Dicen que cruzar la meta en un maratón te cambia la vida para siempre. Bueno, no lo dicen, es así. He corrido 30 maratones, es decir carreras de calle 42 Km 195 mts, y la primera, debo admitir, que la terminé con lágrimas en los ojos y la sensación de que algo había cambiado en mí.
En una maratón no se corre contra otros corredores ni contra el reloj, el principal desafío es la distancia en sí misma. La última edición de la Maratón de la Ciudad de Buenos Aires tuvo 8.000 historias diferentes, cada una viviendo la experiencia a su manera, con algo diferente y a la vez parecido por contar.
En un maratón hay de todo. Los mencionados debutantes en primer lugar, quienes suelen vivir con una intensidad irrepetible la carrera. Algunos que corren el maratón por primera vez son de elite, otros, la inmensa mayoría, son aficionados totales. Son los que más sienten el esfuerzo de la distancia porque todavía no saben de verdad lo que se siente correr cuarenta y dos kilómetros y ciento noventa y cinco metros. Esos corredores son los que más lloran en la línea final.
Porque si hay algo que tiene la maratón es que nadie tiene la certeza de que la va a terminar. Se pueden correr treinta o treinta y cinco kilómetros aparentemente impecables y luego perderlo todo en los últimos. Esa es parte de la gracia de la maratón.
La otra cosa que lo hace memorable es el tiempo de entrenamiento que lleva entrenarlo si uno lo entrena de verdad. Porque entre las miles de historias también están esas, las de los que se entrenaron bien y las de los que no se entrenaron correctamente. A estos últimos les toca siempre la peor parte, claro. Pasar la meta es ponerle un broche de oro a todo ese proceso.
No todos consiguen completar la carrera, la mayoría sí. También están las historias de los que no logran completar la carrera y, mejor aún, la alegría de los que no pudieron terminar la última vez y se han tomado revancha.
Correr en la ciudad donde uno vive significa también conocer a cientos de corredores. Y a partir de eso surgen charlas, relatos, conversaciones donde se van intercambiando experiencias. Los que lograron su mejor tiempo, los que no lo lograron. Los que hicieron la carrera perfecta y también aquellos a los que les salió todo mal. De cada corredor se puede aprender algo. Un detalle, un consejo, un secreto. Todos aprendemos cuando corremos un maratón, intercambiar ese conocimiento es uno de los privilegios de ser parte de la comunidad runner.
Entre las muchas historias vale la pena mencionar a una leyenda. Stella Maris del Papa quien, a sus 70 años, completó su maratón número 80 en poco más de cinco horas. Ella recibió en la llegada una distinción especial. Stella Maris fue una de las pioneras entre las mujeres que corren maratón en nuestro país, habiendo alcanzado el podio en 1986, cuando ellas lo hicieron por primera vez.
Stella Maris ya había corrido un maratón en 1981, pero sin permiso oficial. Aunque no lo crea el lector, muchas competencias en esa distancia no aceptaban mujeres. Verla a ella completar su maratón número 80 fue uno de los lujos que tuvo el maratón de Buenos Aires 2022.
Cada corredor que corre maratones en Argentina está en deuda con esta pionera del atletismo. Los maratones que hoy tienen miles de competidores deben saber que no estarían allí si no hubieran existido estos grandes deportistas que dieron los primeros pasos.
También se hizo presente Sebastián Karpencopf, conocido por correr con el uniforme completo de bombero voluntario. Por supuesto que requiere de un gran entrenamiento, cosa que él tiene, ya que si la distancia es demandante, lo es aún más llevar tanto peso encima. Muchos de los aplausos de la jornada se los llevó él.
Miles de historias de esfuerzos enormes, de personas a las que el deporte les parecía lejano hasta que un día comenzon a entrenar. Sueños, segundas oportunidades, promesas y compromisos varios. Todos los corredores corren con sueños en el corazón y el maratón de Buenos Aires es una prueba de ello.
Quien pierda su fe en el espíritu de las personas debería ir a ver el último kilómetro de un maratón, allí se resume la lucha constante por superación, algo inherente a la condición humana.
*Santiago García es maratonista, autor del libro “Correr para vivir, vivir para correr” y “Volver a correr”. Completó la Six World Marathon Majors dos veces. En Instagram: @sangarciacorre.
SEGUIR LEYENDO: