¿Los hombres suelen quedarse dormidos después del sexo? Si bien sería muy arriesgado decir que a todos los hombres les pasa lo mismo, es cierto que a un gran porcentaje le ocurre y que es el sexo masculino el que se lleva el primer puesto por sobre el femenino, a la hora de “desconectar” el cerebro un ratito luego de haber tenido el acto sexual.
¿Por qué suele pasar esto? Se podría decir que por varias razones y ninguna de ellas tiene que ver con el estado sentimental de la pareja, mucho menos con el rendimiento.
Después del orgasmo, la liberación de sustancias químicas como la oxitocina, la prolactina, el ácido gamma-amnobutírico (GABA) y las endorfinas contribuyen a esa sensación de no poder controlar el sueño. Estas hormonas son parte también de la actividad cerebral mientras tienes relaciones.
Mark Leyner y Billy Goldberg, autores del libro, ¿Por qué los hombres se duermen después del sexo?, sugieren que, dado que el clímax de un hombre viene dado por un órgano externo (el órgano erógeno de las mujeres es interno), causa una pérdida de energía a través de la eyaculación.
Esto conduce a cambios en el cerebro, como demuestra una investigación publicada en la revista ‘Neuroscience & Behavioral Reviews’, en la cual esta bajada de potencia se asocia con una disminución de la actividad neuronal de la corteza prefrontal. Lo que sucede es que esta se apaga después del orgasmo, por lo que los hombres pueden sentir sueño, ya que en esta región se encuentra la conciencia y el estado de alerta.
¿Que sucede en la mujer? Casi como una contraposición, los autores afirman que el orgasmo femenino es una explosión de energía interna, por lo que no se sienten tan cansadas o adormecidas.
Laurie Betito, psicóloga de Montreal especializada en terapia sexual cree que a las mujeres, por lo general, les gusta hablar después del sexo. “La comunicación tiende a ser más natural y fácil para ellas”, afirmó. “Si un hombre no tiene ganas de conversar, es posible que acabe decepcionada”. Acurrucarse y hablar después del coito, sin embargo, acrecienta la confianza y mejora la relación sentimental.
“La química del cuerpo de un hombre cambia”, aseguró David McKenzie, un terapeuta sexual de Vancouver. “Se libera la prolactina bioquímica que altera físicamente al cuerpo y te hace sentir muy cansado”, expreso el especialista
Leyner y Goldberg, sumaron: “Creemos que el esfuerzo físico durante el sexo y después del clímax agota los músculos del glucógeno productor de energía. Esto deja a los hombres con sueño. Como tienen más masa muscular que las mujeres, se suelen cansar más después de hacerlo que ellas”.
El sexólogo Walter Ghedin, explicó a Infobae: “Hay cuestiones neurofisiológicas digamos que marcan ciertas diferencias entre el orgasmo masculino y el orgasmo femenino. Más allá de los neurotransmisores, luego del orgasmo masculino, viene un período que se llama periodo refractario. Esto es ya una gran diferencia con el orgasmo femenino, por lo tanto baja fuertemente el deseo sexual después del orgasmo. El orgasmo es una descarga de tensión placentera, pero descarga de tensión, y después viene un periodo refractario”.
En cambio, sigue Ghedin, en la mujer, la capacidad multiorgásmica hace que en vez de tener esa resolución y esa caída con periodo refractario, como ocurre en el hombre, la mujer está preparada, o por lo menos tiene una capacidad presente para recuperar rápidamente el deseo y incentivar un nuevo orgasmo. “Entonces ahí hay una gran diferencia que se podría resumir en los hombres tenemos período refractario, ese periodo refractario aumenta con la edad, en los jóvenes es muy cortito, y a medida que pasa el tiempo el periodo refractario aumenta. Quiere decir que necesitamos más tiempo para recuperar el deseo sexual. Y en la mujer la capacidad es multiorgásmica hace que la mujer esté más despierta en ese momento”, suma el sexólogo.
Las reacciones tras el sexo pueden ser tan variadas como personas existen. Bien puede surgir un deseo irrefrenable de abrazar a la otra persona, hablar, transmitir sentimientos, sensación de cansancio y hasta lágrimas. Pero la clave es que la actitud después del coito dependerá exclusivamente de si se es hombre o mujer.
En los hombres, su cerebro literalmente se “apaga”; manda la orden de desactivar cualquier sensación de deseo sexual una vez llegado al orgasmo. Así lo aseguran los resultados de un estudio de un grupo de investigadores del Instituto Francés de Salud e Investigación Médica, liderados por Serge Stolerú.
En este estudio, los investigadores escanearon los cerebros de los hombres durante el momento de la relación sexual y después de ella y observaron que el córtex cerebral –encargado del pensamiento consciente- se “apagaba” durante el momento del orgasmo.
Asimismo, el córtex del cíngulo anterior –que regula el ritmo cardíaco- y la amígdala cerebral –que procesa y almacena reacciones emocionales- se vio que eran las encargadas de enviar un mensaje al resto del cerebro anulando cualquier deseo sexual. Para ello, producían una secreción masiva de dos sustancias: la oxitocina y la serotonina, dos hormonas que inducen el sueño y llevan a los hombres a dormirse con mayor facilidad.
En los hombres, su cerebro manda la orden de desactivar cualquier sensación de deseo sexual una vez llegado al orgasmo. Según un estudio, realizado por la Universidad de Tecnología de Queensland, en Australia, y la Universidad de Zurich, casi la mitad de las mujeres –un 46%- experimentó sensación de tristeza, ganas de llorar y ansiedad después de alguna relación sexual a lo largo de su vida. Y esto ocurre a pesar de que el sexo haya sido placentero.
Pero esta no es la única sensación que experimentan las mujeres después de llegar al ansiado orgasmo: muchas gustan de hablar. Y según un estudio de los psicólogos norteamericanos Susan Hughes y Daniel Kruger, el hecho de que muchas mujeres sientan la necesidad de recibir mimos y palabras amorosas tras el coito se explica como una manera de reforzar el vínculo afectivo en un entorno muy íntimo.
Cierra Ghedin: “En los hombres, la caída es brusca, provoca sensación de bienestar y somnolencia y por ahí menos ganas de establecer una comunicación igualmente también sabemos que si esa comunicación es interesante o esa comunicación tiene alguna digamos alguna forma de que incremente la necesidad de hablar, entonces lo hacemos. No es que necesariamente vamos al sueño. Si hay un interés se puede despertar según el tema o según lo que se esté planteando. Esto mismo sucede cuando terminamos un encuentro erótico y tenemos que irnos del lugar. Posiblemente si tenemos que irnos o concierto urgencia, el sueño se deja de lado en pos de una acción. Acá también, la acción podría ser hablar o ponerse a hacer alguna otra actividad, pero por lo general está. entre comillas. mal visto que un hombre se duerma después de un acto erótico, porque da la impresión de que bueno ya está, ya se descargó y ahora no tiene ganas”.
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