Vinos a la carta: tres Cabernet Franc para conocer al próximo gran tinto argentino

Fabricio Portelli recomienda tres vinos de esta cepa que irrumpió con toda la fuerza y rápidamente se puso de moda. No sirve para blends y se lleva muy bien con el Malbec. Por qué es un varietal que llegó para quedarse

En pleno auge del Malbec algunos hacedores buscaron diferenciarse intentando llamar la atención de los consumidores a partir de vinos diferentes como el Cabernet Franc (Getty Images)

Lejos de pretender ser el sucesor de nuestro gran Malbec, el Cabernet Franc ha asomado en los últimos años con mucho ímpetu. Los primeros llegaron de la mano de enólogos que le venían siguiendo los pasos de cerca desde hacía tiempo. Incluso, alguno de ellos ya lo vinificaba como varietal y con serias pretensiones. Sin embargo, gracias a las altas calificaciones de algunos periodistas especializados de otros países, el Cabernet Franc despertó el interés de muchos otros hacedores, que seguramente vieron en él una oportunidad vínica y no se la quisieron perder. Y esto causó una avalancha de un gran número de etiquetas que llegaron; al parecer; para no para quedarse afuera.

Pero el Cabernet Franc no es una novedad sino una de las cepas más nobles que existen. De hecho, comparte cuna con el Malbec en Burdeos, gozando de mucho más prestigio. Allí, sus referentes suelen ser blends con Merlot, además de vinificarse como varietal en algunas comunas del Valle del Loire, también en Francia.

Pero se sabe que acá la novedad vende, aunque también hay que tener en cuenta que lo que abunda, a veces sí daña. Porque para entender a este tinto que es pariente del Cabernet Sauvignon; con taninos más finos, menos estructura y una frescura final con toques herbales; hay que conocerlo bien. Es vivaz y puede llegar a ser longevo, pero al parecer la madera lo puede dominar. También, es difícil encontrarle el punto de cosecha justo para que no quede verde (temprano), ni con notas de fruta pasa (tardío).

Su fama comenzó por saberse codear con el Malbec en blends, ya que la fruta roja, amable y generosa de este, combinada con la frescura y tensión del Cabernet Franc, dan vida a varios de los mejores exponentes argentinos de hoy.

Actualmente hay más de 1.200 hectáreas de Cabernet Franc plantadas en la Argentina

Pero mientras el Malbec avanza a pasos firmes, a manos del terroir y justificando su diversidad, el Cabernet Franc tiene por delante un gran desafío. Demostrar por qué fue elegido como el mejor vino argentino por referentes internacionales, opacando de alguna manera el gran auge del Malbec en el mundo. Todos los que siguen de cerca y disfrutan a diario los vinos argentinos, celebran la llegada de un nuevo exponente, y seguramente le auguran lo mejor. Pero para ser, no solo hay que parecer.

Por suerte, el vino argentino sigue avanzando a paso firme a pesar de las adversidades coyunturales. Y si bien la concentración de bodegas parece ganarle la pulseada a la atomización, la diversidad de etiquetas se mantiene como uno de los atractivos más importantes del vino. Como en otros rubros, las modas también impactan, pero hay vinos que las trascienden como el Cabernet Franc, que llegó para quedarse. Hoy, es el vino que la mayoría de los enólogos argentinos elige para diferenciarse. Y si bien su nobleza está fuera de discusión, siempre estuvo a la sombra en la Argentina del Cabernet Sauvignon y del Merlot.

El Cabernet Franc es un vino que posee notas herbales y de frutas rojas, con un nervio propio

No obstante, ya venía aportando su frescura natural y taninos vibrantes a muchos de los blends más tradicionales. Actualmente hay 1.200 hectáreas de Cabernet Franc plantadas en la Argentina, suficientes para patear el tablero y asegurarse un futuro más protagónico, aunque muy lejos de las casi 50.000 del Malbec. Da tintos ideales para acompañar carnes asadas porque el nervio de sus texturas ayuda a limpiar bien el paladar, sin ostentar mucha estructura. Podría decirse que en la copa está entre el Cabernet Sauvignon y el Malbec, porque posee los taninos del primero y la carnosidad del segundo, aunque más herbal que frutal.

Todavía suelen estar más marcados por el estilo del hacedor que por la zona, ya que no abundan tantos y sufren mucho el punto de cosecha. Eso explica que haya algunos más verdes y otros más maduros en sus expresiones. Pero es evidente que se da muy bien y que es diverso gracias a su capacidad de adaptación. Es por ello que ha desplazado del segundo lugar en las preferencias del consumidor a las otras variedades tintas más plantadas, como Bonarda y Cabernet Sauvignon.

3 vinos de esta cepa que llegó para quedarse

1- La Celia Pioneer Cabernet Franc 2020

La Celia, Valle de Uco $2.300

Con uvas de La Consulta y Altamira y el expertise acumulado de Andrea Ferreyra (enóloga) llega uno de los Cabernet Franc más producidos y con más historia. Su carácter es una combinación del estilo del vino con influencias del lugar. Es frutado y fresco, con buena madurez, de trago ágil y vivaz gracias a sus leves dejos herbales. Dice su hacedora que es un vino que evoluciona bien en botella. Beber entre 2023 y 2024.

Puntos: 90

2- Zaha Toko Vineyard Cabernet Franc 2019

Bodega Teho, Paraje Altamira, Valle de Uco $7200

Alejandro “Colo” Sejanovich es de los que más conoce esta cepa y lo demuestra en este single vineyard, en el que se combinan con equilibrio y frescura la tipicidad varietal con el carácter del viñedo. De aromas limpios e intensos y paladar franco, fresco y envolvente. Las texturas incipientes resaltan su costado herbal. Beber entre 2023 y 2029.

Puntos: 94

3- Gran Enemigo Cabernet Franc Gualtallary 2019

Bodega Aleanna, Gualtallary, Valle de Uco $16.500

Fue Alejandro Vigil el que puso al Cabernet Franc sobre la alfombra roja de los tintos al lograr 100 puntos con este vino. De aromas expresivos y a la vez equilibrados, con un agarre sostenido y una frescura amplia que domina el paso por boca. Hay especias secas y frutas rojas ácidas, taninos precisos y una crianza muy bien integrada. Beber entre 2023 y 2029.

Puntos: 95

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