Para contar quién es Juan Bautista Segonds hay algunos datos que son imprescindibles. El primero es su pasado como rugbier y el segundo se le parece: es su creación más conocida, la ong Rugby Sin Fronteras. A lo largo de su vida se ha valido de ese deporte como herramienta para promover la paz y los valores universales y se ha convertido en entrenador holístico y conferencista.
Segonds, de 55 años y nacido en Coronel Suárez, provincia de Buenos Aires, Argentina, tiene un vínculo muy especial con el llamado “milagro de los Andes”, —la tragedia mundialmente conocida, ocurrida en 1973, cuando un avión uruguayo cayó en la cordillera con un equipo de jóvenes rugbiers a bordo—, ya que fundó Rugby Sin Fronteras junto a Gustavo Zerbino, uno de los sobrevivientes.
Organizó eventos que unieron a comunidades en conflicto, como un partido en las Islas Malvinas entre isleños, argentinos nacidos en el continente, ingleses y excombatientes. También fue el artífice de partidos de rugby en lugares simbólicos como Jerusalén y el propio Valle de las Lágrimas, donde cayó el avión cuya historia recrea la película La sociedad de la nieve.
Brinda conferencias motivacionales y talleres sobre cambio de actitud en empresas, instituciones y colegios, también ha dejado una marca significativa en el mundo del tenis. Durante los años 2015 y 2016, desplegó su experiencia como entrenador holístico trabajando con el equipo argentino campeón de la Copa Davis en estrecha colaboración con el entonces capitán, Daniel Orsanic. “Mi trabajo fue transformar ese grupo en un equipo conectándolo con un propósito que nos trascendiera”, dice. Su tarea fue imprimirle una “dinámica de superación” al grupo. “Uno de los primeros pasos que propuse fue jugar por algo más grande que el resultado; el resultado tenía que ser la consecuencia de un proceso”.
En un diálogo con La Fórmula Podcast, explica cómo hace cada día para mantener una actitud positiva. Asegura que la persona que se queja “está chupando la energía” de los demás. Cuenta qué aprendió de los jóvenes uruguayos del “milagro de los Andes” y llama tener pensamientos positivos para alimentar las emociones.
—En tu vida recorriste muchos caminos, fuiste rugbier, emprendedor, ahora sos coach holístico. ¿Qué es un coach holístico?
—“Holístico” significa tomar algo como un todo, esa es la palabra. Soy autodidacta, todo lo que comparto y que, de alguna manera, predico, es mi experiencia. Somos cinco cuerpos los seres humanos; un cuerpo físico, un cuerpo psicológico, un cuerpo emocional, un ser espiritual y un cuerpo energético, somos energía. De cada uno de esos cuerpos toda mi vida me formé y lo pude pasar por mi experiencia. A partir de ahí empecé a desarrollar mis propias teorías que son las que comparto, pero no es ni una carrera, ni un título, ni nada, es una definición de cómo puedo colaborar en el proceso de transformación en la vida de cada persona que encuentro. Hoy trabajo para las principales empresas del mundo.
—Quiero hablar sobre un concepto de tu libro. ¿Qué es una mente orientada a la crisis?
—Todos sabemos lo qué son los algoritmos de los teléfonos inteligentes y de las redes sociales, que identifican al usuario y le dan lo que quiere ese usuario. Nuestra mente también tiene un algoritmo que nosotros lo creamos voluntariamente y después pasa a ser inconsciente, el rol de nuestro cerebro no es descubrir la verdad, el rol del cerebro es darle coherencia a lo que vos queres. Los algoritmos se fueron formando en nuestra mente en buscar el error porque cuando éramos cavernícolas, si alguien cometía un error o si no te dabas cuenta que estaba viniendo el tigre, nos comía a todos y nos moríamos, entonces nuestra mente se empezó a orientar a la crisis, al peligro, desarrollamos cinco veces más nuestro estado de defensa que nuestro estado creativo.
