El mate, más que una infusión, es un símbolo de la cultura argentina. Desde las provincias más al norte hasta las ciudades más al sur, el mate se disfruta en reuniones sociales, momentos de descanso o incluso como una necesidad diaria. Con su sabor amargo, su preparación ritual y su carga simbólica, el mate se convirtió en un emblema de la identidad nacional. Es la bebida que une a amigos, familias y hasta desconocidos, generando un lazo de camaradería que trasciende generaciones. En Argentina, compartir un mate se volvió una costumbre tan arraigada que se celebra anualmente, como un tributo a esta tradición. Y precisamente hoy, 30 de noviembre, se conmemora el Día Nacional del Mate, una fecha que invita a rendir homenaje a esta costumbre.
¿Por qué el 30 de noviembre se celebra el Día Nacional del Mate?
El 30 de noviembre fue elegido como el Día Nacional del Mate debido a un hecho histórico clave: en 2015, esa fecha fue designada por ley como el día oficial de la celebración en todo el país. La decisión fue promovida por el Senado argentino, con el objetivo de reconocer y promover el valor cultural, social y económico del mate en la vida de los argentinos. La fecha no es casual; coincide con la fecha de la fundación de la “Asociación de Productores de Yerba Mate” (APYM) en 1967, una organización que trabaja para mejorar las condiciones de los productores y la comercialización de la yerba mate en el país.
El mate es un elemento central en la vida social de Argentina, y el Día Nacional del Mate tiene como propósito visibilizar su importancia tanto en el consumo interno como en las exportaciones. Según el Instituto Nacional de la Yerba Mate (INYM), en 2022 Argentina produjo más de 600.000 toneladas de yerba mate, y el consumo nacional fue de alrededor de 120 litros por persona al año. Este consumo refleja una tradición y un negocio clave para la economía argentina.
¿Cuál es el origen del mate?
El mate tiene sus raíces en los pueblos originarios del noreste de Argentina, como los Guaraníes, quienes cultivaban la planta de yerba mate, llamada Ilex paraguariensis, de la que extraían sus hojas para preparar una infusión con propiedades estimulantes. En esa época, la yerba mate era consumida en una calabaza, conocida como mate, y se compartía en ceremonias de comunión y entre amigos, lo que se mantiene como tradición hoy en día.
Con la llegada de los colonizadores españoles en el siglo XVI, la yerba mate comenzó a expandirse hacia otras regiones del continente. Los primeros europeos que probaron el mate fueron los jesuitas, quienes al reconocer sus propiedades medicinales y energizantes, comenzaron a cultivarlo y a comercializarlo en la región. Con el tiempo, la costumbre de beber mate se fue extendiendo en Argentina y en otros países como Uruguay, Paraguay y Brasil, cada uno adaptando su propia forma de preparación.
A lo largo de los siglos, el mate atravesó diferentes etapas, desde ser un símbolo de resistencia en momentos históricos de lucha hasta convertirse en una tradición cotidiana. A día de hoy, sigue siendo la bebida más popular en Argentina y parte indispensable de la vida social y cultural.
Cómo preparar el mate de forma correcta
El mate tiene una preparación tradicional que puede variar según la región y el gusto personal de quien lo prepare. A continuación, te explicamos las principales formas de preparar el mate de forma correcta:
- Usar la yerba mate adecuada: para un buen mate, se debe utilizar yerba mate de calidad. Las yerbas más comunes son las tradicionales (con o sin palo), las compuestas (con hierbas o sabores añadidos) y las despaladas (sin palo, solo hojas). La elección depende del gusto personal.
- Llenar la calabaza (mate): llenar la calabaza hasta 2/3 de su capacidad con yerba mate. Inclinar la calabaza en ángulo de unos 45 grados para que la yerba repose en las paredes, formando una especie de pared dentro del recipiente.
- Agregar agua tibia: colocar agua a una temperatura de entre 60 y 70°C, lo suficiente para mojar las hojas de yerba sin llegar a hervir. Este primer paso ayuda a liberar los sabores de la yerba. Verter el agua en la parte baja de la calabaza, donde la yerba se encuentra más compacta.
- Introducir la bombilla: después de humedecer la yerba, insertar la bombilla (el tubo metálico con filtro) en la yerba, asegurándose de que el filtro quede sumergido en el líquido, pero sin tocar el fondo de la calabaza.
- Verter agua caliente: rellenar la calabaza con agua caliente, pero no hirviendo, y permitir que el mate repose durante unos segundos antes de beber. El mate está listo cuando la bombilla comienza a succionar el líquido.
- Compartir el mate: el ritual del mate se caracteriza compartirlo. El que prepara el mate se llama “cebador”, y es quien le ofrece el mate al resto de los participantes. Cada persona debe beber el contenido del mate de una sola vez, devolviendo la calabaza al cebador para que este prepare otro mate.
- Repetir el proceso: el mate puede ser recargado varias veces. Cuando el agua ya no tiene sabor, se dice que el mate se “lavó”. En ese momento, se puede reemplazar la yerba o preparar uno nuevo.