El vino une, dice el dicho, y en el Día del Amigo eso queda más que confirmado, porque son mayoría los que eligen salir a celebrar con sus amigos alrededor de una buena mesa, ya sea en la casa de alguno de ellos o en un restaurante.
Lo importante es encontrarse y poder charlar, disfrutando la compañía y qué mejor que hacerlo con buenos vinos. Porque son esas botellas las que pueden ponerle más diversión a la juntada gastronómica, sin que sea necesario que lo gourmet sea el tema central.
Empezar con un vino, y luego ir sirviendo otros distintos, a medida que pasan el tiempo y los platos, puede ser una buena propuesta entre amigos. En primer lugar, por el tema del maridaje, porque una comida se disfruta más con un vino adecuado. Y no es que se trate de algo muy estricto, ya que existen cientos de vinos para cada plato y viceversa. Pero, así como se empieza picando algo para luego pasar a un plato más contundente y se termina con el postre, lo mismo sucede con los vinos.
Por lo tanto, si es en casa, habrá que disponer de buenas copas y tener los vinos a temperatura, ya que es indispensable para que se disfruten más. Y siempre será preferible servirlos más fríos, y que se vayan atemperando en las copas, que servirlos naturales y tener que refrescarlos de alguna manera. Si es en un restaurante, todo será más relajado, aunque la idea de la progresión de las etiquetas debería ser similar.
¿Con qué abrir el juego en el día del amigo? Una propuesta es con un buen espumoso porque hay que celebrar el encuentro especial, y las burbujas son sinónimo de festejo. Pero no solo eso, también se trata de un vino refrescante, que puede ir muy bien como aperitivo, y hasta acompañar bien la entrada.
Si es en casa y todo comienza con una picada, cabe destacar que los espumosos nacionales son una gran compañía para fiambres y embutidos. Lo mejor es un rosé. Los quesos quizás sea mejor dejarlos para el final como hacen los franceses, antes de los postres, porque son muy llenadores, y algunos piden vinos más contundentes. Pero el espumoso es el vino que se adapta muy bien a cualquier comienzo, incluso como único vino de la noche, aunque siempre es mejor ir cambiando.
Por eso, luego de las burbujas, y ya con el principal en la mesa, puede seguir un buen blanco o un buen tinto. Lo importante es que el vino elegido tenga algo especial, algo que al contarlo a los amigos llame la atención, incluso antes de ser descorchado. No es porque el vino va a ser más importante que los protagonistas, sino que simboliza una ofrenda, y su búsqueda implica interés por los demás. En este paso puede ir más de un vino, entendiendo que de una botella toman diez personas, y por lo tanto se puede jugar con poder servir dos o tres vinos diferentes para el principal, pero siempre teniendo en cuenta qué se va a comer.
Si la propuesta es con pescados y frutos de mar, de las burbujas hay que pasar al blanco o al rosado, y si es un tinto, que sea Pinot Noir, joven y refrescante. Si es carnes rojas o algún guiso o pastas o risottos, generalmente los tintos equilibrados van muy bien. Y ahí de nuevo, quizás más de uno y en orden creciente de intensidad.
Para el final, antes de los postres, pueden aparecer los quesos que se separaron en la picada. Luego los dulces, momento en el cual es difícil elegir vinos, pero eso no implica que se disfruten menos. Es hora de dejarse llevar por los helados, tortas cremosas o de frutas, chocolates, etc. Y luego si, una vez hecha la pausa dulce, la que muchos acompañarán con café o alguna infusión, llegará el momento de la sobremesa, ideal para estirar la charla y que los recuerdos y anécdotas invadan el ambiente.
Muchos pueden elegir una bebida espirituosa, pero también se puede optar por compartir otro vino, uno importante, esa botella que alguno tiene esperando para alguna ocasión especial, o ese vino guardado durante años, en los que predominan los sabores del tiempo. No importa quién o quiénes lleven los vinos, lo importante es que puedan contar por qué lo eligieron. Y los amigos que lo disfrutan también pueden participar brindando su opinión. Es que compartir un vino con un amigo es especial, y más en el Día del Amigo.
La siguiente es una selección de 3 vinos que pueden formar parte de cualquier encuentro entre amigos:
1-Terrazas Origen Los Chacayes Malbec 2021
Terrazas de los Andes, Valle de Uco, Mendoza $4200
Esta renovada línea (antes era Apelación), por dentro y por fuera, tiene como protagonista al Malbec de diferentes alturas. Con mucha tipicidad de lugar, de aromas salvajes, pero equilibrados y trago no muy profundo. Hay frescura y cierta vivacidad, es limpio y con especias secas. Su mayor atractivo está el ataque y la energía de Los Chacayes. Ideal para agasajar a los amigos con unas buenas pastas.
Puntos: 91
2-Kaiken Nude 2022
Bodega Kaiken, Valle de Canota, Mendoza $8200
Este original vino nuevo, de botella muy atractiva, es un rosé de Grenache del Valle de Canota, con un toque de Cabernet Sauvignon. De aromas expresivos y bien frutados, y paladar equilibrado y fresco. Resulta voluptuoso y de trago amable. Es ideal para abrir el juego, pero también puede acompañar sushi, pizzas, ensaladas, pescados y frutos de mar.
Puntos: 90,5
3-Heritage Malbec 2020
La Celia, Paraje Altamira, Valle de Uco $10.900
Este vino lleva la firma de la enóloga Andrea Ferreyra, y en esta cosecha vuelve a demostrar buena consistencia. Se trata de un single vineyard, con fuerza y cierta potencia. Las uvas provienen de suelos calcáreos y eso explica la firmeza de sus taninos. Además, se crio en tonel durante 15 meses y luego permaneció un año más en botella. No es tan fácil de conseguir porque es de partida limitada y se exporta muy bien.
Puntos: 91,5
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