Este fin de semana del 4 y 5 de mayo quedará marcado en el calendario gastronómico porteño como una verdadera fiesta culinaria debido a lo ocurrido en el Hipódromo de Palermo. Allí, desde el mediodía hasta la medianoche, se desplegó la primera edición del Festival del Asado y la Empanada, una iniciativa que reunió lo mejor de dos de los platos más emblemáticos de la cocina argentina.
Desde las primeras horas de la mañana, la expectativa se palpaba en el aire. Con la entrada libre y gratuita, multitudes se congregaron para ser partícipes de esta experiencia única. El epicentro de la celebración fue, sin lugar a dudas, el asado, esa tradición de sabor y de recetas arraigada en el corazón de los argentinos.
Desde los clásicos choripanes hasta los más exquisitos cortes como el ojo de bife, el vacío o las jugosas achuras, todo estuvo presente para satisfacer los paladares más exigentes. Con el característico chimichurri o la clásica salsa criolla, cada food truck ofrecía una variedad que reflejaba la diversidad de estilos que componen el universo de la parrilla criolla.
La multiplicidad de la propuesta también se extendió a las empanadas, otro ícono de la cocina nacional que tuvo su merecido protagonismo en el festival.
Desde las tradicionales empanadas salteñas, con su irresistible mezcla de papa, huevo duro y carne cortada a cuchillo, hasta las más innovadoras versiones patagónicas con cordero, cada región del país estaba representada en este festín de sabores.
Con rellenos que iban desde las clásicas combinaciones de carne y condimentos hasta las más creativas fusiones de ingredientes locales, las empanadas ofrecían un recorrido por la riqueza gastronómica de Argentina.
La oferta culinaria no estaría completa sin una buena bebida para acompañarla, y en este sentido, el festival tampoco defraudó. Los vinos mendocinos, con su inigualable sabor y calidad, se erigieron como la opción ideal para maridar con las jugosas carnes del asado.
Las cervezas artesanales, con sus diversos estilos y sabores, también conquistaron a los presentes, ofreciendo un refrescante contrapunto a los intensos aromas y sabores de la comida. Y para aquellos que buscaban algo más tradicional, el Fernet y el vermú fueron los cócteles predilectos.
Entre los asistentes, se podía percibir un ambiente festivo y distendido, donde la comida actuaba como catalizador de encuentros y conversaciones. Familias, parejas y grupos de amigos se reunían alrededor de las mesas compartiendo platos y experiencias, en una verdadera comunión de sabores y emociones.
La música ambiente, con sus ritmos folclóricos y populares, añadió un toque de alegría y vitalidad al evento, invitando a todos a dejarse llevar por el espíritu festivo.
Otros protagonistas indiscutibles de esta jornada fueron, sin duda, los chefs y asadores que con su talento y pasión lograron deleitar a los comensales con sus exquisitas creaciones.
Tras los fogones, se podía percibir el aroma ahumado de la carne asada, mientras los cocineros trabajaban con destreza y dedicación para ofrecer platos que conquistaban los sentidos. Su labor incansable fue fundamental para el éxito del festival, convirtiéndolo en una experiencia inolvidable para todos los presentes.
A lo largo de los dos días que duró el evento, el Hipódromo de Palermo se erigió como un verdadero paraíso gastronómico, donde la pasión por la comida y la cultura argentina se fusionaron para crear momentos memorables.
Desde las primeras luces del día hasta bien entrada la noche, el lugar vibró con la energía de miles de personas que, unidas por el amor a la buena comida, celebraron con entusiasmo esta fiesta de sabores y tradiciones.
Sin duda, el Festival del Asado y la Empanada se consagró como un nuevo hito en el calendario culinario de la ciudad, y ya promete regresar en futuras ediciones para seguir deleitando a todos los amantes de la cocina argentina.
El Festival del Asado y la Empanada cuenta con el apoyo de BA Capital Gastronómica, un programa que busca posicionar a la Ciudad de Buenos Aires como capital gastronómica de América Latina.