Es común que las carreras de calle en Argentina se tomen un descanso durante los meses de enero y febrero debido al calor y la temporada de vacaciones. Pero en esos dos meses aparecen muchas competencias que se realizan en los lugares donde la gente va de vacaciones. Una de las más lindas experiencias en ese sentido es la Night Race Pinamar, auspiciada por Asics y organizada por Goldencast eventos.
Se trata de una competencia de trail con tres distancias, 5 Km participativa y 10 Km y 15 Km competitivos. Corredores con diferentes niveles y experiencia se unen en la largada, cada uno con su propio objetivo de carrera. Aunque no parece notable la diferencia de distancias, por supuesto que en una carrera como esta es una variante fundamental.
La carrera empieza y termina en el Camino de los pioneros, casi en la entrada de la ciudad de Pinamar. En ese mismo lugar se entrega el kit ese mismo día en los dos días previos. Todo es muy relajado, acorde al hecho de ser una competencia de vacaciones.
Con buen tino el kit de la carrera incluía una botella de dos litros de agua, no solo un recordatorio de la importancia de hidratarse, también una ayuda para no tener que buscar en la ciudad donde comprarla. El lugar de la largada y la llegada es el comienzo del bosque, lo que ya predispone bien a cualquier corredor, porque la belleza del atardecer va armando el ambiente.
La carrera largó casi a las nueve de la noche, esperando que estuviera oscuro y todos los corredores tuvieran sus linternas de minero encendidas. Con el kit venía la luz que se coloca en la cabeza y que nos va iluminando el camino.
Si bien había momentos de luz y en todos los lugares claves luces de la carrera marcando curvas y desvíos, la luz que llevaba cada uno nos mostraba el lugar donde íbamos a pisar. Es toda una experiencia correr así en un terreno como el de Pinamar. Tiene su dificultad pero también es divertido. Se necesita estar concentrado todo el tiempo, mirando donde se pisa y reaccionando frente a cada cambio en el suelo.
A la vez, todas las remeras tenían partes refractarias, por lo cual se iluminaban con las linternas de los demás. Desde la largada hasta la llegada, esto era un espectáculo de particular belleza.
No ha llovido mucho en estas semanas y la arena seca dificulta el correr. La organización humedeció la arena del primer kilómetro y medio, que a su vez es la llegada, para evitar que se levante toda la arena y a su vez se vuelva torpe el comienzo. Luego sí, los caminos iban teniendo más arena, aunque fueran duros debajo.
Se corría bien hasta el kilómetro seis aproximadamente y allí los que corrían 15 Km se encontraban con la parte más desafiante. La arena aumentaba y las subidas también. Aunque no era un médano de pura arena, tenía ya la arena de uno, aunque con el suelo que se podía sentir y el suelo propio del bosque.
Lo más entretenido es ir viendo los cambios en la firmeza de suelo y cómo adaptar el ritmo. Faltando cuarto kilómetros se volvía al camino inicial y, al que quedaban fuerzas, podía acelerar nuevamente.
A pesar de que se corrió de noche, el calor de enero se sentía. Tres puestos de hidratación para la distancia más larga, con agua fresca y un puesto de bebida isotónica, ayudaban a mojarse, beber y seguir. Correr de noche es algo poco habitual pero es ideal para cambiar la rutina y aprender a pisar en terrenos complicados con una visibilidad mínima.
Para la mente del corredor es también un aprendizaje divertido, donde la cabeza trabaja todo el tiempo y no tiene nunca permiso para distraerse. Las sensaciones de una carrera nocturna son completamente diferentes a lo habitual y más aún en un bosque. Aunque sea una vez al año hay que participar en alguna y esta en particular, entre varias, es posiblemente la mejor opción para disfrutar y pasarla bien, antes, durante y después de la carrera.
*Santiago García es maratonista, autor del libro “Correr para vivir, vivir para correr” y “Volver a correr”. Completó la Six World Marathon Majors dos veces. En Instagram: @sangarciacorre.
Seguir leyendo: