Cómo cultivar un árbol de eucalipto en casa

El eucalipto es un árbol originario de Australia. Se caracteriza por su rápido crecimiento y gran altura: hay registros históricos de hasta 100 metros. Sus hojas son perennes, colgantes y aromáticas, con un tono verde azulado debido a la presencia de ceras y aceites esenciales.

Es por el aceite de sus hojas que tiene varios usos medicinales. Las cremas o aceites de esta especie de árbol son antiinflamatorias para el cuerpo, así como también ayuda para las afecciones de la piel como el acné y la dermatitis. Además, en las épocas en la que los mosquitos invaden las casas, suele ser un gran repelente natural.

Cultivar un árbol de eucalipto requiere tomar ciertas precauciones para garantizar su crecimiento óptimo. Según las recomendaciones de la prestigiosa Royal Horticultural Society (RHS) del Reino Unido, la elección de la variedad apropiada es fundamental.

Se debe seleccionar la especie de eucalipto que mejor se adapte al clima de la región donde se plantará. Algunas especies son más resistentes a las bajas temperaturas, mientras que otras prosperan en climas cálidos y secos. Se debe investigar cuál es la más adecuada para las condiciones climáticas de la zona.

Los primeros meses tras la plantación son cruciales. Se debe regar profusamente y con constancia para favorecer el arraigo. Una vez afianzado, este árbol resistirá bien la sequía. También se aconseja colocar una capa de mantillo en la base, cuidando que no toque el tronco para evitar enfermedades. Así retendrás humedad y controlarás malezas.

La poda periódica es indispensable para modelar su porte y vigor. En primavera y verano, elimina ramas dañadas o débiles con podas ligeras. Si se prefiere un follaje más denso, intensifica los cortes, pero hay que hacerlo de forma progresiva para no generar estrés excesivo. Aunque tolera podas drásticas, es mejor ir poco a poco.

Aunque resistentes, los eucaliptos pueden ser atacados por plagas como pulgones o enfermedades como la roya. Hay que revisarlos con frecuencia y tratar cualquier incidencia de inmediato para preservar su salud.

El eucalipto prospera en lugares con abundante exposición solar. Estas plantas requieren mucha luz para un crecimiento óptimo. Es esencial asegurar que el suelo cuente con un buen drenaje, ya que los eucaliptos prefieren suelos ligeramente ácidos a neutros. Si bien toleran diversos tipos de suelo, no se desarrollan bien en terrenos pesados o con exceso de retención de agua.

Antes de plantar, es recomendable enriquecer el suelo incorporando materia orgánica como compost o estiércol bien descompuesto. Esto contribuye a retener los nutrientes y mejora la estructura del suelo, brindando condiciones propicias para el óptimo desarrollo de los eucaliptos.

Según la Food and Agriculture Organization (FAO), de las Naciones Unidas, el eucalipto tardará unos pocos años en alcanzar los 10 metros: “En condiciones favorables, los eucaliptos, pueden crecer a partir de una pequeña plántula hasta árboles de 10 m o más en altura en 2 años”.

“Cada año la parte superior de la corona crecerá en altura quizá 5 m y producirá cuatro o aun cinco órdenes de ramas”, cerró la explicación de la organización internacional.

Los eucaliptos jóvenes necesitan riego más frecuente que los adultos. Es clave mantener la tierra levemente húmeda, sin excesos. Para los ejemplares jóvenes, regar semanalmente suele ser adecuado, mientras que cada dos semanas alcanza para los maduros. No obstante, existen excepciones según el clima y el tipo de suelo. La regla es revisar la tierra antes de regar: si está seca al tacto, es momento de aplicar agua.