No hay carrera más espectacular que los 21K de Buenos Aires. Con más de 20,000 atletas, es una de las postales más impactantes del calendario porteño. Un recorrido que atrae a corredores de todo el mundo y es casi obligatorio para los aficionados locales y latinoamericanos. Pero que, además, tiene un espacio de privilegio para los atletas de élite.
Todas esas historias conviven: la de los profesionales y la de los amateurs. Del primero hasta el último, hay un objetivo, un sueño, un camino que no empieza en la línea de largada, ni que tampoco termina luego de pasar la meta. Así que primero hay que felicitar a todos los que han participado y luego analizar la carrera.
La largada fue a las 7 de la mañana, es decir en pleno amanecer. El frío no se sintió porque la largada multitudinaria no da espacio para ello. Luego, una vez en carrera, la temperatura fue ideal. Entre 8 y 10 grados, con un sol que fue subiendo durante el recorrido, no se puede pedir más para una competencia de 21 kilómetros. Si hay algo que tiene esta carrera es una salida complicada.
A pesar de las diferentes opciones manejadas a lo largo de los años, aún es un tema por resolver. Corredores que no se ubican en el tiempo que les corresponde es un problema para una competencia de 20.000 participantes. Se necesita más educación y un poco más de organización. No es tan fácil como parece, pero de la misma forma que se han resuelto muchas cosas, esta deberá mejorarse. Dependiendo de donde se largue, el primer kilómetro es el complicado, luego se va encontrando el ritmo. Es hora de hacer clasificación por tiempo neto y nada más, así tampoco los “ventajeros” se sienten tentados.
Y una vez que pasó la largada, que también es eufórica y espectacular, empieza la verdadera fiesta. Si hay algo que marcó el recorrido de estos 21K fue la belleza del recorrido. Al sacar la autopista que se usaba en las ediciones anteriores, ahora cada kilómetro es hermoso y pasa por lugares emblemáticos de la ciudad de Buenos Aires. Si para un local es inolvidable, lo debe ser también para los corredores del mundo.
Por la Avenida Alcorta hasta la Avenida 9 de julio, la carrera tiene una larga recta inicial y luego una subida desafiante que todos los que hemos corrido antes ya conocemos bien. No es un sueño, realmente escuchamos un tango mientras llegamos al Obelisco. Es uno de esos instantes que se guardan en la memoria. Buenos Aires en estado puro.
La calle Corrientes, hasta el Luna Park, la Casa de Gobierno pasando frente a la Catedral Metropolitana, volver al Obelisco y retomar una vez más hacia Plaza de Mayo para tomar una última vez “El bajo” para, ahora sí, volver y tomar la 9 de julio hasta la Avenida Alcorta y luego la Avenida Libertador hasta la Avenida Sarmiento, pasar por el Planetario por segunda vez y regresar a la Avenida Alcorta y Dorrego para cruzar una meta única, de esas que duran para siempre.
La llegada ha sido mejorada y ahora tiene un vallado que comienza bastante antes, lo que evita que la pasión argentina inunde la calle y complique la llegada. Excelente cambio que mejora la experiencia para todos. Hay números musicales en distintas partes del recorrido y el aliento del público se vuelve ensordecedor en el kilómetro final.
Todos le gritan a sus familiares, amigos y desconocidos convertidos en ídolos momentáneos, ovacionados por un público que festeja a todos los atletas. Nada es más motivador que ir a ver una llegada, es la muestra de emoción y coraje deportivo más impactante que existe. Todos tienen su momento de gloria, todos van en busca de su medalla.
No importa cuantas veces corramos una carrera, la llegada nunca nos deja indiferentes. Los que jugamos en nuestra ciudad, incluso en nuestro barrio, conocemos cientos de corredores, algunos a los que sólo vemos en esta carrera y otros con los que entrenamos a diario.
La carrera ganó mucho en belleza, aunque el recorrido sigue teniendo varias subidas que requieren atención. Como se larga y se termina en el mismo lugar, esto significa que todo lo que se sube, se baja, así que es importante tener una estrategia clara. No es necesario acelerar en las subidas, naturalmente nuestro cuerpo debería mantener el promedio al final de la competencia. Y cada uno debe ser fiel a su objetivo.
En mi caso, yo buscaba un ritmo fuerte pero no para bajar mi marca, porque estoy preparando otra carrera y no hice la bajada de kilómetros que hubiera requerido el participar en los 21K de Buenos Aires. Sin embargo, mi ritmo fue mejor de lo calculado y mi carrera tuvo un ritmo parejo, lo que demuestra que se podía lidiar con subidas y bajadas sin problemas. Ahora multipliquen mi plan por 20.000 y podrán tener la historia de cada uno de los corredores: los debutantes, los veteranos, los que corren acompañando a alguien, los que mejoraron su marca y los que esta vez no pudieron o ni siquiera los buscaron.
Con un clima ideal son pocas las cosas que preocupan a los corredores. Mejor aún, la hidratación estuvo impecable y lo mismo en la llegada, que también tuvo un largo vallado para evitar que se congestionara la llegada. No subestimen lo que significa el final de una carrera multitudinaria. Ese fue otro de los varios cambios positivos que ayudaron mucho a que la carrera cerrara bien.
De un lado de la Avenida Alcorta estaban ubicados los running team, que como siempre extienden la fiesta como no he visto en ningún otro país del mundo. Si hablamos de identidad, en eso Argentina es incomparable. Del otro lado estaban los sponsors y organizadores, así como el podio. El sponsor deportivo Adidas tenía un espacio fuera de todo lo conocido y el podio armado para los atletas también es de una espectacularidad que no todas las carreras tienen, y no hablamos sólo de Sudamérica.
Las carreras de 21K no son algo sencillo. Necesitan entrenamiento y un estado físico adecuado, además de un chequeo médico al día. Son años de correr y meses de preparación. Pero al mismo tiempo, y esto lo digo habiendo corrido los 21K de Buenos Aires 11 veces, todo lo que le dedicamos a la carrera, vuelve a nosotros en alegría y felicidad al pasar la meta.
Es importante hacer el ejercicio de disfrutar y sentirse agradecido desde el inicio hasta el final. Esta carrera merece el amor que le dedicamos y las horas de preparación. En lo personal, es mi favorita dentro del calendario porteño y la que le recomiendo a todos los corredores. Sólo puedo pensar en descansar, saborear la satisfacción del objetivo cumplido y ya ponerme a soñar con los 21K de Buenos Aires 2024. Una vez más, felicitaciones a todos los que participaron.
*Santiago García es maratonista, autor de los libros “Correr para vivir, vivir para correr” y “Volver a correr”. Completó la Six World Marathon Majors dos veces. En Instagram: @sangarciacorre.
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