¿Cuándo empezamos a envejecer? ¿Es posible sentirse joven a los 70 años? ¿Cuándo una persona es considerada mayor? ¿Cómo se alcanza la longevidad? Hoy 1 de octubre se conmemora el Día Internacional de las Personas de Edad, una fecha que invita a reflexionar sobre estas preguntas y muchas otras vinculadas a la situación de las personas mayores en el mundo y las percepciones que tenemos sobre la edad.
Sin embargo, algo curioso sucede: a pesar del paso del tiempo, las personas rara vez se reconocen como mayores. Las figuras del espectáculo son un claro ejemplo, desde Paul McCartney que, a los 82 años, sigue de gira alrededor del mundo, hasta Susana Giménez, quien recientemente, en una entrevista con el presidente, preguntó si estaba pensando medidas para los “viejitos”, cuando ella misma tiene 80 años.
Este fenómeno muestra el “ser mayor” se proyecta siempre hacia “el otro”, plantea interrogantes importantes sobre cómo percibimos la edad. A medida que crecemos, nuestras percepciones sobre la juventud y la longevidad cambian de formas inesperadas.
Según la ONU, para 2030 la Generación Silver, aquellos de más de 50 años, alcanzará las 2.374 millones de personas, lo que representará más del 27,6% de la población mundial.
En Argentina, según datos de Voices Consultancy, las personas dejan de sentirse jóvenes alrededor de los 41 años y comienzan a percibirse como mayores a los 54. Este dato revela mucho sobre la forma en que la cultura y las expectativas sociales moldean nuestra percepción del paso del tiempo. A pesar de los avances en salud y la mayor esperanza de vida, los argentinos tienden a sentir que su juventud se agota temprano.
Este fenómeno podría explicarse por varios factores. Primero, las expectativas culturales y la presión de mantener una imagen joven juegan un rol clave, sobre todo en una sociedad que valora enormemente la vitalidad y el éxito ligado a la juventud.
Además, la presión laboral también contribuye: a partir de los 40 años, muchas personas enfrentan mayores dificultades en el mercado laboral, lo que refuerza la sensación de envejecimiento prematuro.
A nivel económico, la incertidumbre y el estrés financiero a menudo limitan la percepción de futuro, acortando el horizonte vital. En lugar de visualizar una vida de oportunidades, muchos sienten que el tiempo para alcanzar sus metas se agota rápidamente.
Edad cronológica vs. edad biológica
En los últimos años, la ciencia ha avanzado en la comprensión de que la edad cronológica —la cantidad de años que vivimos— no siempre refleja con precisión el estado de nuestro cuerpo. Esto ha llevado al concepto de edad funcional o biológica, que se refiere a cómo envejecen realmente nuestros órganos y sistemas.
Uno de los descubrimientos más fascinantes en este campo es el del reloj epigenético, un mecanismo que mide los cambios en la expresión de nuestros genes a lo largo del tiempo y puede predecir la edad biológica con mayor precisión.
El reloj epigenético toma en cuenta factores como el estilo de vida, el estrés, la dieta y el entorno, y es capaz de mostrar que, aunque dos personas tengan la misma edad cronológica, una de ellas puede tener un cuerpo biológicamente más joven o más viejo que la otra. Esta medición no solo desafía la forma en que pensamos sobre el envejecimiento, sino que también abre la puerta a intervenciones personalizadas para ralentizar el proceso de envejecimiento y mejorar la calidad de vida en edades avanzadas.
La edad funcional se está convirtiendo en un indicador clave del verdadero estado de salud de una persona, dejando en evidencia que la edad que aparece en nuestro DNI es solo una parte de la historia.
El edadismo y la discriminación silenciosa
El edadismo es la discriminación que ocurre cuando utilizamos la edad para clasificar y dividir a las personas, generando desventajas o injusticias. Este tipo de discriminación no solo afecta a las personas mayores, sino también a los jóvenes.
En sociedades como la argentina, donde el valor de la juventud está profundamente arraigado, esta forma de discriminación puede ser particularmente fuerte, generando estereotipos y expectativas limitantes para quienes cruzan el umbral de los 50. Como muestran diversos estudios, crecer no es algo catastrófico.
Ashton Applewhite es una reconocida escritora, activista y una de las voces más influyentes en la lucha contra el edadismo. Su trabajo busca cambiar la narrativa dominante sobre el envejecimiento, desafiando estereotipos y prejuicios que afectan tanto a las personas mayores como a la sociedad en general. En su libro “This Chair Rocks: A Manifesto Against Ageism”, Applewhite denuncia cómo el edadismo está profundamente arraigado en nuestras culturas y sistemas, desde los medios de comunicación hasta las políticas públicas, afectando negativamente la percepción que tenemos del paso del tiempo.
La escritora sostiene que el edadismo no solo margina a las personas mayores, sino que también nos perjudica a todos al fomentar el miedo a crecer, bajo la creencia de que ser joven es el único valor que cuenta. Para ella, envejecer es una parte inevitable y valiosa de la vida, y debemos aprender a verlo de manera positiva.
La percepción de la edad es fluida, y es importante entender que envejecer no es una tragedia, sino una oportunidad para seguir creciendo. En lugar de ver el paso del tiempo como un periodo de declive, deberíamos celebrar las posibilidades que trae consigo una vida más larga. El desafío está en cambiar la perspectiva junto a la narrativa.
Es fundamental promover la noción de la longevidad como un privilegio que debe ser abrazado. De esto se trata el evento que tendrá lugar el próximo 22 de octubre “El nuevo mapa de la vida” organizado por el Silver Economy Forum LATAM en el CCK.
*Andrea Falcone es abogada previsional, cofundadora y presidente de Silver Economy Forum LATAM.