Cuando las emociones afectan nuestro cuerpo: ¿qué es la somatización y cómo detectarla?

El dolor abdominal, las arritmias, el acné y las disfunciones sexuales son algunos de los signos más habituales, según los expertos. Cómo expresa el organismo los conflictos psicológicos no resueltos

La somatización en psicología se define como la aparición de síntomas físicos frecuentes y variados cuya aparición no está justificada por una causa física. Estos síntomas se caracterizan por afectar a la persona a nivel social, personal o laboral (Getty Images)

Si alguna vez tuviste ansiedad por tu salud y/o bienestar, no estás solo. De hecho, se calcula que el 12% de las personas han experimentado este tipo de ansiedad alguna vez. Pero si tu ansiedad se manifiesta en dolores físicos que te causan una angustia extrema, podés estar experimentando somatización, un síntoma relacionado con un conjunto más amplio de condiciones clínicas, incluido el trastorno de síntomas somáticos.

El trastorno de síntomas somáticos y sus afecciones relacionadas pueden resultar confusas e incluso abrumadoras a veces, pero pueden tratarse, lo que suele requerir un enfoque doble entre los proveedores de atención. Pero, ¿qué es la somatización? Se trata del desarrollo de síntomas físicos que se pueden atribuir a factores psicológicos y que acaban por perturbar la vida cotidiana de una persona o causar una angustia significativa.

Los síntomas físicos pueden o no estar asociados a una condición médica, pero no se puede identificar una causa médica subyacente para los síntomas y quejas somáticas específicas. Para la doctora Arielle Schwartz, psicóloga clínica licenciada que ejerce en Boulder (Colorado), “aunque puede ser habitual sentir síntomas -como una cefalea tensional- por factores psicológicos como el estrés, la somatización se produce cuando la respuesta física es excesiva y se vuelve más difícil de manejar”.

A través de la somatización el cuerpo expresa la angustia emocional que no es capaz de liberar (Getty Images)

Un artículo de 2019 en Frontiers in Psychiatry señaló que la somatización es una condición comórbida muy común junto con otros trastornos psiquiátricos, incluyendo la depresión, la ansiedad y el trastorno de pánico. La somatización puede dar lugar a la discapacidad y los altos costos de atención médica, agrega el artículo. De hecho, otro artículo publicado en Archives of General Psychiatry estimó que los costes médicos anuales pueden ser el doble que los de los pacientes no somatizados.

Para algunos puede ser fácil descartar estos síntomas físicos, pero Schwartz subrayó que la somatización es muy real. Aunque estos síntomas -como los dolores de estómago- no están relacionados con una afección médica específica, sí lo están con la manifestación física de síntomas psicológicos que no se abordan bien o no se tratan adecuadamente. La angustia que experimentan es real, independientemente de que se pueda encontrar o no una explicación física”, añadió.

Hace cien años, Alfred Korzybski aportaba la más genial definición de la somatización, que es la expresión en el cuerpo (‘soma’ en griego) de un conflicto de nuestra mente. “Los pequeños espasmos de un ojo el día antes de un examen o las molestias gástricas cuando tenemos problemas en el trabajo son algo bastante frecuente y habitual”, explicó en diálogo con la revista Vogue la psiquiatra Rosa Molina.

La somatización se puede expresar, también, en la piel

Pero a veces estos síntomas van más allá y dan lugar a lo que conocemos como trastorno por síntomas somáticos. “Ya no hablaríamos de una sola manifestación, sino de una multiplicidad de síntomas corporales que causan malestar y pueden originar problemas en la vida de quien los padece”, agrega la doctora sobre unas enfermedades, en general, difíciles de diagnosticar. “Antes de llegar al psiquiatra, los pacientes habrán ido de un médico a otro en lo que se llama ‘doctor shopping’ convencidos de que tienen un problema fisiológico”. Aunque es necesario realizar los tests correspondientes para descartar otros factores, Molina apuntó que es importante evitar las intervenciones innecesarias, habituales en estos casos.

En diálogo con este medio, Juan Eduardo Tesone, médico de la Universidad de Buenos Aires, psiquiatra de la Universidad de Paris XII y miembro titular de la Asociación Psicoanalítica Argentina (APA), aseveró: “No se puede predecir cual será el órgano efector de la patología somática, que dependerá de múltiples factores entre los cuales la genética, la alimentación, el medio ambiente, etc. Pero sí se podrá predecir el riesgo aumentado de expresión de la patología a través del cuerpo. La patología somática aparece cuando el psiquismo se vulnerabiliza y no logra contener al interior del mismo los conflictos”.

¿Cuáles son los problemas físicos o síntomas más frecuentes?

