Las esponjas de cocina son herramientas indispensables para mantener la vajilla y superficies limpias. Sin embargo, son también un caldo de cultivo para bacterias y microorganismos que pueden representar un riesgo para la salud de las personas. Por ello, es crucial saber cuándo y cómo reemplazarlas y mantenerlas adecuadamente.
Cada cuanto se recomienda cambiar la esponja de la cocina
Se recomienda cambiar la esponja de la cocina cada 15 días como máximo para evitar la proliferación de bacterias y posibles infecciones. Este período de tiempo es el sugerido por diversos estudios, sin embargo, puede variar en función del uso y los cuidados que se le de.
Es importante estar atento a ciertas señales que indican que la esponja debe ser reemplazada antes de cumplirse ese plazo:
Fibras separadas: Cuando las fibras comienzan a desprenderse de la esponja, es una señal clara de que ya está desgastada y debe cambiarse.
Decoloración: La pérdida del color original de la esponja es un signo de su deterioro y envejecimiento.
Deformación y suavidad excesiva: Una esponja deformada o que ha perdido su firmeza y textura abrasiva inicial ya no es eficiente para la limpieza.
Formación de bolitas o rollitos: La aparición de pequeñas bolitas o enredos de fibra indica un desgaste avanzado de la esponja.
Mal olor: Si la esponja desprende un olor desagradable o a humedad, es porque alberga una gran cantidad de bacterias y microorganismos.
Sensación pegajosa: Una esponja pegajosa al tacto es señal inequívoca de que debe desecharse.
Puntos negros o blancos: La presencia de puntos o manchas oscuras o blanquecinas en la fibra delata la acumulación de moho y otros microorganismos.
Las bacterias que puede transmitir la esponja de la cocina
Las esponjas de cocina pueden albergar más bacterias que un inodoro, incluyendo cinco de los diez grupos más comunes y con potencial patógeno para ocasionar infecciones, según un estudio realizado por la Universidad de Justus Liebig en Alemania.
Entre las bacterias más usuales que se encuentran en las esponjas están Acinetobacter, Chryseobacterium, Enhydrobacter, Enterobacteriaceae y Pseudomonas. Aunque la mayoría no son patógenas, existe el riesgo de contaminación cruzada con bacterias peligrosas como Escherichia coli y Salmonella.
E. coli es una bacteria que normalmente habita en el intestino de los seres humanos y animales, pero algunas cepas pueden causar enfermedades graves. La cepa E. coli O157:H7 produce una toxina que causa diarrea sanguinolenta, cólicos abdominales y, en casos graves, falla renal. Los ancianos, niños y personas con sistemas inmunológicos debilitados son más susceptibles a desarrollar una enfermedad grave.
Salmonella es una bacteria que se encuentra comúnmente en los intestinos de aves, reptiles y mamíferos. La salmonelosis, enfermedad causada por esta bacteria, provoca diarrea, fiebre, calambres abdominales y vómitos. En casos graves, puede causar deshidratación severa y propagarse desde los intestinos a la sangre, pudiendo ocasionar muerte si no se trata adecuadamente. Afecta principalmente a ancianos, niños y personas con sistemas inmunológicos comprometidos.
Como cuidar la esponja de la cocina
Para prolongar la vida útil de la esponja y evitar la proliferación de bacterias, se recomienda:
- Retirar los restos de comida con una servilleta antes de lavar los platos.
- Exprimir bien la esponja después de usarla y no dejarla sumergida en agua.
- Lavar la esponja con una solución de agua y cloro (9:1) durante al menos 30 segundos.
- Remojarla en vinagre toda la noche y secarla al sol al día siguiente.
- Hervir las esponjas y trapos una vez a la semana.
- Optar por esponjas de fibras naturales y biodegradables.
Consejos para lavar los platos rápido y bien
- Llenar la pileta con agua caliente y un poco de detergente.
- Frotar los platos con un estropajo o esponja para remover la suciedad.
- Enjuagar bien con agua limpia para eliminar los residuos de detergente.
- Secar los platos con un paño limpio y seco, o dejarlos escurrir.
- Cambiar el agua de la pileta regularmente para evitar acumulación de suciedad.
- Priorizar lavar primero los platos menos sucios y dejar los más grasosos al final.
- Utilizar un cepillo para limpiar los restos de comida endurecidos.
- Lavar los utensilios de cocina por separado, especialmente los que han estado en contacto con carnes crudas.