La tecnología y las redes sociales transformaron profundamente la manera de relacionarse con el mundo. Pero también trajeron nuevos riesgos, tanto para la salud mental como para la calidad del tiempo libre. Este año, segúnr eseña un artículo de la revista Time, Oxford University Press seleccionó “brain rot” (“podredumbre mental”) como la palabra - en realidad son dos- del año.
En su anuncio, la editorial destacó que el término hace referencia a la “supuesta degradación del estado mental o intelectual de una persona” como resultado de la sobreexposición a material poco desafiante.
El término fue elegido después de una consulta pública, superando otras cinco finalistas: “dynamic pricing” (un modelo de precios variables), “lore” (sabiduría o conocimiento tradicional), “romantasy” (una mezcla de romance y fantasía), “slop” (contenido superficial) y “demure” (tímido o modesto).
Para Casper Grathwohl, presidente de Oxford Languages, “brain rot” se convirtió en una palabra clave en la conversación cultural sobre los peligros de la vida virtual, especialmente en cuanto al impacto que tiene en el uso del tiempo libre y la salud mental. El término refleja una reflexión crítica sobre cómo la tecnología y el consumo de contenidos afectaron las capacidades cognitivas y emocionales de las personas.
En cuanto al origen del término, “brain rot” no es un concepto reciente. Según Oxford, la primera mención documentada de esta expresión data de la obra Walden (1854) de Henry David Thoreau, quien reflexionaba sobre el estado de la sociedad en su época. Thoreau escribió: “Mientras Inglaterra se esfuerza por curar la podredumbre de las papas, ¿no se debería hacer lo mismo con la podredumbre del cerebro, que prevalece mucho más ampliamente y fatalmente?”.
La crítica de Thoreau era filosófica, pero el término cobró relevancia en tiempos recientes, especialmente entre Generación Z y Generación Alpha, quienes lo adoptaron con un toque irónico y autocrítico. En las redes sociales, estas generaciones reconocen el impacto negativo de la tecnología en su bienestar mental, mientras lo usan en conversaciones cotidianas para describir el “daño” causado por las distracciones digitales.
Como observó Grathwohl, el hecho de que las generaciones más jóvenes amplifiquen el uso de “brain rot” a través de las mismas redes sociales que alimentan este fenómeno, refleja una autoconciencia que añade un matiz interesante al concepto. “Demuestra una cierta auto ironía sobre el impacto perjudicial de las redes sociales que heredaron”, añadió el presidente de Oxford Languages.
Este año, Oxford conmemora el 20 aniversario de su selección anual de la palabra que define el espíritu de los tiempos. A lo largo de estas dos décadas, las elecciones reflejaron los cambios sociales y culturales, especialmente la forma en que la tecnología y la vida virtual moldearon la realidad.
En los últimos años, las palabras del año incluyeron “rizz” (2023), un término de la Gen Z para describir el carisma, y “goblin mode” (2022), que aludía a una actitud perezosa y autoindulgente, resultado del confinamiento por la pandemia. En 2021, en plena crisis sanitaria, la palabra elegida fue “vax”, relacionado con las vacunas contra el COVID-19.
Otras publicaciones eligieron sus propias palabras del año, reflejando temas contemporáneos igualmente significativos. Collins Dictionary, por ejemplo, eligió “brat”, un término inspirado en el álbum de Charlie XCX que representa una actitud confiada e independiente. Cambridge Dictionary seleccionó “manifest”, un concepto vinculado a la idea de imaginar lo que se desea lograr, aunque sin base científica.
Por su parte, Macquarie Dictionary optó por “enshittification”, que describe el deterioro gradual de los servicios, particularmente en plataformas en línea, como resultado de la avaricia corporativa. The Economist se inclinó por “kakistocracy”, un término que critica los gobiernos liderados por los peores.
Estas elecciones reflejan preocupaciones relacionadas con el impacto de la tecnología y además la creciente crítica a los sistemas políticos, económicos y culturales actuales. La diversidad de los términos elegidos muestra cómo la evolución de las palabras captura las tensiones de un mundo cada vez más interconectado, donde la tecnología y los problemas sociales coexisten y se amplifican mutuamente.