El misterio de la distracción: los factores cerebrales, motivacionales y creativos que influyen en la atención

La distracción es un fenómeno cotidiano que afecta nuestra capacidad para concentrarnos en tareas específicas. Un nuevo estudio realizado por Simona Buetti y Alejandro Lleras, investigadores de la Journal of Experimental Psychology, arroja luz sobre la influencia de la motivación en la capacidad de mantener el enfoque. Este hallazgo contradice teorías anteriores que sugerían que la dificultad de una tarea incrementa la distracción.

Buetti y Lleras llevaron a cabo un experimento en la Journal Of Experimental Psychology, en las que un grupo de personas realizaron diferentes ejercicios con posibles distracciones y demostró que los participantes eran más susceptibles a distracciones durante la realización de tareas fáciles.

Buetti explicó en su informe que la motivación es esencial para mantener el enfoque, y aquellos con menor motivación eran más propensos a distraerse. Este descubrimiento enfatiza que la motivación individual es un factor crucial para mantener la atención en tareas cotidianas.

Paralelamente, un equipo del University College de Londres (UCL), liderado por el profesor Ryota Kanai, examinó la conexión entre la estructura del cerebro y la facilidad para distraerse. El estudio de Kanai reveló que una mayor cantidad de materia gris en el lóbulo parietal superior izquierdo (LPS) está relacionada con una mayor susceptibilidad a la distracción. Este hallazgo sugiere una correlación entre la densidad de materia gris y la eficiencia cognitiva.

Kanai explicó a la BBC que “a medida que crecemos, la materia gris va ‘podando’ sus neuronas para funcionar de manera más eficiente”. El análisis realizado a varios voluntarios mostró esta tendencia en aquellos con mayor densidad de materia gris en el LPS, que indica un nivel de maduración cerebral inferior y, por ende, una mayor vulnerabilidad a la distracción. Por otro lado, ese estudio también señaló que la distracción puede ocurrir cuando el proceso de atención es interrumpido por estímulos externos, que desvía al sujeto de su tarea actual.

La distracción no solo afecta el rendimiento individual, sino también la percepción social de la persona distraída. Según el estudio del UCL realizado por Kanai, los individuos más distraídos suelen ser percibidos por los demás como poco fiables. Sin embargo, los psicólogos indican que hay una dimensión positiva en la distracción: su conexión con la creatividad.

El estudio evaluó a 10,000 trabajadores de 17 países y encontró que la dificultad para concentrarse a menudo se relaciona con un “torrente imparable de ideas innovadoras”. Estas ideas, aunque disruptivas, tienen un gran potencial creativo.

Por otro lado, otros científicos como Paul Frankland y Blake Richards, de la Universidad de Toronto explicaron al medio español El Confidencial, que la memoria se utiliza para optimizar la toma de decisiones y retiene la información valiosa y deja ir aquello sin importancia.

Investigaciones publicadas en Scientific American sugieren diversas estrategias para mitigar la distracción. Una de ellas es masticar chicle, lo cual puede mejorar la precisión y los tiempos de reacción y reduce de esa manera el impacto de las distracciones. Además, se recomienda priorizar tareas, organizarse en períodos cortos y establecer un ambiente positivo de aprendizaje, posiblemente acompañado de música, para mejorar la atención y el rendimiento.

Los estudios realizados por Buetti, Lleras y Kanai, así como las investigaciones adicionales del UCL y otros académicos, ofrecen una comprensión más profunda del fenómeno de la distracción. Al resaltar la importancia de la motivación y las características estructurales del cerebro, estos estudios esclarecen las razones detrás de la vulnerabilidad a la distracción y también abren la puerta a intervenciones prácticas que podrían mejorar la atención en aquellos que más lo necesitan.

La investigación sobre la distracción y la atención sigue evolucionando, proporcionando nuevas perspectivas y estrategias para manejar este fenómeno omnipresente. Los factores como la motivación, la estructura cerebral y ciertos hábitos cotidianos pueden influir significativamente en la capacidad de concentración.