Este domingo 27 de agosto, Buenos Aires se transformó en un escenario de pasión y determinación. Más de 20 mil participantes se congregaron en el cruce de las avenidas Figueroa Alcorta y Dorrego, desafiando el frío y la oscuridad de la madrugada, para ser parte de este evento deportivo. Con la ciudad como telón de fondo, los atletas llenaron las calles con un espectro de colores, energía y entusiasmo.
El domingo, tanto en la partida, el recorrido y la llegada, la comunidad runner de Argentina y el mundo vivió una de sus competencias favoritas, cuyo nivel trasciende las fronteras del país. La Media Maratón 21K de Buenos Aires es la carrera más multitudinaria de la región, animada por participantes que provienen de diversos rincones del mundo. Cada uno de ellos recorrió la capital del país con una historia y un motivo especial para estar allí. Algunos buscaban superar sus propios límites, otros buscaban la gloria de ser los primeros en cruzar la línea de meta, y muchos simplemente querían ser parte de algo más grande que ellos mismos.
La atmósfera estaba cargada de anticipación. En cada segundo que pasaba, la expectación crecía. Los primeros en ser presentados ante el público fueron los atletas de élite, a través de un repaso de los pergaminos y los récords de cada uno de ellos. Grandes figuras del atletismo de fondo –incluyendo la campeona mundial de maratón Ruth Chepngetich- se encontraron entre los inscriptos para la prueba.
Cuando finalmente sonó la señal de partida, el aire se llenó de un entusiasmo desbordante. Era el comienzo de una aventura que quedaría grabada en la memoria de todos los presentes. La argentina Florencia Borelli fue uno de los nombres más ovacionados. Es que la argentina está entre las atletas más reconocidas de Argentina en los últimos años y, de hecho, en la Media Maratón del año pasado estableció un récord sudamericano con un tiempo de una hora, nueve minutos y 31 segundos.
A ocho minutos de la largada, la ansiedad se percibía a flor de piel en los corredores, que ya habían entrado en calor pero saltaban y vitoreaban aguardando el pitido inicial. Previamente, su entrada en calor había sido en la zona que rodea a la esquina de Libertador y Dorrego: en cada espacio de los bosques de Palermo se escuchaban gritos de algarabía y de aliento hacia ellos.
“No siento el frío”, dijo uno de los atletas en los segundos previos a la largada. Una frase que bien puede marcar la actitud frente al clima de los más de 20 mil corredores: el frío invernal de la madrugada no fue un condicionante para el disfrute y mucho menos para el espíritu competitivo.
El comienzo de la carrera tuvo como banda sonido a los Rolling Stones con su clásico Let’s spend the night together. Mientras se agolpaban los participantes en la línea de largada, los locutores remarcaban la procedencia de cada uno. Catamarca, Entre Ríos, Chaco, Uruguay, Chile, Paraguay, Francis, Rusia y Venezuela fueron solo algunos de los puntos geográficos mencionados.
El himno nacional previo a al comienzo le dio un tinte heroico al evento, del que Argentina es orgullosa sede. La largada fue en el marco de los últimos minutos de la noche, pues a los 30 minutos de comenzada la carrera el sol ya dejó ver sus primeros reflejos.
Los primeros en tomar la delantera fueron los deportistas de élite, marcando un ritmo vertiginoso desde el comienzo. Sin embargo, detrás de ellos, una marea de entusiastas seguía el ritmo, cada uno avanzando a su propio paso, pero todos con un objetivo común: llegar a la meta.
Los espectadores desempeñaron un papel crucial en este evento. Con bebidas calientes en mano y palabras de aliento, se convirtieron en una fuente inagotable de motivación. Los aplausos y las ovaciones se entrelazaban, creando una sinfonía de apoyo y camaradería. En el lapso entre la largada y la llegada del primer corredor, el público disfrutó de los stands repartidos por la zona que ofrecían mate, comida y café de especialidad para amenizar el frío y la espera.
