Desde 2011 se festeja cada 17 de abril como el Día Internacional del Malbec. Esta iniciativa de marketing creada por Wines of Argentina; la entidad encargada de la promoción del vino nacional en el mundo; se ha convertido en la acción más importante del año, y ha contribuido a la imagen y posicionamiento global del Malbec, que sigue siendo el varietal más exportado de Argentina, con el 47.6% del total del total de vino comercializado en el mercado externo, según datos preliminares de 2021.
Pero el éxito no viene solo, sino que es el resultado del trabajo mancomunado de muchos sectores, inspirados por una verdadera historia alimentada por generaciones y generaciones de viticultores que la fueron replantando, la mejoraron y la expandieron.
Y si bien las crisis llevaron las 60.000 hectáreas a 15.000, porque muchos optaron por erradicarlas para reemplazarlas por variedades más productivas, hoy ya hay 46.366 hectáreas de Malbec. Esta recuperación fue posible gracias a esos Malbec antiguos; seleccionados y mejorados por gente que no miraba al mercado, porque para ellos el vino cumplía otro rol social; y que demostraron una adaptación maravillosa a los diferentes terruños argentinos, desde el norte hasta Patagonia. Así se convirtió naturalmente en una cepa fuertemente vinculada a su origen. Y el vino es diversidad por definición, que nace en un lugar gracias a su gente cada año.
Actualmente, el Malbec representa el 23.8% del total cultivado (de elaboración) en el país y el 40.3% de la superficie de uvas tintas, siendo por lejos la variedad más extensamente cultivada, habiendo incrementado su superficie en 168% en los últimos 20 años (período 2001 - 2021). La provincia de Mendoza encabeza el ranking con mayor superficie del varietal, con el 84.6% (39.248 ha), seguida de San Juan con 2.917 ha (6.3%) y Salta con 1.647 ha (3.5%). Asimismo, el Malbec Argentino continuó siendo la variedad con mayor producción en 2021, con 4.449.597qq, lo cual representa el 20.4% del total de uva ingresada a establecimientos para elaboración y, más específicamente, el 40.1% de las tintas destinadas a elaboración. Mendoza una vez más se ubica primera en la producción de Malbec con 3.799.651qq (85.4%), junto a San Juan con 325.939qq (7.33%) y Salta que totaliza 127.444 (2.86%).
En 2021 se comercializaron 1.619.652 hl de Malbec en el mercado externo, el equivalente a USD531.3 millones. De estas cifras, el Malbec fraccionado representa el 73.5% en volumen con 1.190.684 hl y el 92.2% en valor, con USD 489.8 millones, según datos provistos por el INV. Esto significa un incremento en Malbec fraccionado del 34% y 23% en volumen y valor respectivamente si se hace una comparación histórica en el período 2012-2021.
El año pasado el Malbec Argentino llegó a 122 países, con al menos un envío. En la categoría vino fraccionado, Estados Unidos se posiciona al frente de las exportaciones de Malbec con 372.188 hl exportados, seguido por Reino Unido (221.470 hl), Brasil (128.749 hl), Canadá (83.489 hl), México (44.535), Países Bajos (34.921) y China (26.654 hl). Todos estos números confirman que es el mejor momento del Malbec, pero para saber hasta dónde puede llegar, es necesario entender y dimensionar las claves de su éxito.
Las nuevas claves del Malbec argentino
1-Hay que partir de la base que el Malbec es el único cepaje relacionado fuertemente a un país, al punto tal de ser sinónimos, al menos para los profesionales del vino. Y eso es una gran ventaja, porque se trata de una uva que todavía puede dar mucho más.
2-Otra clave son los avances de los últimos años que demostraron y confirmaron al Malbec como el mejor vino para mostrar paisajes. ¿Qué significa esto? Que es la mejor uva para captar el carácter de un lugar, que suele estar dado por el suelo, el clima y las decisiones que toman los hacedores. Con el clima mucho no se puede hacer más que estudiarlo para poder prevenir sucesos no deseados y para optimizar el manejo de la canopia y del riego, por ejemplo.
3-Pero del aprendizaje del suelo se están sacando conclusiones verdaderamente relevantes, y que pueden significar un gran salto cualitativo. Porque más allá de la heterogeneidad de los suelos, saber cómo son y entenderlos permite a los agrónomos un mejor manejo de las vides. Y esto cambió la forma en que hoy se plantan los viñedos, ya no por cuadros o parcelas sino por manchas de suelo. Y es en función de esas formaciones naturales que se eligen las mejores variedades, los mejores sistemas de conducción y las mejores orientaciones para lograr una madurez óptima.
Todo esto lleva tiempo, pero lo bueno es que se viene haciendo hace algunos años y los primeros vinos ya están a la venta. Y no por casualidad son los que alcanzan mayores puntajes y captan la atención de los profesionales. Es que un vino elaborado desde la viña y con los conocimientos actuales es diferente a los demás, porque “absorbe” los aromas naturales del lugar.
Y acá está la gran novedad. No importa si es orgánico o no, si es natural o si no tiene sulfitos agregados, porque la mayoría de los vinos argentinos de alta gama son concebidos de manera sostenible. Esto quiere decir que, sin importar las demandas puntuales de algunos mercados por las certificaciones de turno, todos van camino a una viticultura de precisión y a la sustentabilidad. Y el gran cambio que se viene, aunque ya empezó, es la agroecología. Porque este tipo de manejo le ha devuelto vida al suelo, y con el renacimiento de ese microambiente se vuelve al concepto del policultivo, donde los insectos y animales son tan protagonistas como las plantas para lograr un carácter único de lugar. Y que el vino lo pueda reflejar es el próximo gran objetivo.
Luego, en bodega y ya con una gran calidad de uva, algunos buscan intervenir poco, otros microvinificar en barricas para dar con vinos de larga guarda, aunque la madera ya no es tan protagonista como en épocas pasadas recientes. Hoy, el estilo está definido por el punto de cosecha y el manejo de la viña, y de ahí llega la concentración y el carácter del vino. Cada vez son más los Malbec de alta gama, los únicos que pueden demostrar los avances importantes, porque son los que mueven la vara. Mientras que la gran mayoría de los vinos producidos se beneficia de los hallazgos para seguir mejorando, pero sin tanta precisión como los exponentes más importantes de las bodegas. A los lugares se los sigue estudiando a medida que las fronteras se amplían, pero no se trata de una evolución lineal, porque en el medio están los hombres y mujeres que interpretan cada lugar y como ellos consideran es la mejor manera de reflejarlos en las copas.
4-En otras palabras, hoy ya no es tan importante la variedad como el lugar y el productor, tal como sucede en el Viejo Mundo. Y esto es lo que explica la nueva diversidad que ofrece el Malbec, ya que es la variedad más utilizada para conquistar lugares.
5-En otras palabras, la Argentina para el universo vínico es considerada del Nuevo Mundo, pero se puede decir que está virando de manera consistente hacia el Viejo Mundo, pero sin las ataduras que suponen las legislaciones que reglan las denominaciones de origen. Esta mayor libertad está siendo muy bien aprovechada por muchos hacedores que conciben al vino pensando en las próximas generaciones, preocupándose por dejar un territorio mejor de lo que lo encontraron, y con un negocio sostenible basado en la bebida más noble.
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