En las conferencias a veces pregunto a la gente cómo ve la sociedad hoy, y me dicen que “mal, enfrentada”, todo horrible. Después les pregunto: ¿alguno de ustedes es feliz? Y levantan la mano todos. O sea ¿dónde estaría la sociedad? Porque todos en todas mis conferencias son felices, son respetuosos, pero resulta que cuando les preguntas cómo está la sociedad dicen que está destrozada. Eso es lo que genera tu mente orientada a la crisis, ve la imperfección, ve lo que falta. Entonces hay mucha gente que vive atrapada en un infierno pensando que todo está cada vez peor y que estamos a punto de morirnos y yo vivo en el paraíso, mi mente busca todos los justificativos a lo que yo creo, por eso hoy vivo en un estado de gracia, pero sé que es mi decisión, yo decido ver todo lo positivo que hay, entonces hoy vivo en el paraíso pero el infierno está acá al ladito mío. Si mañana yo empiezo a pensar todo lo que está mal y todo lo que me falta, automáticamente mi algoritmo se altera y empiezo a vivir en un infierno, como ya lo pasé.
—¿Cómo haces para que, desde la gente hasta las cosas que consumís en redes sociales, en la televisión, no penetre esa energía o en esta burbuja de positividad que te construiste?
—Primero que no nos alimentamos por la boca solamente, nos alimentamos por la boca, por los ojos, por los oídos, todo eso es alimento. Si vos a la mañana te tomas una botella de whisky y te fumas un habano ya sabes que físicamente te estás maltratando, pero si a la mañana vos agarras el teléfono y empezas a ver el Twitter y a scrollear o te pones a ver un informativo y empezás a cargarte con que “violaron a una nena de 13 años y la tiraron a un contenedor”, etc, si le metes eso a tu cabeza procesas entre 60 mil y 70 mil pensamientos por día, el 90% de esos pensamientos son repetitivos del día anterior. Entonces, según cómo alimentas tus pensamientos van a generar tus emociones. De acuerdo a lo que metes en tu cabeza van a ser tus emociones y de acuerdo a tus emociones va a ser tu energía, cómo vas a vibrar.
El doctor David Hawkins hizo una tabla de frecuencia energética de cada emoción, de 0 a 1000, se ocupó de medir cómo vibran las emociones. La emoción más baja es la vergüenza que vibra en 20; la segunda que vibra en 30 es la culpa. Hay gente que está buscando todo el tiempo culpables creyendo que eso es una solución. Cuando vibras en la culpa estás en la energía más baja; el miedo vibra en 100; de 200 de vibración de frecuencia para abajo estás en un estado de defensa, todo te va a costar, es todo un esfuerzo. De 200 para arriba está el estado creativo que es el poder, donde todo fluye, la alegría y la gratitud vibran en 540. Pero cómo haces para lograr vibrar en esa energía, implica toda una serie de toma de decisiones, son micro decisiones que tomas en cada instante. Cuando estás pensando en algo malo no podes estar pensando en algo bueno.
Podes estar en cualquier ámbito, sabiendo que el entorno no maneja mi mente, mi mente maneja el entorno. Si tu mundo interior es la causa o el efecto, es una pregunta que te podes hacer, y mi respuesta es: mi mundo interior es la causa, por eso el mundo exterior es el efecto. Hay mucha gente que cuando le preguntas cómo está te dice “¿y cómo querés que esté con todo lo que está pasando?”. Esa respuesta me indica que el mundo exterior es la causa y el mundo interior es el efecto. Yo alteré esa ecuación. Cuando descubrís que sos un ser espiritual que vino a vivir esta experiencia humana detrás de un propósito, que es dejar las cosas mejor de lo que las encontraste, empezás a tener control de tu vida, a hacerte responsable. Yo soy 100% responsable de mi vida, soy co-creador de todo lo que me pasa y cero víctima, con lo cual ya no tengo más excusas, como adulto responsable vine a cumplir un propósito que es unir a mi país, es inspirar, es iluminar, y ese propósito lo voy a cumplir, no tengo ninguna duda de que todos los días doy pasitos detrás de ese objetivo y por ende, por resonancia y por ley de atracción, se acercan las personas que ven lo mismo que estoy viendo, y por ende estamos creando.