El nuevo circuito del Medio Maratón, que ya cuenta con la certificación oficial de World Athletics (Federación Internacional de Atletismo) atravesó Palermo y toda la zona céntrica de Buenos Aires. Además, es un terreno totalmente plano y su diseño favoreció el mejor rendimiento de los participantes.
Los podios de la competencia
El ganador de la contienda general masculina fue el keniata Kipkorir Konga, quien realizó el recorrido en 59 minutos y siete segundos. Lo siguieron los también keniatas Felix Kipkoech, con 00:59:28, y Cosmas Mwangi Boi, con 00:59:29.
El podio femenino se formó con las etíopes Ababel Yeshaneh Brihane -con un tiempo de 01:06:10- y Guteni Shone Imana (01:06:12) y, por último, la keniata Ruth Chepngetich, con 01:06:18.
En tanto, el primer argentino en alcanzar la meta fue Ignacio Erario, un mendocino que meses atrás se consagró en la Media Maratón de su provincia natal, quien expresó su felicidad por conseguir el objetivo de haber bajado la hora y dos minutos. Lo siguieron David Rodriguez, con un tiempo de 01:02:45, y Fabián Manrique con 01:04:17.
En tanto, la fondista Florencia Borelli, oriunda de Mar del Plata, se quedó con la prueba nacional con nuevo récord argentino y sudamericano gracias a un tiempo oficial de 01:09:26. La mejor marca que todavía se mantiene vigente entre las mujeres está en manos de la etíope Ababel Brihane (1:07:44). Luego de Borelli, llegaron al podio Marcela Gomez, con un tiempo de 01:13:26, y Antonella Guerrero, con una marca de 01:14:18.
La participación de Esteban Bullrich
La inclusividad fue una de las características destacadas de este evento. Todos fueron bienvenidos, sin distinción. Los participantes en silla de ruedas, con su valentía y determinación, demostraron que no existen barreras insuperables cuando se tiene el espíritu adecuado. Uno de los principales ejemplos fue el ex senador y dirigente de Juntos por el Cambio Esteban Bullrich, quien participó para recaudar fondos que permitan financiar tratamientos contra la Esclerosis Lateral AmiotrófIca (ELA). “Obviamente, por mi condición, participaré con la ayuda de mis amigos que empujarán mi silla de ruedas”, había expresado en la previa.
“La idea es juntar fondos para la fundación, especialmente para la realización de un ensayo de tratamiento con Interleucina-2 que mostró buenos resultados en un estudio de fase 3″, sostuvo hace unos días.
A medida que avanzaba la carrera, las historias personales como la de Bullrich comenzaron a emerger. Relatos de superación, de amistad, de desafíos superados y metas alcanzadas. Cada atleta, con su propio conjunto de desafíos y triunfos, añadió un capítulo único a la narrativa general del evento.
El clímax se acercaba. Los primeros en cruzar la línea de meta fueron recibidos con una ovación ensordecedora. Pero este no fue el final, sino solo el comienzo de una serie de llegadas emocionantes que eran celebradas y reconocidas. Porque en esta maratón, lo que realmente importaba era el viaje, no el destino.
Con el paso de las horas, la carrera llegó a su fin. No obstante, los recuerdos creados perdurarán por siempre. Las calles, que por un día se convirtieron en un escenario de resistencia y pasión, volverán a su rutina diaria, pero algo grande y mágico quedará latente en el aire, porque el Medio Maratón no fue solo una competencia: fue una celebración de la vida, del esfuerzo y de la comunidad. Y mientras esperamos con ansias la próxima edición, queda la certeza de que, año tras año, este evento seguirá escribiendo relatos de determinación y amor por el deporte.
Mientras el sol de la media mañana se dejaba entrever, dejando tras de sí un cielo teñido de tonos anaranjados, los participantes comenzaron a reunirse, compartiendo sus experiencias y anécdotas del trayecto. Las risas, los abrazos y las lágrimas de emoción se entrelazaban, creando un mosaico de emociones humanas. Las zapatillas gastadas y las medallas recién adquiridas eran testigos mudos de las batallas personales libradas, de los kilómetros recorridos y de los desafíos superados.
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