El dolor es el síntoma más frecuente, pero cualquiera sean los síntomas, existen pensamientos, sentimientos o comportamientos excesivos relacionados con tales síntomas, que pueden causar problemas importantes, dificultar la funcionalidad o, en ocasiones, incapacitar (Getty Images)

A través de la somatización el cuerpo expresa la angustia emocional que no es capaz de liberar. Dado que el ritmo de vida en la actual sociedad puede dar lugar a muchas preocupaciones y estrés, las emociones desagradables y negativas pueden provocar un gran impacto en la persona. Además, algunas emociones negativas suelen retroalimentarse entre sí. Según la Clínica Mayo, las características de los síntomas del trastorno somatomorfo pueden ser las siguientes:

- Son sensaciones específicas, como dolor o dificultad para respirar, o síntomas más generales, como cansancio o debilidad.

- No están relacionados con una causa médica identificable, o se relacionan con un trastorno médico como el cáncer o la enfermedad cardíaca, pero son más importantes de lo que se espera.

- Son síntomas únicos, múltiples o variables.

- Son leves, moderados o graves.

Para Tesone, “los síntomas somáticos pueden ser el desplazamiento en el cuerpo de un dolor mental insoportable" / (Gettyimages)

El dolor es el síntoma más frecuente, pero cualquiera sean los síntomas, existen pensamientos, sentimientos o comportamientos excesivos relacionados con tales síntomas, que pueden causar problemas importantes, dificultar la funcionalidad o, en ocasiones, incapacitar. Algunos de los síntomas que padecen las personas con problemas de somatización son:

- Problemas gastrointestinales: dolor abdominal, flatulencias, diarrea, hinchazón.

- Dificultades respiratorias y cardíacas: mareos, taquicardia, dolor en el pecho, sensación de ahogo, entre otros.

- Problemas sexuales: falta de líbido, pérdida del apetito sexual, menstruación irregular, etc.

- Afecciones neurológicas: desfallecimiento, amnesia, debilidad muscular y convulsiones. Las personas que padecen estos síntomas se consideran casos graves.

Aunque todas las personas son diferentes, se han identificado algunas situaciones y rasgos concretos que pueden aumentar las probabilidades de que una persona padezca un trastorno de somatización. Estos son: la dependencia emocional; el egocentrismo; las actitudes pesimistas, negativas o catastróficas; la propensión a la insatisfacción personal; padecer trastornos psicológicos relacionados con la somatización (por ejemplo, depresión o ansiedad); y el consumo de ciertos sedantes y analgésicos capaces de generar dependencia.

¿Cómo dejar de somatizar?

Una buena forma de aliviar estos síntomas es la de empezar por expresar lo que sentimos y buscar apoyo (Getty Images)

Ante cualquiera de estos síntomas y ante la sospecha de que nuestras emociones nos estén haciendo sufrirlos, lo mejor es ponerse en manos de un médico especialista que pueda descartar cualquier otro problema de salud y que pueda determinar qué síntomas realmente están relacionados con ese trastorno psicosomático. Por otro lado, lo mejor es que el paciente también se ponga en manos de un psiquiatra o psicólogo que pueda ayudarle a identificar el origen del malestar y ayudarle a gestionarlo. Una buena forma de aliviar estos síntomas es la de empezar por expresar lo que sentimos y buscar apoyo.

Para Tesone, “los síntomas somáticos pueden ser el desplazamiento en el cuerpo de un dolor mental insoportable, desesperada tentativa de auto-cura. Por lo tanto, al intentar un abordaje psíquico de su problemática, el terapeuta se confrontará a una tenaz resistencia a abandonar los síntomas somáticos, cuya desaparición, paradójicamente se teme. Son pacientes que cuanto más síntomas en el cuerpo presenten, más se sienten en paz en su psiquismo”.

Es la función del analista encontrar los eslabones que faltan o incluso de crearlos. A la incapacidad asociativa del paciente el analista deberá como ‘prestar su preconsciente’, encontrando el sentido metafórico del síntoma, y no podrá recurrir a un esquema tradicional de la cura en la cual espera que el paciente asocie libremente. Aquí el paciente se siente libre de no asociar. Me parecería útil para el paciente y por añadidura a los sistemas de salud, incluir en los controles clínicos periódicos, una evaluación predictiva de los riesgos de somatosis de los pacientes, en función de su psicodinámica psíquica, quizás en colaboración con equipos especializados”, dijo el experto.

Y concluyó: “La desorganización psicosomática puede ser reversible o en algunos casos irreversible llevando al paciente a una enfermedad terminal. En el transcurso de la vida, el equilibrio psicosomático puede verse alterado transitoriamente por agotamiento de los recursos psíquicos, con la aparición de síntomas somáticos circunstanciales que intentan establecer un paréntesis ante la sobrecarga y exigencia tensional cotidiana. Se produce entonces una desorganización momentánea por falta de integración psicosomática, pero con buenos niveles de reorganización y de recuperación del equilibrio perdido. En otros casos la manifestación somática es una señal de alarma útil para promover cambios en la actitud de vida”.

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