Un estudio publicado por el Buro Nacional de Investigación Económica de Estados Unidos ha identificado un patrón en la experiencia humana con la felicidad: una curva de bienestar en forma de U a lo largo de la vida. Este análisis fue realizado por el economista David Blanchflower, profesor de la Universidad de Dartmouth, quien se basó en datos recopilados de medio millón de personas en 132 países diferentes.
El estudio examinó factores que contribuyen a la infelicidad, como la la desesperación, la ansiedad, la soledad, la tristeza, la depresión y el nivel de desarrollo económico. Los resultados sugieren que la edad tiene un impacto significativo en el sentido de bienestar y que la infelicidad suele agudizarse a los 47 años, tras una sensación de estancamiento.
La calidad de vida aparece como un factor determinante en la felicidad percibida. El acceso a la salud, al trabajo digno y a niveles superiores de educación son factores que intervienen en las satisfacciones que experimentan los individuos a lo largo de su vida. En contraste, quienes viven en países en vías de desarrollo se sienten menos felices debido a los elementos externos como la inestabilidad económica.
La crisis de la mediana edad afecta el bienestar
Los datos analizados incluyeron información de 500,000 estadounidenses y europeos occidentales seleccionados al azar. El punto más bajo de la curva de bienestar se manifestaba tanto en hombres como en mujeres. La investigación reveló que este patrón en forma de U también era evidente en diferentes contextos culturales.
En la mayoría de las naciones, esta curva alcanza su mínimo en la mediana edad, alrededor de los 47 años en promedio. Este patrón se mantuvo consistente en los países avanzados, los de Europa del Este y aquellos en vías de desarrollo. Las excepciones fueron escasas y se las atribuyó al número limitado de observaciones en ciertos lugares.
En Europa, por ejemplo, la edad en la que la infelicidad es más pronunciada son los 47 años exactamente, tanto para hombres como para mujeres e incluso después de considerar variables como la educación, el estado civil y la situación laboral. Este patrón también se observa en países en vías de desarrollo, donde el punto mínimo de infelicidad es aproximadamente a los 43 años para hombres y 44 para mujeres.
Las ambiciones disminuyen al envejecer, según la psicología
Esta etapa de la vida está marcada por la crisis de la mediana edad, la cual puede ser resultado de una sensación de estancamiento en la carrera profesional, una percepción más realista de la vida y preocupaciones económicas o de salud, según las declaraciones para la BBC de Jonathan Rauch, investigador del centro de estudios Brookings Institution. Además, el estudio de Blanchflower argumentó que hacia finales de los 40 años se acentúa la vulnerabilidad frente a un contexto económico adverso.
En términos psicológicos, se han propuesto varias teorías para explicar esta tendencia. La principal de ellas sugiere que a medida que llega la vejez, aprendemos a adaptarnos mejor a nuestras fortalezas y debilidades; de esta forma, se reducen las aspiraciones inviables. Además, el estudio de Rauch indica que a medida que envejecemos, nuestro cerebro cambia su enfoque, prioriza las conexiones personales y disminuye el énfasis en la ambición.
En contraste, las personas que rondan esa edad sin altos niveles de infelicidad están casadas. El estudio de Blanchflower reveló que tener un matrimonio sano proporciona más felicidad que estar soltero. Sin embargo, eso no exime a los individuos de sortear los problemas psicológicos habituales como la ansiedad, la depresión y algunos hábitos como dormir menos horas que las necesarias.
Economía de la felicidad
Los países más avanzados parecen encontrar un mayor nivel de felicidad en comparación con aquellos en vías de desarrollo. Sin embargo, Costa Rica, que se destaca por elementos de alta calidad de vida como brindar acceso a servicios médicos, educación y servicios públicos básicos, lideran en América Latina y el Caribe en términos de felicidad, según el Banco Interamericano de Desarrollo (BID).
Este país supera a naciones desarrolladas como Austria y Estados Unidos en el índice de felicidad. Otros países en la región, como Chile, Brasil, Argentina y México, también tienen índices de felicidad más altos que Francia o España. Este fenómeno respalda la idea de que la Economía de la Felicidad, que considera tanto los aspectos cuantitativos como cualitativos del crecimiento económico, ofrece una visión más completa de la prosperidad y el bienestar.