El 7 de septiembre se celebra el Día del Enólogo en Argentina que, como se sabe, es el responsable de todos los vinos que se elaboran. En la región de Cuyo hay colegios secundarios con orientación en vinicultura, pero además varias universidades de donde egresan los licenciados en enología y los ingenieros agrónomos que también dedican un par de años de sus estudios para poder hacer vinos.
También conocidos como hacedores y winemakers, estos hombres y mujeres que están en las bodegas, más que a hacer vinos se dedican a embotellar placer. Y si bien hasta los años 80, generalmente su trabajo estaba en la bodega, desde hace varios años que “mudaron sus oficinas” al viñedo, porque es allí donde en realidad nacen los vinos.
Se dice que hacen futurología, y algo de eso hay, porque desde que sueñan con un vino hasta que lo pueden degustar, pasan al menos cinco años, cuando se trata de viñas nuevas. Además, en cada cosecha deben imaginar cómo la marcha del clima influirá sobre los vinos y, degustando las bayas, deben imaginar cómo saldrán.
Todo comienza con la poda en invierno, que es el momento de pedirle a la planta la cantidad de racimos en función del vino buscado. Y, durante todo el ciclo de madurez, deben hacer un seguimiento para llegar al momento de cosecha con la calidad deseada. Hoy, en bodega se busca la menor intervención posible. Y esto es posible porque los enólogos, junto con los agrónomos, dedican mucho tiempo a lo largo del año a la observación.
Así, logran uvas más sanas, con más carácter y concentradas naturalmente, que en bodega solo deben proteger. Por eso los prensados son suaves y las fermentaciones lentas. La selección de vasijas y los toneles para la crianza también buscan ser complementarios, porque el protagonismo siempre es de la uva. Y todo esto significa un largo proceso de paciencia, pasión y decisiones permanentes, en busca del mejor vino posible en cada caso.
Es mucho más difícil hacer grandes volúmenes de un buen vino que pocas botellas de un gran vino, según afirman los hacedores. Tienen claro que su aporte es efímero y que ellos van a pasar, pero los vinos van a quedar. Por eso, la mayoría piensa sus grandes vinos a largo plazo y resaltando el carácter de lugar; lo único que no se puede emular. Claro que la elección de las variedades más aptas para cada terruño también es clave.
No por casualidad, la mayoría ha elegido al Malbec como gran responsable para expresar paisajes y embotellarlos. No obstante, cada uno de los winemakers tiene su cepa preferida.
Argentina es un gran productor de vinos y dueño de una gran diversidad, gracias a su historia y zonas vitivinícolas, pero sin esos hombres y mujeres dedicados a la elaboración, no existirían los vinos. Por eso, el famoso concepto francés del terroir los tiene como responsables, junto con el suelo y el clima.
Hoy, en la Argentina quizás ellos sean más protagonistas porque es el momento de buscar, descubrir y comprobar en qué lugar se pueden hacer los mejores vinos. Y seguramente luego vendrá la consolidación, de esos lugares, y con ella la despersonalización de los vinos, como pasa en el Viejo Mundo, donde los enólogos son técnicos, necesarios, pero no más protagonistas que el lugar.
Además, en la actualidad salen a comunicar el vino por los diferentes mercados, porque su mensaje es el más convincente y el consumidor quiere conocerlos.
Por eso, no solo hay que brindar en su día sino todos los días, porque son el eslabón fundamental entre la naturaleza y la mesa, para llevar placer a diario.
Puramun Pinot Noir 2022
Bodega Puramun, San José, Valle de Uco $5500
José “Pepe” Galante es, sin dudas, uno de los tres grandes enólogos de la Argentina. Hoy, con más de cuarenta cosechas encima y con la responsabilidad de haber creado y seguir creando grandes vinos, dedica un tiempo a su proyecto familiar.
Partidas pequeñas de variedades que lo cautivan, siempre con uvas del Valle de Uco, hoy, su lugar en el mundo del vino. Y si bien el Pinot Noir es el que más lo desafía, también es de los que más placer le causa. De aspecto inconfundible, sus aromas son austeros, y su paladar franco. Hay algo de hierbas secas y fruta madura, con buen volumen, texturas sedosas y final de boca amable. Beber entre 2023 y 2025. Puntos: 91
Espontáneo Suelo Grava Gualtallary Malbec 2022
Lui Wines, Gualtallary, Valle de Uco $10.000
Mauricio (El Japo) Vegetti es uno de los jóvenes hacedores independientes con mayor experiencia, ya que en su propia bodega elabora 500.000 botellas. Muchas de las cuales son micro vinificaciones, interpretaciones personales de un lugar específico. Como este Malbec de muy buena tipicidad, moderno y carnoso, hay notas de frutas negras y de baya, con dejos herbales.
De trago mordiente, granuloso y limpio, con fuerza, frescura y profundidad. Un vino de autor para descorchar o guardar. Beber entre 2023 y 2028. Puntos: 92
Marian Di Paola 2020
Rutini Wines, Valle de Uco $55.000
El eterno hacedor de Rutini Wines también se da el lujo, en años especiales, a elaborar una partida limitada de su propio vino. Un blend de Merlot, Malbec y Cabernet Sauvignon de distintas zonas del Valle de Uco
Con todo el clasicismo que su nombre impone. Porque es un tinto muy equilibrado en sus expresiones, pero a la vez con fuerza. De aromas envolventes y paladar amplio. Su final es persistente y posee una complejidad que empieza a asomar con una sabia combinación de carácter frutal y crianza. Beber entre 2023 y 2030. Puntos: 93