—Sería como la ley de la atracción, ¿más o menos el mismo mecanismo o no?
—No es lo mismo, pero también. Para que algo sea un sueño tiene que exceder tu capacidad de imaginar cómo lo vas a hacer. Si vos sabes cómo lo vas a hacer es un objetivo, entonces ponete un sueño, el que sea, que ese sueño tenga una crónica de tiempo que tu mente pueda darle una oportunidad. Esto lo hicimos con todos los procesos deportivos y también lo hago con las empresas en las que intervengo, lo primero que tenés que hacer es empezar a auto observar qué es lo que cree tu mente, porque lo que cree tu mente es lo que va a crear. El verbo creer en primera persona del singular se escribe y se lee “yo creo”, y el verbo crear en primera persona del singular se escribe y se lee “yo creo”, o sea que si creo, creo. Lo primero que tenés que hacer es trabajar con tu mente, de ver si eso es una oportunidad o una posibilidad, entonces vos empezas a autoconvencerte de que eso va a ser, pero no sabes todavía cómo va a ser.
—Se dice que nuestro deporte nacional es ser “quejólogos”.
—Sí. Lo tenemos como un hábito y yo creo que en Argentina, en Latinoamérica, nos quejamos primero del clima, de la política, del tránsito, de la economía. Sí, se ha transformado en una sociedad de quejólogos, el primer tema de conversación es quejarnos de algo, sin saber lo poderoso y lo que nos afecta negativamente eso.
Para que se entienda lo tremendo que es la queja, ahora que está muy de moda la tragedia de los Andes o el milagro de los Andes, gracias a la película La sociedad de la nieve, hay algo que no sale en la película pero que me contó Gustavo Zerbino, que es con quien fundé Rugby Sin Frontera y es un hermano de la vida. Cuando ellos escuchan en la radio el décimo día que no los buscaban más, que se suspendía la búsqueda, ahí se da un momento maravillosos. No cambia ni el clima, ni el dolor, ni el hambre, no cambia nada porque siguen estando en la misma situación tremenda, lo único que cambia es su actitud, ellos dejan de ser víctimas de una tragedia, que estaban esperando que alguien los viniera a buscar, y se transforman en protagonistas de su historia, empiezan a pensar “cómo hacemos para salir de este lugar por nuestros propios medios”.
La primera regla que ponen entre ellos a partir de ese momento es que nadie se podía quejar, al que se quejaba no le daban de comer hasta que no le pidiera disculpas a todos, lo sacaban del avión, porque los hechos que vivían subjetivos eran tan tremendos que no había espacio para la queja. El que se queja con vos te está chupando tu energía, es un terrorista de energía, y ahí tenían tan poca energía para sobrevivir que no había posibilidad de quejas.
—Estas cosas se van instalando culturalmente, se transforman en hábitos y a veces es muy difícil cambiar toda la estructura que uno viene arrastrando. Si yo quisiera empezar un cambio, ¿qué tipo de prácticas ayudan a anclarse en la positividad?
—Hoy estamos bajo una oportunidad de un nuevo paradigma de despertar de conciencia y en ese nuevo paradigma yo lo que hago es tener una hora de empoderamiento, que es la primera hora, dedicármela a mí. Un día tiene 86.400 segundos, una de las decisiones que tomé es honrar cada segundo de mi vida, porque son micro decisiones, son micro detalles, son pausas activas. Yo decidí honrar cada segundo y de qué manera: eligiendo mis pensamientos, yo no dejo entrar un pensamiento en mi cabeza que no aporte entusiasmo, alegría, despertar o soluciones, cuando me entran esos pensamientos, en el microsegundo que entró, elijo poner otro pensamiento, entonces yo honro mis pensamientos, honro mis palabras, mis actos, mis gestos, pero es para mí.
