“Correr en el paraíso”, cómo es el recorrido de una maratón al borde del mar Caribe

El maratonista Santiago García cuenta todos los detalles de la competencia de 42K en la isla Aruba, una experiencia única rodeada de arenas blancas

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El maratonista Santiago García narró su experiencia en una carrera caribeña que atrae a corredores de todo el mundo
El maratonista Santiago García narró su experiencia en una carrera caribeña que atrae a corredores de todo el mundo

La maratón de Aruba, ganó popularidad en los últimos años y se consolida como una carrera elegida por maratonistas de todo el mundo. Santiago García, un experimentado corredor que completó la Six World Marathon Majors dos veces, relata su experiencia en esta competición que se desarrolla cada año en junio en la “isla feliz”.

García destaca que, aunque la palabra “felicidad” es fácil de evocar en el contexto de un maratón, esta competencia en particular se esfuerza por ofrecer una prueba que produce satisfacción plena a los participantes. Correr 42 kilómetros requiere preparación y esfuerzo, y elegir una maratón implica meses de dedicación con el objetivo de un destino específico. En el caso de Aruba, la belleza de la isla actúa como un incentivo natural para los corredores.

Uno de los puntos fuertes del maratón de Aruba es su certificación por la Asociación Mundial de Atletismo, lo que garantiza la precisión de su medición. Esto lleva directamente a lo que a muchos atletas les importa: la carrera sirve para calificar para la maratón de Boston, uno de los objetivos más grandes que tienen los maratonistas del mundo. “Quien logre el tiempo adecuado, puede anotarse en Boston con su marca de Aruba para ser aceptado”, apunta García.

La largada se hace durante la madrugada para evitar el calor del sol (gentileza Santiago García)
La largada se hace durante la madrugada para evitar el calor del sol (gentileza Santiago García)

Este respaldo permite a los participantes también clasificar para el Wanda Age Group de las Abbott World Marathon Majors.

El evento se organiza en torno uno de los hoteles cinco estrellas más reconocidos de la isla, lo que facilita la logística para los participantes, quienes no necesitan desplazarse para recoger sus kits ni para la largada y llegada de la carrera. La zona, repleta de hoteles y opciones gastronómicas, asegura que los maratonistas tengan todo lo que necesitan a mano, desde alimentos ricos en hidratos hasta comodidad en su alojamiento.

Correr en un paraíso, en un lugar hermoso, es lo que nos lleva a una isla como Aruba, pero que todo lo que un maratonista necesita esté a mano, es lo que la convierte en recomendable”, dice García.

La composición de los corredores es diversa, con participantes locales, de países cercanos como Colombia, muchos de Países Bajos y un creciente número de atletas de Estados Unidos, Europa y Sudamérica. García menciona que, para los corredores acostumbrados a altas temperaturas, el clima de Aruba, con un promedio de 28 grados, no es un problema, pero para otros puede ser un desafío que requiere una planificación adecuada.

Con certificación de la Asociación Mundial de Atletismo, la maratón de Aruba califica para la maratón de Boston, uno de los objetivos más grandes para corredores (gentileza Aruba International Marathon)
Con certificación de la Asociación Mundial de Atletismo, la maratón de Aruba califica para la maratón de Boston, uno de los objetivos más grandes para corredores (gentileza Aruba International Marathon)

La competencia comienza el sábado con la carrera de 5K, que se corre por la tarde bajo el sol caribeño. Esta distancia reúne a locales, aficionados y familiares de maratonistas, quienes participan por diversas causas o simplemente para añadir un extra a sus vacaciones. Esa misma noche, se organiza una “Pasta Party” para quienes desean una cena previa a la competencia.

Los 10K, los 21K y el maratón propiamente dicho se corren el domingo, con la largada a las 3:15 AM. El horario, aunque atípico, busca evitar los rayos del sol. “Al partir de la zona de Palm Beach todavía hay gente que sigue su salida de sábado a la noche, por lo cual el aliento al tomar las calles es bastante ruidoso. En Aruba no hay semáforos, sólo rotondas. La gente feliz se siente feliz con una carrera en su ciudad”

Como en todo maratón -dice García- lo importante es tener estrategia. “El calor nos indica qué ritmo podemos llevar. A medida que dejamos atrás la zona con restaurantes y hoteles, la competencia se vuelve mágica. Correr de noche con el océano a un costado, casi en solitario, es emocionante. Hay que entregarse al disfrute y mantener la concentración en no acelerar. La experiencia llena el alma”.

“Correr en un paraíso, en un lugar hermoso, es lo que nos lleva a una isla como Aruba, pero que todo lo que un maratonista necesita esté a mano, es lo que la convierte en recomendable”, dice García
“Correr en un paraíso, en un lugar hermoso, es lo que nos lleva a una isla como Aruba, pero que todo lo que un maratonista necesita esté a mano, es lo que la convierte en recomendable”, dice García

El recorrido de 42 kilómetros se compone de dos vueltas, una característica que, según García, permite planificar la estrategia de manera eficiente. La primera vuelta se corre completamente de noche, mientras que la segunda, para la mayoría de los corredores, transcurre con luz de día. La ruta incluye un tramo hasta el Faro California, donde la oscuridad puede ser total y se recomienda llevar una linterna.

La hidratación es otro aspecto bien cubierto en esta maratón, con numerosos puestos que ofrecen agua en botella, permitiendo a los corredores mantenerse frescos y bien hidratados.

“El aliento del público y la cantidad de corredores se multiplica en la segunda parte del maratón, porque están los familiares, amigos y por supuesto los participantes de las otras distancias. Quién haya llevado la estrategia adecuada vivirá los últimos kilómetros con especial alegría. En esta edición, la 6ta de la competencia, hubo mucho viento, aunque a veces fue duro, parecía secar el sudor que el calor provocaba”, relata García.

Al finalizar la carrera, los participantes están al metros del mar, para sumergirse en las aguas caribeñas
Al finalizar la carrera, los participantes están al metros del mar, para sumergirse en las aguas caribeñas

La experiencia de García culminó de manera inigualable: “El KLM Aruba Marathon, que se corre completamente en asfalto (por eso es certificada) tiene un premio sin igual al llegar. Luego de una ducha al aire libre para los que terminan y la medalla dorada, sólo se deben recorrer 50 mts para estar con los pies en la arena y menos de 100 mts con las piernas en el mar. Las incomparables aguas del caribe producen una felicidad absoluta”.

Esta carrera en un paraíso caribeño ofrece un escenario muy distinto a las competencias en grandes ciudades de Europa, Estados Unidos o incluso en otras megalópolis como Buenos Aires o Ciudad de México: “Ir con amigos, en pareja como fui yo, en familia, elegir las distancias y visitar uno de los lugares más bellos del planeta. Cuando tenía el agua hasta la cintura y la medalla colgada al cuello, finalmente entendí que el slogan de ´Una isla Feliz´ se cumplía con creces”.

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