Siempre hay un buen motivo para correr una carrera. Cuando la multitud palpita los minutos previos, cuando la competencia está en su máximo esplendor y cuando, una vez finalizada, todos se quedan a pasar un rato extra, entonces solemos hablar de que la carrera ha sido una fiesta.
A los corredores nos encantan las carreras y siempre las vivimos en modo festivo, incluso cuando estamos concentrados buscando nuestro mejor tiempo. Por ese motivo, he tratado de estar en todas las ediciones de los 9K Carrera de la Independencia, que se realiza en Palermo, y que este domingo cumplió su sexta edición.
Como todo argentino sabe, el 9 de julio se festeja en Argentina el Día de la Independencia. Es una fecha muy querida y un evento indiscutible de nuestro calendario. Ya existe un carrera muy importante conmemorando el 25 de mayo, el día de la Revolución que dio pie al primer gobierno patrio. Dicha carrera se llama, en la actualidad, Carrera Maya y anteriormente se la conocía como Fiestas Mayas.
Por eso no es de extrañar que el 9 de julio tenga su propia carrera. Este año la fecha cayó en domingo, por lo cual se pudo vivir como un domingo de carrera de los habituales en Palermo. Pero siempre con la misma consigna: Unidos por el Día de la Patria.
La temperatura promedio de estas semanas ha sido insólitamente elevada para julio, por lo que no hubo que pasar frío antes de la largada. Lo que no se pudo evitar fue una breve e intensa lluvia que cayó durante unos pocos minutos cuando los primeros corredores llegábamos a la zona de largada.
Todavía de noche, y bajo la lluvia, parecía que iba a ser un desafío extra. Pero la lluvia paró y a la hora de largada, 8 de la mañana, ya era completamente de día. La humedad era alta, pero no se puede tener todo. Una vez que empieza una carrera, todo es intenso, feliz, entretenido.
Cómo es común para estas fechas, hubo himno previo a la largada, algunos artistas y la bandera gigante que se despliega sobre los corredores unos minutos antes. Nadie que participa de la Carrera de la Independencia se queda sin tocar la bandera.
Que la competencia tenga 9 kilómetros y no los 10 habituales le da un toque particular y único a la carrera, además de jugar con la fecha en la que se realiza. Pero como dato divertido, todos los corredores sabemos que al llegar al kilómetro 8 ya podemos lanzarnos al último y más rápido de los segmentos que conforman la competencia.
Que sean 9 también le quita algo de peso a la tensión de hacer una mejor o peor marca en la distancia. Aunque muchos la hemos corrido en varias ocasiones, para otros se trata de no competir contra sus propios tiempos y disfrutar de lo que se obtiene en esta distancia única.
El recorrido partió de Alcorta y Dorrego, fue por Alcorta hasta pasar por debajo de la subida del puente Ángel Labruna y retomó por Alcorta, pasando por delante del Lago Regatas en el Parque 3 de febrero y volviendo a Alcorta hasta pasar Dorrego, retomar y terminar en el punto de largada. No tuvo un solo retome abrupto y las dos veces que había que volver sobre Alcorta se lo hacía con curvas que no les quitaban velocidad y ritmo a los corredores.
No es un dato menor y se agradece a los organizadores por eso. El arco, por supuesto, estaba vestido para la ocasión y era espectacular. Lo único que me genera dudas es el escenario que se despliega antes de la largada, ocupando una parte de la avenida y apretando el pasado de los corredores. Ya lo he visto en otras carreras y no me termina de convencer para nada.
Muchos de los que participamos lo hacemos exclusivamente por el festejo del 9 de julio. Como ninguna otra carrera del calendario, aquí la casi totalidad de los corredores se visten de celeste y blanco. La remera oficial es muy linda, pero otros eligen su propia versión con los colores de Argentina.
Como dato de color, yo usé la remera de la edición del año pasado cuando fui al Obelisco a festejar el triunfo de la selección argentina en el mundial de fútbol Qatar 2022. Es decir que, además de la carrera, la remera tiene muchos usos posteriores, ese es el sueño de cualquier organizador. En lo personal, mi tiempo fue de 36:45, mi posición en la general 68 y en mi categoría 2do. El total de corredores entre las dos distancias fue de 5000 corredores que agotaron los cupos dos semanas antes de la carrera.
Cada corredor se lleva un recuerdo personal de su paso por la carrera. La medalla de finisher es el premio a ese esfuerzo y el souvenir de la alegría de formar parte. Desde los ganadores en los 9K, que fueron Leo Contreras con un tiempo de 28:45 en hombres y Belén Casetta en mujeres con una marca de 32:15, a los que llegaron al final de los 3K (la distancia participativa) todos formaron parte de la misma fecha patria.
La atleta olímpica Belén Casetta, por tomar un caso, volvió a competir a casi dos meses de haber sido mamá. Ella, que es una de las más grandes corredoras de la Argentina, tiene una historia para contar, así como la tenemos todos los demás que participamos. Fue una alegría ser parte. Felicitaciones a todos los que corrieron y ¡Feliz día de la Patria!
*Santiago García es maratonista, autor de los libros “Correr para vivir, vivir para correr” y “Volver a correr”. Completó la Six World Marathon Majors dos veces. En Instagram: @sangarciacorre.
Seguir leyendo: