Está próximo a comenzar el receso de invierno escolar y muchas familias lo aprovechan para salir unos días de vacaciones y hacer así un corte en la actividad intensa del año. Irse de casa, aunque no sea por mucho tiempo, requiere organización para estar tranquilos de que nada malo pasará y que el regreso no implicará encontrarse con sorpresas que nos haga recuperar todo el estrés que logramos quitarnos durante el descanso.
Quién regará las plantas, quién cuidará al perro y/o al gato, no hay que olvidar de cerrar las llaves de gas y de agua, es mejor desconectar los aparatos electrónicos que, además de ser más seguro ante la posibilidad de un corte de energía y de una reconección brusca, permitirá ahorrar en el gasto que, aunque es pequeño, por qué no evitarlo.
También es recomendable vaciar y desconectar la heladera para evitar malos olores, bacterias y otras desagradables sorpresas que implicarán tener que embarcarse en una limpieza a fondo al regresar y, muy posiblemente también, significará hallar comida en mal estado.
Si sólo se saldrá de casa un fin de semana no hará falta grandes preparativos, pero si son más días lo mejor es estar prevenido y dejar lista la heladera para el regreso.
Estas son algunas recomendaciones útiles.
1- Prepararla desde los días previos
Unos días antes del viaje conviene comenzar a consumir lo que se encuentra en el refrigerador e ir dejándolo lo más vacío posible. Para esto habrá que planificar las compras.
2- Revisar las fechas de vencimiento
Luego de la última comida en la casa, chequear las fechas de caducidad de los productos que han quedado sin consumir y, si no es posible llevarlos, conviene dárselos a alguna persona que pueda aprovecharlo.
3- Limpiar la heladera
Esto es muy importante. Una vez vaciada hay que limpiarla a fondo porque cualquier resto de alimento que haya quedado olvidado en un estante se pudrirá y generará mal olor.
Hay que recordar higienizar las piezas extraíbles con agua y detergente y el interior con agua y detergente o agua y vinagre blanco para desinfectar.
Los expertos en bromatología recomiendan limpiar la heladera a fondo una vez por mes o una vez cada dos meses para mantener la seguridad alimentaria. También conviene limpiar cada vez que se derrama algo de comida para evitar que se adhiera y luego cueste más quitarlo.
Para limpiarla es recomendable desconectarla porque cuando se tiene la puerta abierta consume más energía. Lo mejor es retirar los cajones, bandejas, rejillas y hueveras que pueden extraerse y, si hay capas de hielo, esperar a que se descongelen para luego limpiar.
No hay que olvidar limpiar las juntas y las gomas donde se suele acumular moho y suciedad con un paño húmedo o una mezcla de agua y vinagre blanco, a las zonas de difícil acceso se puede acceder con un cepillo de dientes viejo. La humedad puede quitarse también con agua oxigenada, dejándola actuar unas dos horas.
También tener en cuenta las piezas ocultas de las heladeras, como las que se encuentran detrás, que acumulan tierra y pelusa. Lo habitual es que puedan quitarse con una aspiradora.
La suciedad más rebelde puede limpiarse mezclando tres cucharadas de bicarbonato de sodio en dos tazas de agua tibia. Con una esponja se pueden frotar las paredes de la heladera y luego de 10 minutos retirar con un paño limpio.
4- Desconectar la heladera
Luego de la limpieza a fondo, se debe apagar la heladera y desenchufarla. Es importante dejar la puerta abierta, eso evitará que se acumulen malos olores y proliferen microorganismos debido a la humedad que seguramente quedará tras la limpieza.
Al regresar y volverla a conectar conviene esperar a que enfríe hasta una temperatura conveniente para volver a colocar alimentos dentro.
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