Cómo generar emociones positivas: 3 ejercicios que propone la neurociencia

En exclusiva para Infobae, Ineco brindó una serie de ejercicios para impulsar y mejorar el funcionamiento cognitivo. Hoy, consejos para alimentar las emociones que nos hacen bien

Guardar

Existen diferentes elementos que nos permiten alcanzar un mayor bienestar. Uno de ellos es a través de la generación de emociones positivas tales como la gratitud, el optimismo y la esperanza, según establece Teresa Torralva, neuropsicóloga y presidente de Fundación INECO, en su libro Upgrade Cerebral.

Trabajar y entrenar dichas emociones resulta de suma importancia dado que influyen notablemente en nuestros pensamientos, lo cual se traduce en las acciones que realizamos como consecuencia de ellos. A su vez, poner en práctica las emociones positivas, nos llevará a generar pensamientos que estarán acompañados de hechos con impacto positivo y que, a su vez, contribuirán a nuestro bienestar general, minimizando el espacio para las emociones negativas.

En exclusiva para Infobae, Ineco brindó una serie de ejercicios para impulsar y mejorar el funcionamiento cognitivo. Aquí algunos tips para cultivar y entrenar las diferentes emociones positivas que existen.

Se debe comprender que se relaciona directamente con la forma en que le damos significado a los eventos diarios. Así es como una persona optimista puede tener una visión completamente opuesta de un hecho a la de una persona pesimista.

Richard Davidson, doctor en Neuropsicología e investigador en neurociencia afectiva de la Universidad de Wisconsin-Madison, propuso la herramienta “mi mejor yo posible (best possible self)” para entrenar el optimismo: la persona debe visualizarse y escribir sobre un futuro en el que ha conseguido todos sus objetivos. Practicar este ejercicio, por ejemplo, una vez a la semana, ha demostrado resultados positivos en el optimismo y en el estado de ánimo de las personas que lo realizaron.

Otro tipo de entrenamiento en pos de alcanzar un mayor optimismo es registrar (mental o físicamente) los eventos positivos en el día, sin importar que tan pequeños sean, dado que funcionan como potenciadores de un pensamiento positivo, al enfocarse en los aspectos positivos del día a día.

Los niveles de esta emoción positiva pueden verse mejorados a través del desarrollo de diferentes técnicas, pero de base se necesita: establecer objetivos realistas en aquello que sea alcanzable (por ejemplo, fijar como meta el hecho de adaptarse sin mayores inconvenientes a un nuevo empleo), abordar nuestras metas de una manera práctica, (pensar en formas concretas de lograr esos objetivos, enfrentando los errores que se presenten y buscando las alternativas necesarias), y creer en nosotros mismos.

Cuando expresamos y recibimos gratitud, nuestro cerebro libera dopamina, serotonina y noradrenalina, neurotransmisores que influyen sobre nuestras emociones, sobre nuestros niveles de ansiedad y modulan las respuestas inmediatas al estrés.

Para practicar la gratitud es de gran ayuda agradecer las pequeñas cosas que nos rodean al levantarnos cada mañana. Un procedimiento que puede servir para el entrenamiento de la gratitud es: realizar una pausa consciente y controlar la respiración (tomarse unos momentos donde estemos, y en lo que estemos haciendo, para hacer una pausa y respirar profundamente, para calmar la mente y estar más conectados con nosotros mismos), .

Luego de habernos relajado, realizar una lista de agradecimiento, incluyendo a todas aquellas personas que nos apoyaron cuando más lo necesitamos en situaciones pasadas o recientes.

Una vez terminada la lista, leerla en silencio durante unos minutos. Solo con contemplar lo escrito nos sentiremos más agradecidos por el tiempo presente. Cuando meditamos enfocados en el agradecimiento, nuestra fortaleza interior empieza a acentuarse y comenzamos a sentirnos más seguros de nosotros mismos.

Seguir Leyendo

Guardar