¡Correr con música o correr sin música, esa es la cuestión! Hay un debate en el mundo del running con respecto a este tema. Hay varios argumentos a favor y hay muchos otros en contra, pero más allá de la libertad de hacer lo que a uno le funcione mejor, hay datos más estrictos para que cada corredor sepa lo que gana y lo que pierde al tomar una decisión.
El tema suele estar asociado a las personas que corren en solitario. Si uno entrena en grupo o corre junto a otra persona, es muy raro que se lleve un dispositivo para ir escuchando. Por respeto al prójimo, correr escuchando melodías sin auriculares debería ser evitado en cualquier ocasión. Aún entiendo que hay diferentes personalidades y estilo, la convivencia indica que correr con música solo es una opción llevando auriculares.
Y si se está con otras personas, lo educado es no estar con auriculares. Pero vayamos directamente al punto central: ¿Es bueno o malo correr solo y escuchando música?
Entrenar bajo el ritmo de nuestras canciones favoritas, proporciona el placer que la música en general nos produce en cualquier orden de la vida. Ese placer reduce el estrés, la angustia y, en el caso del running, los pensamientos negativos productos del cansancio mismo del entrenamiento.
Para algunas personas la música es la diferencia entre poder completar un trabajo o abandonarlo en la mitad. Aquel que no pueda completar un fondo por no estar escuchando una melodía debería entrenar la fortaleza mental, no huir del problema. Pero si lo que se busca es combinar el placer del running con el de nuestras canciones favoritas, entonces para muchos es el plan ideal, un verdadero espacio de disfrute. Eso no es discutible.
El placer, como el entretenimiento, siempre son buenos. Algunos corredores rinden más al correr con música, pero dependen de ella para mantener ese rendimiento. Para algunos, la ventaja es evitar conversaciones con desconocidos o escuchar cosas que no queremos escuchar.
Las canciones, si se eligen de forma muy específica, también pueden ofrecer motivación y energía. Así como muchos eligen ciertas melodías para ir al gimnasio, algunos runners tienen su playlist llena de energía para correr con ganas y completar los kilómetros que corresponden a la sesión de entrenamiento del día.
Algunos, muy sofisticados, se arman una lista de canciones para las carreras, para que ciertos temas o melodías coincidan con diferentes motivos de la competencia. Si funciona, funciona. ¿Entonces no tiene contraindicación correr con música? Sí, tiene sus contra que aclararemos a continuación.
Una buena playlist también sirve para aislarse del mundo. No escuchar ruidos molestos o las voces de otras personas es un plan muy agradable si uno quiere conciliar el sueño o abstraerse del mundo, pero si se corre al aire libre esto puede significar no escuchar una bicicleta, un auto, una voz que nos advierte algo o cualquier situación en la que necesita una reacción rápida que sólo podemos tener si estamos escuchando.
Correr con música puede ser peligroso. Un punto medio es usar sólo un auricular o usarlos con un volumen muy bajo, para tener el sonido exterior y el de la música al mismo tiempo.
En las carreras la situación es peor. Muchas competencias prohíben el uso de auriculares por el riesgo que este conlleva. En una carrera de trail directamente no deben usarse, porque tanto nosotros como otros corredores pueden necesitar algún tipo de ayuda y se necesita escuchar. Incluso por el simple hecho de pasarnos por un sendero requiere un aviso que se hace siempre de espaldas al que debe correrse para ceder el paso.
En la calle pasa algo parecido, por lo que no es bueno usar música. Conectar con los pensamientos y el exterior puede ser abrumador, pero es lo que corresponde en una competencia. ¿Alguna vez vieron a un corredor profesional compitiendo con música? Claro que no, pero sí algunos, los menos, hacen sus entrenamientos más livianos escuchándola. Eso también podría ser un parámetro.
La seguridad no es el único problema de correr con música. La música condiciona el estado de ánimo y eso puede también afectar el ritmo de entrenamiento. No es que pase siempre, pero puede ocurrir que nos lleve más lento o más rápido, pero no al ritmo que corresponde. Incluso podemos creer que vamos a un ritmo por la música y en realidad ir a otra velocidad.
Si se trata de correr con música, jamás hay que entregarse a una playlist que no nos guste, elegida al azar sin criterio. A otros corredores el tipo de género musical o canción no les cambia absolutamente nada, ni el ritmo, ni el ánimo, ni nada, tan solo lo disfrutan. Cada uno debe saber cuál es su caso. Lo más importante es saber lo qué se gana y lo que se pierde en cada caso.
*Santiago García es maratonista, autor de los libros “Correr para vivir, vivir para correr” y “Volver a correr”. Completó la Six World Marathon Majors dos veces. En Instagram: @sangarciacorre.
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