Se sabe que en vinos la paciencia es una de las virtudes de bodegueros y hacedores, ya que cada decisión que se toma, ya sea en viñedo, en bodega o en el mercado, lleva tiempo en devolver resultados. En la viña, los agrónomos deben esperar como mínimo un año para cambiar algo en la poda o el riego, por ejemplo, y luego esperar a los vinos resultantes —un año más aproximadamente— para entender los efectos del cambio. En bodega hay de todo, cambios más rápidos que tienen que ver con las decisiones que toman a diario los enólogos al degustar los vinos en producción.
Sin embargo, otras requieren de mucho más tiempo, porque una vez que se elabora un vino —varietal o blend— hay que darle tiempo para que se estabilice. Y ni hablar si van a crianza en barricas o toneles de roble, donde el tiempo es una variable fundamental. Y para los bodegueros las decisiones que toman en el ámbito comercial y de marketing, también tardan en causar impactos.
Por eso, si bien la vendimia 2024 ya culminó, hoy es un momento muy importante en el proceso. Porque todos los vinos están en bodega, casi todos ya terminados en su fase inicial, y ahora con la llegada del invierno vienen las degustaciones y los movimientos de los vinos a piletas o vasijas de conservación o barricas y toneles de roble para la crianza.
Mientras tanto, es tiempo de analizar cómo fue la temporada 2023/2024, ya que la fruta cosechada el verano pasado, comenzó a delinearse en la viña con la poda del invierno anterior, más allá que el clima de la primavera (momento de la floración) es fundamental para la formación de los racimos y la cantidad de uva en las plantas.
Si bien se decía que en la Argentina el clima era más regular y que por eso no se hablaba de la diferencia de las cosechas, con la llegada del milenio y la proliferación de bodegas y vinos de alta gama, todo cambió. Porque antes existían pocos vinos de alta gama, y a muchos de ellos se los criaba durante muchos años, o bien se los combinaba con vinos de otros años. Es decir que el efecto de las añadas quedaba disimulado, más allá de estar favorecidos por la ubicación geográfica y el clima desértico continental.
Pero esto empezó a cambiar cuando empezaron a llegar grandes vinos y de todas las latitudes. Y uno de los atributos de los buenos vinos es poder reflejar el efecto de la cosecha. Así, como pasa en los mejores exponentes del Viejo Mundo, no solo la evolución será diferente, sino también la calidad final.
Juliana Del Águila Eurnekian, está al frente de Bodega Del Fin Del Mundo, referente de la Patagonia, y ya está considerada entre las bodegueras más importantes de la Argentina. Ella, que se involucra mucho desde la viña, junto al enólogo Ricardo Galante, han definido a esta temporada 2024 como “especial”.
Infobae la entrevistó para entender las claves de los vinos 2024 que todo consumidor debe tener en cuenta de cara a lo que viene.
—¿Qué nos podés contar de este 2024, específicamente en San Patricio del Chañar?
—Esta cosecha 2024 fue realmente muy especial, sobre todo para los vinos de la Patagonia. Nosotros tuvimos una vendimia muy diferente a las que veníamos teniendo, con años muy cálidos y muchos problemas climáticos como heladas tardías y tempranas.
—¿Te parece que es culpa del cambio climático?
—Yo lo que veo con el cambio climático es que no solamente hay temperaturas más elevadas, sino que también el clima se pone muy errático. En los mismos días donde tuvimos cosechas tempranas, por ejemplo, en donde la temperatura llega a -1, -2 grados por la noche, ese mismo día al mediodía teníamos 40 a 42 grados. Entonces hay tanta diferencia en la temperatura que se hace muy complicado a la hora de cosechar o de poder prever los trabajos.
—Si bien estamos en 2024 y tomando hoy los vinos de la cosecha 2022, contanos cuáles fueron los factores que marcarán la calidad de los vinos 2024.
—Este año fue diseñado para el vino. Tuvimos un septiembre muy lluvioso, eso es bueno, porque es una época en donde la vid se está empezando a despertar, entonces necesita agua; un noviembre muy ventoso, como siempre en la Patagonia, pero este fue particularmente ventoso, justo en el momento de la floración. Entonces se complicó de alguna manera el cuaje, porque la flor no llega a formar todos los granitos que esperaba formar. Pero lo que eso trae de bueno, digamos, es mayor concentración y una menor producción natural.
—Estos son los factores naturales que las bodegas deben afrontar año tras año.
—Exactamente. O sea, en este caso se equilibró naturalmente el viñedo. Entonces tuvimos un año de gran calidad y no termina ahí, en noviembre, diciembre, enero y principios de febrero fueron bastante frescos, cuando generalmente son más cálidos. Y recién en febrero tuvimos una pequeña ola de calor cuando la madurez de las uvas empieza a aumentar (mayor producción de azúcar), y después en marzo de vuelta bajó la temperatura. Entonces nunca más lluvia, hasta ahora, hasta abril. Por eso digo que fue un año diseñado para la vid.
—Como dicen los que saben, los mejores años son los frescos y secos.
—Exactamente espectacular, fresco, que hace que la madurez de la uva se dé de forma lenta y equilibrada. Y seco, que permite que sea un viñedo muy saludable, naturalmente. Así que fue buenísimo.
Clima y decisiones humanas
Queda claro que la influencia del clima es fundamental en los buenos vinos, y que las decisiones humanas influyen tanto o más que las variables impuestas por la naturaleza, para que luego el consumidor disfrute más en las mesas. El clima, en este caso hablando de la vendimia 2024 en la Patagonia, permitió uvas más concentradas. Esto significará vinos más intensos y expresivos, y con más potencial de guarda para la alta gama.
Si bien falta para que estos lleguen al mercado, es interesante saber cómo serán desde el vamos, porque no todos los años se puede alcanzar la máxima calidad. En definitiva, cuando los franceses se refieren al “terroir” hablan de esto, lugar, clima y ser humano, para explicar, desde hace siglos, que los vinos no se hacen solos, pero que tampoco se pueden ignorar las características del lugar y las condiciones climáticas del año. Esto explica por qué las regiones vitivinícolas del mundo son tan distintas y dan vinos tan diversos. Y eso, se renueva todos los años.