Los pendientes o aros son uno de los accesorios más antiguos y versátiles utilizados a lo largo de la historia. Su origen se remonta a hace más de 6.000 años en el Antiguo Egipto, donde eran símbolos de estatus social y protección. Los primeros pendientes se elaboraban con materiales como la cornalina o piedra ágata roja, a las que se atribuían propiedades curativas, específicamente para aliviar el dolor de estómago.
Origen y primeros usos
La costumbre de adornarse los lóbulos se cree que se originó en Asia Occidental alrededor del año 3000 a.C. Los pendientes más antiguos descubiertos datan del año 2500 a.C. y fueron encontrados en las tumbas reales de Ur, en el actual Iraq. En estas culturas, los pendientes no solo tenían una función decorativa, sino que también servían como talismán y protección divina.
Indios, persas, babilonios, hebreos, germanos, árabes y galos utilizaban pendientes para alejar enfermedades y malas influencias, o para propiciar aspectos positivos de la vida. Los diseños eran variados, representando de todo, desde dioses y animales hasta plantas y objetos específicos, y eran usados tanto por hombres como por mujeres.
El declive y resurgimiento de los pendientes
Aunque el uso de los pendientes decayó durante la Edad Media, debido a los peinados que ocultaban las orejas, su popularidad resurgió en el Renacimiento. Durante este periodo, los pendientes se convirtieron en un objetivo importante para la orfebrería, con aplicaciones de esmaltes, piedras preciosas y perlas.
En los siglos XVI y XVII, en regiones como España y Holanda, los talleres de orfebrería introdujeron el engaste de piedras preciosas, especialmente diamantes. Sin embargo, la dimensión mágica y protectora de los pendientes nunca se perdió completamente. En ciertas regiones de Europa, se utilizaron como talismanes para contrarrestar el mal de ojo y otros conjuros.
Diversidad cultural y significados
En la Grecia antigua y la Roma imperial, los pendientes también se asociaban con el estatus social. Las mujeres griegas lucían aretes con perlas y piedras preciosas, simbolizando la prosperidad de sus esposos. Los hombres romanos de alta posición social usaban pendientes de oro para exhibir su fortuna y atractivo.
En otras culturas, como en la India, los pendientes también servían como símbolos de belleza y delicadeza, especialmente las perforaciones nasales de las mujeres. En civilizaciones como la babilónica, persa y hebrea, los pendientes se utilizaban como talismanes contra hechizos y malas influencias.
El siglo XX y la moda
Durante el siglo XX, los pendientes se convirtieron en un aspecto fundamental de las tendencias de la moda. La evolución de los diseños y la diversificación de los materiales utilizados permitieron que los pendientes se convirtieran en una pieza esencial del estilo personal tanto para mujeres como para hombres.
Aspectos modernos de los pendientes
En la actualidad, los pendientes son un accesorio comúnmente utilizado por muchas personas en todo el mundo. Además de los pendientes tradicionales, los piercings han ganado popularidad, permitiendo una expresión de estilo más diversa y personalizada. Estas piezas pueden adornar casi cualquier parte del cuerpo y son usadas por hombres y mujeres por igual.
Los pendientes han recorrido un largo camino desde sus orígenes, pero su significado cultural, estético y simbólico ha perdurado a lo largo de los milenios. En tiempos modernos, siguen siendo una pieza esencial del estilo personal, adaptándose continuamente a las nuevas tendencias y preferencias.
Los aros más caros del mundo
En una subasta de 2017, Sotheby’s estableció un récord mundial con la venta de dos piedras preciosas de colores conocidas como Apollo Blue y Artemis Pink. Las gemas fueron adquiridas por un comprador anónimo por una cifra entre 50 y 68 millones de dólares.
Apollo Blue, un diamante azul de 14,54 quilates, y Artemis Pink, un diamante rosa de 16 quilates, fascinaron por sus características singulares. Anteriormente, las piezas podían adquirirse de manera individual o en conjunto, destacándose por su rareza y su tamaño excepcional.
En la subasta de Sotheby’s en Ginebra, las joyas registraron un precio sin precedentes, superando casi tres veces el récord anterior para un par de pendientes conocidos como Miroir de l’Amour, vendidas por 17,7 millones de dólares el pasado noviembre.
Este evento marca un hito para la industria de subastas de joyas, evidenciando el continuo interés y valor de las piedras preciosas de colores en el mercado global. Tras la compra, el dueño renombró las piezas llamándolas “memoria de las hojas de otoño” para el diamante azul y “sueño de las hojas de otoño” para el diamante rosa.