Hay historias que inspiran. Todo el tiempo, en todo el mundo, las personas deben lidiar con adversidades de diferente índole. Nadie está exento de tener que verse cara a cara con algo inesperado que pone a prueba el temple. Las respuestas a esos conflictos varían, pero cuando aparece una historia como la de Jacky Hunt-Broersma, es inevitable sentirse movilizado.
Muchas veces los desafíos que tenemos delante parecen infranqueables, pero muchas personas han demostrado que frente a algo que amenaza con derrumbarnos, se puede salir con más fuerza, incluso adquiriendo una seguridad que antes no se tenía. Por eso este récord no es solo una de esas proezas deportivas que mueven los límites del ser humano, es una historia que nos permite creer en que podemos sobreponernos con coraje y alegría.
Jacky nació y fue criada en Sudáfrica, pero luego se mudó a Estados Unidos. Siendo ya adulta, a Jacky Hunt-Broersma se le diagnosticó un Sarcoma de Erwin, un cáncer que suele afectar generalmente a niños y adolescentes. Fue detectado a tiempo, pero a los 26 años le amputaron la pierna a la altura de la rodilla.
En aquel momento no imaginaba que 20 años más tarde se convertiría en la mujer récord del running. Un duro golpe como ese podría haber hecho que alguien se rindiera pero ella terminó convirtiéndolo en parte de su fortaleza. Con una prótesis de carbono resistente y ligera empezó a correr en el año 2016 de forma sistemática.
Pasó de 5 Km iniciales a correr, medio maratones, luego maratones y finalmente ultramaratones, un desafío enorme si se tiene en cuenta que esas últimas carreras no se realizan en superficies planas sino en la naturaleza, donde se requieren habilidades técnicas además de resistencia.
Corrió importantes carreras y participó de enormes desafíos en ultramaratones cuya dificultad es enorme para toda clase de atletas como la TransRockies Mountain Race en la que se convirtió en la primera atleta amputada en completar esta ultra.
En el 2020, con la pandemia y sin carreras, fue la primera atleta amputada en correr 100 millas en una cinta y lo hizo en menos de 24 horas. Decidida a seguir, buscó nuevos objetivos y así llegó a enero del 2022 con un nuevo desafío: apostó a batir un récord mundial, el de mayor cantidad de maratones en días consecutivos corrido por una mujer.
El objetivo para Jacky era muy claro: debía, para lograrlo, correr 102 maratones en 102 días. Comenzó en enero con este desafío, corriendo en el lugar donde vive, Phoenix, Arizona, a veces en exteriores, a veces en la cinta. Fue compartiendo su experiencia a través de sus cuentas en Instagram: @ncrunnerjacky y Twitter, @NCrunnerjacky.
Su historia comenzó a volverse viral y el aliento mundial iba creciendo. A medida que se acercaba el récord, todo se volvía más emocionante. Subía fotos de sus maratones, carteles indicando el número y nunca, pero nunca, perdía el sentido del humor. El esfuerzo sobrehumano que realizaba se veía recompensado con cada nuevo maratón finalizado.
En su largo recorrido corrió el legendario maratón de Boston. Ese fue su maratón número 93, sin duda un enorme empuje para seguir adelante. Hizo podio en su categoría, saliendo tercera en atletas amputados. Por supuesto que era la única persona entre los más de treinta mil corredores que había corrido 92 maratones durante los 92 días previos.
No hay maratón más importante que Boston y el empuje anímico allí hizo la diferencia para la etapa final. Allí atrajo mucha más atención y los medios del mundo comenzaron a cubrir la noticia. Al comienzo era difícil que alguien la siguiera, pero a medida que el número avanzaba todos estaban pendientes.
Claro que lograr este tipo de objetivos no es para cualquiera y requiere condiciones y una genética excepcional. Ella misma contó lo difícil que fue por momentos: “Alrededor de la maratón 50, me desperté y pensé: ‘¿Por qué no te detienes ahora? Cincuenta es suficiente y todos quedarán impresionados. Tuve que recordarme a mí misma: no hay nada malo físicamente, hay un objetivo más grande y puedo llegar a la línea de meta si me esfuerzo”.
Ella contó que todos los días, alrededor del kilómetro 37, sus fuerzas disminuían y su fortaleza mental era puesta a prueba. Su arma secreta era su hija, que en esos últimos kilómetros la alentaba y corría junto a ella. Esa fuerza extra hizo una enorme diferencia.
En el camino Jacky fue recaudando dinero para ayudar a otros atletas amputados. Alcanzó, hasta el momento, 90.000 dólares, lo que les cambiará la vida a muchos. Pero aún más potente es el cambio de mentalidad que puede producir en otros atletas, no solo los amputados, sino cualquier corredor en general.
“Quería mostrarle a la gente que no importa quién seas, puedes hacer cosas difíciles”. Esto que dice Jacky es, por supuesto, una lección que va mucho más allá del running. Ella misma concluyó: “Lo que sea que estés enfrentando en tu vida, puedes superarlo con trabajo duro y una mentalidad fuerte”.
No es fácil construir esa fortaleza y no es sencillo hacer un trabajo duro. Pero leyendo la historia de Jacky es imposible no sentirse conmovido y motivado a la vez. Estableció un récord para cualquier otra mujer corredora en toda la historia y son muy pocos los que han logrado hacer algo parecido.
En su camino de 104 maratones logró concientizar tanto sobre la lucha contra el cáncer así como también acerca de los atletas amputados. Su récord podrá ser superado pronto o dentro de mucho, pero su poderoso mensaje se mantiene, no hay que rendirse frente a la adversidad.
Hay una frase de ella que compartió en sus redes que los resume perfecto: “No tienes que ser grandioso para empezar, tienes que empezar para ser grandioso.”
*Santiago García es maratonista, autor del libro “Correr para vivir, vivir para correr” y “Volver a correr”. Completó la Six World Marathon Majors dos veces. En Instagram: @sangarciacorre.
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