No hace falta saber de vinos para disfrutar un gran vino, pero quizás si para apreciar todos sus matices y detalles que hay en los vinos de lujo; la mejor expresión que cada bodega pueda hacer. En el mundo, muchos de ellos son los “Grand Cru Classés” franceses, admirados durante siglos, se han convertido en verdaderas obras de arte bebibles, codiciadas por coleccionistas y consumidores exigentes alrededor del mundo.
Cru significa lugar, y su gran importancia en el vino, radica en que un lugar no se puede copiar, como sí los demás aspectos que forman parte del proceso productivo de un vino: variedad de uva, método, crianza, asesor, estilo, etc. Pero el lugar es único, aunque no todos los viñedos logren tamaña consideración. Para ello deben estar en lugares especiales con suelos que sean más que aptos para el cultivo, ya que deben ser ricos en sus composiciones (minerales, nutrientes, etc.). El clima también es clave para lograr la madurez óptima de las bayas, y las variedades de uva bien elegidas en función de las condiciones del entorno.
Una vez obtenida una gran uva, se puede aspirar a lograr un gran vino. Pero un gran vino no solo tiene que ver con un lugar o con la calidad, también con una historia. Y esa historia debe ser consistente, porque el paso del tiempo juega un rol fundamental en el prestigio de un vino. Por eso, un vino de lujo debe además trascender el tiempo, 20, 30, 40 años, o más.
Se puede decir que uno de los diez vinos más prestigiosos del mundo es el Cheval Blanc, un Grand Cru Classé A de Saint Emilion; uno de los tintos más famosos del mundo, y quizás el vino de mayor producción en su categoría. Esta también es parte de la calve del éxito de un vino, ya que es muy fácil hacerse de un nombre con pocas botellas. Lo difícil es defenderlo cosecha tras cosecha con una producción importante tal que se pueda disfrutar en todos los rincones del planeta.
¿Y qué tiene que ver esto con la Argentina? Por suerte mucho. Porque desde 1999, Cheval Blanc decidió invertir su experiencia y prestigio en un emprendimiento mendocino. Hacia fines del siglo pasado el grupo de marcas de lujo LVMH (Möet Hennessy Louis Vuitton), que ya era propietaria en nuestro país de Chandon y la bodega Terrazas de los Andes, decide crear un “Grand Cru de los Andes”, es decir un gran vino argentino, con alma bordelesa.
Nacimiento de un vino de excepción
Cuenta la historia que, en una de las tantas recorridas de viñedos de Roberto de la Mota (enólogo original del proyecto) junto a Hervé Birnie-Scott y a Pierre Lurton, (director general de Cheval Blanc), pasó algo diferente. En un antiguo viñedo de Malbec puro, pre filoxérico y con pie franco, plantado en 1929 (según la documentación, aunque se cree que puede ser anterior) en Las Compuertas, al pie de la Pre-Cordillera, Pierre Lurton sintió algo que lo movilizó, en ese paisaje que los rodeaba, en esa viña tradicional con riego por surcos y viejas plantas, pero con un carácter de uva propio.
Al día siguiente, degustando de los tanques los vinos recién elaborados de la cosecha 1999, se sorprendió con un Malbec en particular, sobre todo por su frescura natural distintiva. Casualidad que se transformaría rápidamente en causalidad, ese vino había sido elaborado con uvas de esa pequeña vieja finca que tanto lo había impactado. Y Pierre no dudó, había llegado el momento de crear el Primer Grand Cru Classé de la Argentina, porque así nacen los grandes vinos del mundo, de un lugar especial.
Desde aquel fundacional Cheval 1999 al flamante 2021, pasaron más de veinte vinos. En sus comienzos, la idea era reflejar el lugar, pero con la influencia francesa. Por eso la base era Malbec (Argentina), complementada con Cabernet Sauvignon (Francia). Y con el paso del tiempo y el mejor manejo de los viñedos, este blend fue ganando en precisión, por más que en algunos años, otras variedades se sumaron a la composición: Merlot, Cabernet Franc y Petit Verdot, por ejemplo.