Esta mañana, cuando me levanté, hice yoga, hago saludos al sol que duran seis minutos, después hice una meditación. Después hay un proverbio tibetano que dice “hoy es un buen día para morir, hoy es el mejor día para morir”. Lo recuerdo porque primero, te vas a morir, espero no ser trágico, pero te vas a morir y todas las personas que nos escuchan se van a morir y a veces cargamos un programa que dice que vamos a vivir 80 o 90 años, no sé de dónde sacamos eso, y lamentablemente, a veces aprendemos a las patadas. La decisión es hoy y es un proceso de pasos, a veces el primer paso no te lleva a donde queres ir pero sí te saca del lugar donde estás, entonces si vos decís “hoy decido empezar a dejarme de quejar”, a partir de ahí tenés que empezar a incorporar un hábito, los primeros 60 días te van a costar un montón porque ya están programados inconscientemente en tu día.
—¿Qué haces cuando te surge un pensamiento negativo? ¿Lo ignoras o le dedicas tiempo y lo desmenuzas?
—Voy profundo con eso. De mi ser sale todo el tiempo la ira. Cuando observo que eso me está pasando, lo observo y no le doy poder, simplemente descargo lo que me está pasando, muchas veces sólo conmigo hago un ejercicio que es gritar fuerte, como si tosieras, tres veces tres, y eso descarga mi furia, porque al torrente sanguíneo fue esa adrenalina, fue todo ese sistema de tensión, de bronca y eso lleva 90 segundos en salir de mi sangre, que permite que mi torrente sanguíneo se vuelva a estabilizar. Entonces cuando me llega ese pensamiento de enojo, de furia, de lo que sea, le doy lugar, le doy espacio, pero automáticamente hago que eso se vaya y lo reemplazó por otra vez saber que tengo que seguir cumpliendo con mi rol que es inspirar, iluminar e invitar a la gente a que resignifique su vida.
—La última pregunta que te voy a hacer, que es la última que le hago a todos los invitados, es si nos podés compartir algo que aprendiste, que escuchaste, que haya resonado en el último tiempo y que digas “esto me gustaría compartirlo”.
—Sí, algo muy poderoso que aprendí hace poco tiempo es que nosotros en esta 3D, en este aquí y ahora, somos el resultado de todo nuestro linaje, de todos los que vinieron antes de nosotros. Mi bisabuelo se escapó en un barco de la Guerra en Europa y en ese viaje que duró no sé cuántos días, para no morirse de hambre se comió el cinturón. Habitó en nuestro bendito país, trabajó en el ferrocarril, luego pudo adquirir unas tierras, mi bisabuelo, mis abuelos y mis padres toda su vida estuvieron labrando la tierra, trabajando y ninguno de ellos se fue de vacaciones nunca. Yo hoy soy el resultado de todo ese linaje, de todo ese esfuerzo, entonces en este aquí y ahora todos ellos yo creo que nos están mirando y es como todo el tiempo les mandamos selfies de lo que estamos haciendo con todo su esfuerzo, les mandamos selfies de qué es lo que hicimos, y yo todo el tiempo les mandó selfies a ellos.
A veces cuando nosotros estamos criticando, quejándonos, angustiados, tenemos que saber que hay un montón de ancestros nuestros que hicieron un montón para que nosotros tengamos hoy lo que tenemos en este aquí y ahora. Entonces la propuesta es que honremos a nuestros ancestros, que honremos nuestra vida, ocupándonos de nuestra parte. Es difícil en lo que estamos, es muy difícil, pero estamos preparados. A los buenos jugadores nos gustan los partidos difíciles, yo en mi entorno siempre busco que todos los que dependen de mí estén bien, estén cada vez mejor, y aportar soluciones, dejar de ser parte del problema y empezar a ser parte de la solución. Observá quién es tu punto de apoyo en tu vida, ocupate de agradecerlo, de cuidarlo, de honrarlo, de bendecirlo y de darle tu mejor versión. Y lo último: “los pájaros se juntan por el modo de volar” es nuestro slogan, así que la simbología es sigámonos por lo que estamos haciendo, no por lo que decimos.