En febrero del 2020 comenzó un efecto dominó donde los anuncios de las cancelaciones de carreras en todo el mundo avanzaban junto con la pandemia. Cada país, cada provincia, cada estado, cada pueblo tuvo que decidir qué hacer. Cancelar carreras significaba lo mismo que la cancelación de cualquier actividad. Se trataba de pérdidas monetarias, cancelaciones de planes, proyectos truncos.
Entre la negación y la resignación, todo se iba suspendiendo. Incluso carreras históricas, como Boston, tuvieron que suspenderse. Algunos lograron pasar justo antes del cierre, como Indiana Jones sacando su sombrero de una trampa a último momento. Ese fue el caso del Maratón de Los Ángeles, el último gran maratón que se realizó en el 2020. Luego vinieron las restricciones para la actividad física en general, con algunos países más delirantes que otros, como es el caso de Argentina. ¿Volvería algún día la normalidad? ¿Qué nos depararía el futuro?
En el año 2018 corrí por primera vez el Utah Valley Marathon, en Provo, Utah. Una carrera local de tamaño mediano, con maratón, medio maratón y 10 Km. Desde Argentina a Estados Unidos. Una carrera con una gran organización y un clima de fiesta propia de las ciudades del oeste norteamericano. Por supuesto, la edición del 2020 se canceló.
Entonces, surgió una opción que muchas carreras utilizaron: correr de manera virtual. ¿Por qué correr de forma virtual? ¿Acaso la experiencia es la misma? ¿Se podía certificar o tomar en serio una carrera donde cientos corren en cualquier momento y en diferentes condiciones sin una certificación real? Obviamente no, no era lo mismo. Pero la gente corría de forma virtual por dos motivos: para apoyar a las carreras que tanto quiere, aportando aunque sea un poco de dinero y para tener una motivación que organice el entrenamiento diario.
De todas las carreras del mundo, decidí que Utah Valley Marathon sería la que elegiría para hacer mi carrera virtual. Me anoté y me enviaron por mail el dorsal con el número. Lo imprimí para ponerlo en mi remera y hacer la carrera. Pero claro, la carrera es la primera semana de junio y en esa primera semana de junio del 2020 todavía estaba prohibido salir a hacer actividad física al aire libre.
Mi experiencia de carrera virtual tendría un ingrediente extra: la correría en la cinta de correr que tenía en mi casa. Como un maratón es tal vez demasiado para correr en una cinta, me anoté en el medio maratón. El día de la carrera me subí a la cinta y corrí los 21 Km. No había corrido ninguna carrera en el 2020, por lo cual, dorsal sobre la remera, corrí hasta completar la distancia. Terminé emocionado, algo que jamás hubiera imaginado fuera posible.
Entré en la página de la carrera y puse mi tiempo. Dos meses después recibí la medalla de finisher y la remera de la carrera, lo que nuevamente me emocionó. Mi siguiente carrera en Argentina sería recién en febrero del 2021. Antes de eso correría en noviembre del 2020, pero en Estados Unidos, en Mt. Charleston, Nevada, en una carrera adecuada a la pandemia con un número limitado de corredores. El 2021 fue el año de una lenta apertura, pero poco a poco fueron regresando las carreras. Los viajes seguían siendo motivo de complicación, pero cada país volvía a tener sus eventos, en mayor o menor medida. ¿Volvería la normalidad?
La mejor forma de saberlo sería volver a correr el Utah Valley Marathon en mi caso. Por eso en el 2022 regresé a esa carrera que tanto significaba para mí. Me preguntaba qué habría de diferente. Si algo realmente fuera distinto, si los protocolos o la entrega de kits o la fiesta posterior tendría alguna diferencia.
La respuesta, por suerte, es que todo estaba exactamente igual. El clima de fiesta, la organización impecable, incluso la cantidad de público alentando. El mismo recorrido vistoso, con la misma largada y la misma espectacular llegada. La entrega de premios, los food trucks, una calco del 2018. Cuando en el 2020 nos dijeron que nada volvería a ser como antes, sin duda no pensaron en las carreras.
Con todo el dolor, la pérdida, la angustia de la pandemia, era difícil vislumbrar el regreso a la normalidad. Y no, no es una nueva normalidad, otras carreras en el mundo donde volví a estar, como el maratón de Rotterdam en los Países Bajos o en Argentina, como el maratón de Mendoza o la carrera Maya, nos demostraron que todo ha sido como era antes.
Volvieron Boston, Chicago, Berlín y todas las grandes carreras. La pandemia no doblegó a los runners. Tal vez solo con una gran diferencia: ahora valoramos más que nunca la libertad y la felicidad de correr carreras junto con muchos otros corredores.
*Santiago García es maratonista, autor del libro “Correr para vivir, vivir para correr” y “Volver a correr”. Completó la Six World Marathon Majors dos veces. En Instagram: @sangarciacorre.
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