Los hacedores fueron rotando, pero la filosofía y el manejo no, simplemente se iba afinando cosecha tras cosecha. Y desde la llegada de Lorenzo Pasquini en 2012, Cheval Blanc tomó las riendas del vino, ya que, si bien la idea siempre había sido hacer un Cheval Blanc “argentino”, la evolución de los vinos nacionales exigía un mayor nivel de precisión en pos de lograr esos pequeños detalles que hacen las grandes diferencias en los mejores vinos. Por aquel entonces, la idea central era lograr una mayor frescura de la mano de la acidez natural. Y para ello contó con el apoyo total y asesoramiento del equipo de Cheval Blanc, que visita desde entonces cuatro veces al año la bodega, con Pierre Olivier Clouet a la cabeza. Esto evidencia que el entusiasmo sigue intacto como desde 1999 y que el potencial del Malbec mendocino sigue siendo desconocido.
Desde la cosecha 2018 está al frente el enólogo bordelés Gerald Gabillet, y está llevando el vino a un nuevo nivel. No solo por todo el trabajo que se hace en las dos fincas, sino porque quiere poner el foco en el Cabernet Sauvignon, siempre acompañándolo con Malbec. Porque en la búsqueda de la fineza, la frescura y la elegancia a través del tiempo, el Cabernet Sauvignon es clave, y si hay en un vino que los bordeleses tienen experiencia es en el Cabernet Sauvignon.
Pero también poseen una gran experiencia en el arte del ensamblaje, seleccionando cuidadosamente vides de distintos lugares para lograr un vino de extraordinaria complejidad. El enfoque vitivinícola detrás de este vino es notable, combinando dos terroirs muy distintos con dos variedades legendarias, Malbec y Cabernet Sauvignon, con el propósito de crear un vino de gran complejidad.
El Cheval des Andes se produce a partir de dos viñedos excepcionales que, con sus 47 hectáreas, aportan una complejidad única. Los viñedos de Las Compuertas, ubicados a 1070 metros sobre el nivel del mar en Luján de Cuyo, son el corazón histórico de este vino, con vides de Malbec plantadas en 1929. Allí, un clima seco y una significativa amplitud térmica permiten que las uvas desarrollen una notable riqueza aromática y suavidad. El viñedo de Altamira, en el Valle de Uco, situado a 1150 metros, completa este mosaico de terroirs, con una mayor frescura y taninos refinados. Aquí, las vides de Malbec, plantadas en 1945, producen uvas con una gran calidad aromática, favorecida por los suelos aluvionales y el drenaje natural.
El concepto de “Alta Viticultura” es hoy la guía de Cheval des Andes, fundamentado en tres pilares claves: la viticultura de precisión, el manejo agroecológico de sus viñedos y la valorización de su equipo mediante un enfoque de producción que valora lo artesanal. Esto garantiza una intervención minuciosa y respetuosa del entorno natural, y promueve prácticas sostenibles que preservan la biodiversidad y la salud del suelo, buscando de esta forma preservar el terroir para futuras generaciones.
Características del vino cosecha 2021
Una de las cosas que un gran vino debe respetar, además de su sentido de lugar, es la característica del año. El Cheval des Andes 2021, está conformado por un 49% de Cabernet Sauvignon, 48% de Malbec y un 3% de Petit Verdot, y refleja la esencia de un año fresco y lluvioso en la viticultura mendocina. Después de una temporada extremadamente cálida como la de 2020, el ciclo 2021 comenzó con la brotación en septiembre, casi 15 días más tarde que el año anterior.
Afortunadamente, el desarrollo continuó sin grandes contratiempos climáticos, gracias a temperaturas moderadas y un mes de febrero fresco acompañado de lluvias intensas. Estas condiciones permitieron una maduración gradual tanto en términos de azúcares como de características organolépticas, lo que posibilitó cosechar cada parcela en su punto óptimo.
El resultado: una gran riqueza aromática y una elegancia sobresaliente en el vino. “Cheval des Andes 2021 expresa plenamente las características de la añada. Sin duda seguirá siendo el vino más delicado y elegante que hemos elaborado hasta la fecha”, explica Gerald Gabillet, Ceo & Head Winemaker.
Gerald también está muy entusiasmado con lo que se viene. Por un lado, ya comenzaron con la construcción de la bodega propia, rodeada de sus viñedos en Las Compuertas. Y si bien no se llegará a tiempo para vinificar la cosecha 2025, porque el foco estará puesto en los detalles, “tener casa propia será diferente”, dice el winemaker.
