La leche materna es el mejor alimento que le podés dar a tu bebé, no solo porque es nutricionalmente completa, sino que además le estás aportando factores de protección que lo cuidan de las enfermedades más comunes hasta que sea capaz de formar su propio sistema inmune.
Además, la Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda la lactancia materna exclusiva desde el nacimiento hasta los 6 meses y luego, complementando la alimentación. Los tres mitos más comunes tienen que ver con lo siguiente.
Mito 1. Muchos pueden decirte: “Tu leche ya no lo alimenta, se queda con hambre, es sólamente agua”. Bueno, esto es una creencia errónea, falsa. Tu leche nunca es solamente agua, siempre es nutritiva y, además, le estás aportando lo que te decía antes, factores de protección que son necesarios para su crecimiento y desarrollo. Va variando la densidad calórica de la leche, pero siempre le aporta beneficios.
Mito 2. Te está usando de chupete, no tiene hambre. Bueno, la realidad es que no solamente es importante lo que vos le transmitís en cuanto a nutrientes, sino también el vínculo que se favorece durante la lactancia entre la mamá y el bebé. Así que no lo estás malcriando, amamantalo todas las veces que tanto tu bebé como vos consideren.
Mito 3. Tenés que darle de amamantar cada tres horas. Bueno, esto también no tiene ningún tipo de evidencia científica. La frecuencia la van a determinar el bebé y la mamá. Así que dale la teta todo lo que tengas ganas.
Es muy importante apoyar a las mamás que están amamantando porque no es exclusiva responsabilidad de ella, sino que la familia y amigos, el entorno laboral, la sociedad y el Estado, deben apoyar esta situación para que la lactancia pueda ser sostenida la mayor cantidad de tiempo posible.
Los beneficios de la lactancia materna
La lactancia materna brinda una amplia gama de ventajas nutricionales, emocionales e inmunológicas. Esta forma de alimentación provee todos los nutrientes esenciales y la hidratación necesaria para el bebé, al tiempo que actúa como una defensa contra enfermedades infecciosas y alergias.
Además, reduce el riesgo de muerte súbita en recién nacidos, la hipertensión, la diabetes y la obesidad infantil.
A menos que existan condiciones clínicas que lo justifiquen, es fundamental iniciar la lactancia tan pronto como sea posible después del parto, independientemente de si este se llevó a cabo de manera vaginal o mediante una cesárea.
El contacto piel a piel fomenta y facilita el inicio de la primera toma de pecho. Se recomienda mantener la lactancia materna exclusiva hasta que el bebé alcance los 6 meses de edad, para luego introducir gradualmente alimentos suplementarios seguros y apropiados que proporcionen la energía y los nutrientes necesarios para satisfacer las crecientes necesidades del niño, sin dejar de amamantar al menos hasta los dos años, según aconsejan los expertos.
La lactancia materna también acarrea beneficios de salud para la mujer, ya que a largo plazo, se ha observado que reduce la incidencia de cáncer de mama y ovario, y este beneficio se intensifica con la prolongación de la lactancia.
*Romina Pereiro es licenciada en nutrición MN 7722