Conservar la ropa en óptimas condiciones puede reducir el consumo de energía y agua, además de contribuir a minimizar el impacto ambiental del ciclo de lavado. En primer lugar, cuando una prenda presenta manchas aisladas, se puede optar por una técnica localizada en lugar de poner toda la prenda en la lavadora.
Según The Guardian, en lugar de dejar que la mancha se asiente en la ropa dentro del cesto, se recomienda actuar rápido sobre el área afectada con una esponja o cepillo humedecido con detergente o quitamanchas. Esta acción evita que el resto de la prenda sufra desgaste innecesario y disminuye el consumo de energía y agua. Además, este método es especialmente útil para tratar manchas comunes, como las de comida, sin someter a la prenda a un lavado completo.
Asimismo, para optimizar el lavado en máquina, se aconseja no sobrecargar el tambor, permitiendo que las prendas se muevan libremente y el detergente actúe de manera uniforme. Este truco se basa en la idea de llenar el tambor solo hasta las tres cuartas partes de su capacidad, como explica Hubbub. Evitar que el tambor esté completamente lleno permite que el agua y el detergente puedan alcanzar todas las áreas de la ropa y logre así una limpieza más eficaz sin necesidad de ciclos adicionales.
Otro punto clave es la dosificación correcta de detergente, ya que usar en exceso este producto puede dejar residuos en las fibras que les dan un aspecto rígido y opaco. Excederse en la cantidad de detergente, además de ser ineficaz, puede ocasionar que partículas de suciedad se queden atrapadas en el tejido, haciendo que las prendas se vean menos limpias y obligando a un mayor número de lavados. The Guardian sugiere que la mejor práctica es seguir las instrucciones del envase y no aplicar dosis extras, ya que una cantidad adecuada contribuye a mantener la suavidad y el color de las prendas.
En cuanto al secado, expertos de Real Simple concuerdan en que el secado al aire libre es preferible al uso de secadoras, las cuales son conocidas por desgastar las fibras y acortar la vida útil de la ropa. Estas son grandes consumidoras de energía y además el calor y la fricción que generan pueden causar daños visibles como el encogimiento, la pérdida de color y el desgaste de los tejidos.
En cambio, dejar las prendas al aire libre permite que se sequen de manera más natural y reduce la exposición a temperaturas extremas, contribuyendo a conservar la textura y los colores de los tejidos. Además, la luz solar puede funcionar como un blanqueador natural para prendas claras, ya que los rayos UV son capaces de descomponer manchas y residuos, proporcionando un efecto de limpieza adicional sin productos químicos.
Por otro lado, otro truco para mantener la ropa en buen estado es reducir la frecuencia de los lavados. Este enfoque se centra solo cuando sea necesario, lo cual permite que las fibras se mantengan en buen estado por más tiempo y reduce la liberación de microfibras plásticas, presentes en muchas prendas sintéticas. La idea, expuesta por Hubbub, consiste en reutilizar la ropa siempre que sea posible, permitiendo que se airee entre cada uso en lugar de lavarla cada vez. Esta práctica disminuye el desgaste de las fibras, especialmente en telas como el algodón y los tejidos delicados.
Para optimizar el ciclo de lavado, se recomienda además usar temperaturas bajas y ciclos suaves. Tal como lo explica Hubbub, el lavado a 30 °C minimiza el desgaste de las telas y reduce considerablemente la emisión de microfibras sintéticas en el agua, las cuales terminan contaminando ecosistemas acuáticos. Las temperaturas bajas permiten que las prendas mantengan sus colores y estructura sin someterse a cambios drásticos, al mismo tiempo que ahorran energía en el proceso.
Otra sugerencia de Real Simple es prestar atención a los símbolos de lavado que aparecen en las etiquetas de cada prenda, los cuales proporcionan instrucciones detalladas sobre cómo lavar, secar y planchar cada tipo de tejido de manera segura. A menudo ignorados, estos símbolos resultan ser claves para preservar la apariencia original de la ropa, ya que indican si las prendas pueden ser lavadas en agua caliente o fría, si soportan el secado en máquina o si requieren planchado a baja temperatura. Entender estas indicaciones es fundamental para prolongar la vida de las prendas y evitar el deterioro prematuro.