¿Por qué este es un vino de excepción? Porque más allá de estar concebido como tal, este año ha logrado ser incluido entre los vinos de lujo de LVMH, junto con Cheval Blanc, Château d’Yquem, Clos des Lambrays y Colgin Cellars (Napa Valley). Esto significará una mayor exposición alrededor del mundo para este vino argentino, al tiempo que un gran desafío por demostrar que está a la altura de los mejores exponentes del mundo. Algo que ya viene demostrando hace algunos años, desde su llegada a “La Place de Bordeaux”.
Ese universo de bodegas, negociánts e intermediarios, es indispensable para entrar por la puerta grande en el mercado más elitista de Francia, el que sirve de trampolín para llegar a las cartas de los mejores restaurantes, clubes y hoteles del planeta, así como a las mejores tiendas y a las cavas más exclusivas de los coleccionistas de todo el mundo. En ese sistema de comercialización globalizado, inventado en Burdeos hace unos cuatrocientos años, el Cheval des Andes (que se exporta en un 90%) se vende a 90 Euros, siendo uno de los vinos más atractivos por su relación calidad-precio, compitiendo de igual a igual con vinos de 100, 500 y más 1000 Euros la botella.
Gerald, con su sonrisa y su cada vez mejor castellano, es el guardián de aplicar la filosofía de Cheval Blanc. Y como todo empieza en el viñedo, en estos 25 años aprendieron mucho de sus dos viñedos. Pero en este último tiempo, mucho más. ya que lograron hacer un mapa de los mismos junto a Guillermo Corona. Y para lograrlo, realizaron 120 calicatas en Las Compuertas y 70 en Altamira.
Para Gerald también es clave agregar cada vez más Cabernet Sauvignon al corte, por eso en 2022, este varietal representará el 65% del vino. Y, según él, el 2022 es el Cheval que más le gusta de todos. Cada año surge la misma pregunta, mirando hacia el futuro, ya que es un desafío muy grande tener un solo vino. “En el futuro siempre será el Cheval des Andes el top de la casa, y con el tiempo quizás hagamos uno o dos vinos más, siguiendo el modelo bordelés.
Por último, una noticia que también lo justifica como vino de excepción es la incorporación al equipo de Rodrigo de la Mota, hijo de Roberto (y nieto de Don Raúl; padre de la enología argentina). Y esto le aporta un matiz único a la rica historia de este vino, porque todo esto comenzó con Roberto de la Mota, y hoy, 25 años después de esa recorrida en los viejos viñedos de Las Compuertas, un De la Mota vuelve a ser protagonista del Cheval des Andes.
Degustación vertical Cheval des Andes
Como ya es costumbre, la nueva cosecha de este vino se presenta en una degustación vertical junto a otras dos cosechas anteriores, lo que permite comparar y evaluar la evolución y el potencial de guarda del mismo.
Cheval des Andes 2016 (cosecha anterior)
Classy, con leves dejos lácticos, equilibrado, fresco y frutado, de buen volumen. Mejor en aromas por sus tonos herbales y terrosos. Con fuerza, no se nota la debilidad de la añada, pero sin la fuerza y la frescura. Se abre y aparece algo de tabaco. Su paladar es integrado y compacto, con texturas finas, de final persistente y estilo moderno. Pensado como vino de guarda, blend de Malbec (58%), Cabernet Sauvignon (37%) y Petit Verdot (5%).
Cheval des Andes 2019 (cosecha anterior)
De aromas integrados, con taninos algo granulosos que resaltan las notas de crianza en el final. Hay un dejo ahumado elegante, algo atado en sus expresiones. Con buena frescura, pero no deja de ser compacto en su mensaje más allá de moderno y fresco, con linda consistencia. Tiene un buen potencial de guarda. En esta, la primera cosecha 100% de Gerald Gabillet, el blend fue 50/50 de Malbec y Cabernet Sauvignon
Cheval des Andes 2021
De aromas equilibrados, elegante e integrado, de paladar compacto (por joven) y con taninos finos. Posee un agarre delicado y una expresión contenida que refleja su potencial. Acá hay un vino completo y joven, con gran potencial, que refleja muy bien la cosecha fresca. Y en este potencial compacto, fino y fresco, está lo mejor del vino. Elaborado a base de Cabernet Sauvignon (50%), Malbec (48%) y Petit Verdot (2%).
Puntos: 95,5