En invierno, las condiciones meteorológicas extremas como viento, lluvia, niebla, hielo y nieve complican la conducción y aumentan el riesgo de accidentes. Por eso, es importante conocer algunos consejos y trucos para garantizar una conducción segura durante esta estación.
Consejos y tips para un manejo seguro en invierno
Una de las primeras recomendaciones es aumentar la distancia de seguridad con el vehículo que nos precede. Este margen adicional permitirá una mejor reacción ante cualquier incidencia en carretera. Así, se pueden evitar accidentes o mitigar sus consecuencias. Específicamente, se recomienda duplicar la distancia habitual de separación y conducir más despacio de lo normal, disminuyendo la velocidad de 8 a 16 km/h, sobre todo en presencia de lluvia, niebla, nieve o hielo.
Cuando las rutas o calles están mojadas o extremadamente húmedas, la pérdida de tracción es un riesgo constante. Para minimizar este riesgo, es aconsejable reducir la velocidad y utilizar marchas largas al arrancar; por ejemplo, comenzar en segunda en lugar de primera marcha para evitar que el coche derrape. Lo preferible es manejar de forma suave y evitar frenadas de golpe para que las ruedas no se bloqueen y evitar choques con el vehículo de adelante.
El uso del freno motor es altamente recomendado durante el invierno. Presionar el freno lo menos posible y usar el motor para reducir la velocidad ayuda a mantener el control del vehículo. Si el camino está nevado, es imprescindible estar equipado con las herramientas necesarias: ruedas de invierno o cadenas. Una vez que la nieve haya desaparecido, es importante retirar las cadenas para evitar daños. Otra medida preventiva cuando se conduce en invierno es no superar los 50 km/h.
Para los trayectos largos en invierno, es fundamental llevar un equipo básico de emergencia. Esto incluye una linterna, teléfono móvil cargado, depósito de combustible lleno, agua, algo de comida, ropa de abrigo, manta térmica y un pequeño botiquín. Además, consultar tanto las condiciones de las carreteras como las previsiones meteorológicas antes de salir puede ayudar a evitar o a estar preparados ante posibles problemas.
Dentro del vehículo, las condiciones internas deben ser óptimas. La temperatura debe ser agradable pero no excesiva, para evitar la somnolencia. Asimismo, es importante conducir con ropas cómodas y evitar hacerlo con abrigos o anoraks puestos, que podrían limitar los movimientos.
Cuando las carreteras estén cubiertas de hielo, evitar giros bruscos o correcciones repentinas en la dirección y no frenar de golpe son prácticas esenciales para prevenir deslices. Además, se debe esperar antes de subir una cuesta hasta que el vehículo precedente haya subido completamente. Durante el ascenso, mantener una velocidad constante, pero no demasiado rápida, para evitar desviaciones bruscas.
Además, cuando se conduce en condiciones de nieve que sopla, la prioridad debe ser salir de la carretera tan pronto como sea seguro hacerlo. Hasta que sea posible, encender las luces delanteras bajas para aumentar la visibilidad. Si el vehículo comienza a deslizarse, “gira el volante en la dirección del deslizamiento para recuperar el control”. Al acercarse a las intersecciones, frenar suavemente también puede ayudar a mantener el control del vehículo y evitar patinar.
Finalmente, es importante mantener el parabrisas y las ventanas del vehículo limpios y libres de hielo para asegurar una visibilidad óptima. Utilizar un rascador de hielo y un descongelador en spray pueden ayudar a limpiar las superficies antes de conducir. Los limpiaparabrisas y el líquido para limpiar parabrisas deben ser adecuados para bajas temperaturas. También es crucial revisar y mantener los niveles de anticongelante y otros fluidos del motor y asegurarse de que la batería del vehículo esté en buenas condiciones, ya que las bajas temperaturas pueden afectar su rendimiento.