Cuartos de escape emocional: por qué pueden ser un espacio seguro para fomentar nuestro bienestar

Contar con este lugar en el hogar nos permite salir de la rutina diaria. Consultados por Infobae, un psicólogo y un arquitecto dan ejemplos para idearlos y coinciden en que sacar lo más creativo de nosotros es un camino para proteger nuestra salud mental

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“Estar en barbecho” significa dejar la tierra sin cultivar un año o más para que descanse. Una persona en barbecho se encuentra en un estado emocional de reposo, que no es de inactividad, aunque pudiera parecerlo. “Es cuando la tierra descansa y al mismo tiempo se nutre. Estos cuartos son eso en las personas”, grafica a Infobae Alberto Álvarez psicoanalista y psiquiatra, director del departamento de Psicosis de la Asociación Psicoanalítica Argentina (APA). Nutrirnos, tal vez de eso se trate la puerta de una habitación que podemos crear para sentirnos bien.

El ejemplo del experto resume definitivamente lo que se denominan los cuartos de escape emocional. Se trata de espacios únicos que uno puede construir en base a hobbies e ideas con las que se siente bien. Tanto idearlos como estar posteriormente en ellos, puede garantizar un bienestar emocional, una cuestión vital en los tiempos que se viven.

Todos alguna vez sentimos que nuestros niveles de estrés se disparan frente a diversas situaciones y la idea de desconectar, al menos por un rato, se convierte en necesidad. Es común hacer una escapada hacia algún lugar. Sin embargo, muchas veces, la solución puede estar dentro de nuestra propia casa. Y no se necesita mucho dinero más un que un espacio y una buena idea.

Tanto idear estos espacios como estar posteriormente en ellos, puede garantizar un bienestar emocional, una cuestión vital en los tiempos que se viven (Getty Images)
Tanto idear estos espacios como estar posteriormente en ellos, puede garantizar un bienestar emocional, una cuestión vital en los tiempos que se viven (Getty Images)

Si bien en muchas partes del mundo pueden ser una tendencia decorativa la realidad es que funcionan también como una terapia para la salud mental. Mucho de estos espacios incluso afloraron con la pandemia de coronavirus, cuando la gente, encerrada en sus casas, tuvo que buscar un espacio para poder sentirse bien en medio del caos.

Los cuartos de escape emocional, se pueden dividir por temáticas que abarcan desde habitaciones con temas musicales hasta gimnasios y rincones de lectura. Sin embargo puede ser también un balcón donde cuidemos a nuestras plantas o tan solo un lugar en el que haya algo que nos hace bien. Y sobre todo, un espacio donde podemos despojarnos del afuera con ese algo.

Un estudio científico de alcance nacional expuso el impacto que tuvo la pandemia en los problemas de salud mental junto a otras cuestiones que se vinculan directamente, como las creencias populares sobre el origen del coronavirus y la confianza en las medidas sanitarias para contrarrestarlo. De acuerdo a esa investigación, el 47,2% de las personas consultadas contestó que tuvo algún “trastorno de ansiedad”, seguido por la “depresión” (36,8%) y afecciones de tipo “psiquiátrico” (14,0%).

Las conclusiones se desprenden del estudio “Salud, bienestar, coronavirus y vacunas según región y adscripción religiosa”, a cargo de la doctora en Ciencias Sociales, Gabriela Irrazábal (UNLP-UBA), del centro de estudios CEIL-Piette de CONICET.

Estos refugios, son espacios de relax y re encuentro de la gente consigo mismo. El hombre es una objeto social, vive en comunidades desde hace miles de años, pero para alimentar su propio ser y esencia, necesita de un espacio privativo y personal, íntimo, exclusivo”, dice a Infobae Guillermo Tella arquitecto y urbanista.

Estos refugios, son espacios de relax y re encuentro de la gente consigo mismo
(Getty Images)
Estos refugios, son espacios de relax y re encuentro de la gente consigo mismo (Getty Images)

“No se trata de un espacio remanente ni residual, ni un espacio vacante dentro de una vivienda, sino que tiene que ver con un espacio expresamente construido por el sujeto en función de su deseo. Puede ser un altillo, un dormitorio, un quincho, a veces una galería, un garage o un sótano. O sencillamente un sector del living, comedor o cocina”, agrega el arquitecto.

Los muebles, la luces y los adornos, forman parte de esa construcción personal como así también el “juego” de sonidos, aromas y colores. “Contribuyen a darle mayor impronta a cada espacio. No importa dónde. Lo que importa es cómo. Es decir, más allá del lugar escogido, dentro de la vivienda y la casa, lo importante es la impronta dada por cada sujeto para hacer fiel a ese lugar del deseo más íntimo, del más singular y privativo. De eso se tratan los cuartos de escape emocional, de ese lugar íntimo para reencontrase con el deseo, con aquello que soñamos, con aquello que deseamos ser y anhelamos. Es indispensable para la vida misma. Hay que ir por más cuartos de escape emocional, recomienda Tella.

"Hay que ir por más cuartos de escape emocional”, recomiendan los especialistas 
(Getty Images)
"Hay que ir por más cuartos de escape emocional”, recomiendan los especialistas (Getty Images)

Pero, ¿qué tan importante pueden resultar para estos espacios para generar bienestar? “Estos nuevos espacios que se crean son importantes que surjan de uno, crearlos cada uno a su modo más allá de que otra persona los haga. Son lugares donde uno puede desestresarse y encontrarse con uno mismo, pero con lo más creativo ese uno mismo”, comenta el psicoanalista Álvarez. “Ya que nuestra vida cotidiana esta llena de obligaciones, estos lugares nos hacen olvidar de todo aquello, es una conexión directa con nosotros”.

Dice Álvarez: Estos espacios nos permiten jugar a lo que queramos, hacer música, cocinar, leer, hacer ejercicio, escribir, descansar, meditar... estar en “barbecho”. Desconectamos de la obligación y conectarnos con otras cosas, con algo creativo y que no sea una exigencia”.

Estos espacios nos permiten jugar a lo que queramos, hacer música, cocinar, leer, hacer ejercicio, escribir, descansar o meditar (Getty Images)
Estos espacios nos permiten jugar a lo que queramos, hacer música, cocinar, leer, hacer ejercicio, escribir, descansar o meditar (Getty Images)

Para Álvarez la pandemia fue solo el puntapié para desarrollar estos espacios. “Mas allá del encierro, y de que ahora no estemos encerrados, estos lugares funcionan. Y a veces los cuartos pueden ser simplemente sentarse a leer un libro en un sillón o tomar una capa de vino con buena música. Depende siempre de nuestra creatividad a la hora de generar el momento”, dice.

Álvarez vuelve al tema de la tierra. Y esta cuestión de “estar en “barbecho”. “Es inventar algo en el balcón con alguna actividad como las plantas o un jardín. El trabajo de la tierra resulta muy beneficioso para la salud mental. Hay que volver a la tocar la tierra. Estos cuartos también pueden sumar la naturaleza para estar en contacto con nosotros mismo y el entorno que nos rodea”.

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