa, Rebeca, sigue ejerciendo una presencia omnipresente.

Según The Independent, a lo largo de la película de Netflix, la protagonista lucha con una sensación constante de inferioridad y celos hacia Rebeca, a quien percibe como una figura inalcanzable de perfección.

Trasladado a la realidad, este fenómeno psicológico fue definido como “celos retroactivos”, es decir, una obsesión irracional con las relaciones pasadas de una pareja.

No se trata de desconfianza hacia el presente, sino de un escrutinio constante y destructivo del pasado romántico o sexual de la pareja.

Según la terapeuta Jodie Cariss, cofundadora de Self Space, “este sentimiento de celos es tan extremo que se considera patológico, causando un comportamiento inaceptable, y sentimientos muy poderosos que no puedes controlar”, menciona en diálogo con el periódico británico.

Portada de la novela Rebeca, escrita por Daphne du Maurier, una obra icónica que explora los celos, la inseguridad y la influencia persistente del pasado en las relaciones humanas, elementos que dieron origen al término "síndrome de Rebeca"

Impacto de las redes sociales en la proliferación del “síndrome de Rebeca”

En plataformas como Instagram, Facebook y TikTok, el historial de relaciones pasadas de alguien puede estar disponible con tan solo unos clics, permitiendo que los usuarios se sumerjan obsesivamente en publicaciones, comentarios y fotografías de antiguas parejas.

El psicoterapeuta Toby Ingham señala que “Instagram suele ser parte de estas conversaciones” sobre celos retroactivos, ya que las plataformas digitales crean un archivo perpetuo del pasado que se convierte en objeto de escrutinio.

Este fenómeno no es nuevo: desde los años noventa, plataformas como Facebook ya permitían “vigilar” al ex de una pareja.

Las redes sociales, al facilitar el acceso al historial de relaciones pasadas, potencian la obsesión y el escrutinio constante, amplificando la inseguridad que define a este fenómeno (Imagen Ilustrativa Infobae)

Como explica Jodie Cariss, “las personas que conocemos bien y con las que estamos cerca son mucho más humanas para nosotros. Sin embargo, la idea de alguien sin ninguna cercanía o intimidad real puede parecer de otro mundo, inalcanzable, quizás perfecta”. Este contraste puede llevar a la erosión de la autoestima y a una percepción distorsionada.

Efectos psicológicos y emocionales

Una de las características más dañinas del síndrome es la tendencia a idealizar a las exparejas.

En el ámbito emocional, el síndrome puede provocar ansiedad constante, pensamientos intrusivos y sentimientos de celos desproporcionados.

Estos sentimientos no solo afectan a la persona que los experimenta, sino también a la pareja y a la dinámica de la relación.

Según expertos, "plataformas como Instagram han intensificado la comparación constante y han alimentado los celos retroactivos, facilitando la idealización de las relaciones pasadas (Imagen Ilustrativa Infobae)

En casos extremos, el síndrome de Rebecca puede sabotear relaciones a largo plazo e incluso matrimonios.

Toby Ingham, psicoterapeuta, enfatiza que este problema “es totalmente responsabilidad de quien lo experimenta”, ya que está ligado a conflictos internos que no se resuelven abordando a la pareja, sino explorando las propias vulnerabilidades.

<i>Rebecca</i>, un retrato en pantalla

La versión de Rebeca llevada a la pantalla por Netflix, bajo la dirección de Ben Wheatley, ofrece una interpretación visual de los celos y la inseguridad que alimentan el llamado “complejo de Rebecca”.

En esta adaptación, la segunda señora de Winter enfrenta una constante comparación con Rebeca, la primera esposa de su marido, cuya presencia parece impregnar cada rincón de Manderley, la mansión donde transcurre la historia.

A medida que la protagonista se esfuerza por encontrar su lugar en un entorno dominado por el recuerdo de una mujer idealizada, la narrativa explora los efectos psicológicos de las relaciones pasadas en las dinámicas presentes.

La película destaca cómo la percepción de perfección y éxito de Rebecca, reforzada por quienes la conocieron, se convierte en una carga emocional para la nueva esposa, atrapada en un ciclo de comparación y autoevaluación.

Esta atmósfera tensa y emocional conecta directamente con las raíces del fenómeno moderno del “síndrome de Rebeca”, donde las inseguridades hacia el pasado sentimental de una pareja encuentran nuevas formas de manifestarse, incluso en la era digital.

La adaptación de Rebeca en Netflix revive la historia de celos y obsesiones planteada por Daphne du Maurier, explorando cómo la sombra del pasado puede influir en las relaciones presentes y marcando una conexión con el fenómeno conocido como "síndrome de Rebeca"

Además, la película cuenta con una duración de dos horas donde la trama te culmina. Superar el “síndrome de Rebeca” requiere reconocer que el problema radica en las propias inseguridades y no en el pasado de la pareja.

Trabajar con un terapeuta puede ayudar a identificar las raíces emocionales de los celos, como problemas de apego de la infancia.

La protagonista de Rebeca en Netflix, interpretando a la segunda señora de Winter, refleja la lucha interna de inseguridades y celos al vivir bajo la sombra de la idealizada primera esposa, Rebeca

Por otro lado, se recomienda evitar redes sociales y foros tóxicos que perpetúan la comparación y fomentar prácticas que fortalezcan la autoestima, como el mindfulness o la autorreflexión. Adoptar una actitud de curiosidad hacia uno mismo en lugar de culpar a la pareja es clave.