Un cambio en los alimentos que se venden en los lugares de trabajo puede ayudar a combatir la obesidad

Un estudio de la Universidad de Cambridge mostró que modificar la oferta en los comedores de las empresas o en las cafeterías cercanas reduce la ingesta de calorías. Los detalles de la investigación

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La sustitución de alimentos y bebidas con mayor contenido calórico por opciones con menos calorías llevó a los trabajadores a comprar alimentos y bebidas con menos calorías (EFE/ Mario Guzmán)
La sustitución de alimentos y bebidas con mayor contenido calórico por opciones con menos calorías llevó a los trabajadores a comprar alimentos y bebidas con menos calorías (EFE/ Mario Guzmán)

Un estudio realizado por especialistas en 19 cafeterías de lugares de trabajo demostró que la reducción del tamaño de las porciones y la sustitución de alimentos y bebidas con mayor contenido calórico por opciones con menos calorías llevó a los trabajadores a comprar alimentos y bebidas con menos calorías.

Esto condujo a una baja del 11,5 % en promedio en la cantidad de calorías que los consumidores adquirían por día.

Los investigadores de la Universidad de Cambridge que dirigieron el estudio indicaron que incluso intervenciones simples como estas podrían contribuir a abordar los niveles de obesidad.

La alimentación poco saludable, incluida la ingesta de más calorías de las necesarias, desempeña un papel importante en el aumento de las tasas de obesidad. Esto, a su vez, aumenta el riesgo de enfermedades como la diabetes tipo 2, patologías cardíacas y muchos cánceres, lo que contribuye al aumento de las tasas de muerte prematura en todo el mundo.

El lugar de trabajo es el lugar más común para comer fuera del hogar, por lo general significa el 15% de la ingesta energética de los adultos que trabajan (Andrea Murcia Cuartoscuro.com)
El lugar de trabajo es el lugar más común para comer fuera del hogar, por lo general significa el 15% de la ingesta energética de los adultos que trabajan (Andrea Murcia Cuartoscuro.com)

Los entornos en los que vivimos y trabajamos influyen en los tipos de alimentos y bebidas que consumimos. El estudio reveló, entre otras cuestiones, que las personas que viven en áreas menos prósperas o con un nivel socioeconómico más bajo tienden a tener un acceso reducido a alimentos saludables y mayores tasas de obesidad.

Un entorno importante en el que se podrían implementar las intervenciones son las cafeterías, como las de las escuelas, universidades y lugares de trabajo. El lugar de trabajo es el lugar más común para comer fuera del hogar, por lo general significa el 15% de la ingesta energética de los adultos que trabajan.

En el estudio más grande de este tipo que se haya hecho, el equipo de la Universidad de Cambridge evaluó el impacto en las calorías vinculadas tanto al tamaño de las porciones como a la disponibilidad de algunos alimentos y bebidas con mayor contenido calórico en 19 cafeterías del lugar de trabajo durante un período de seis meses. Los resultados de su estudio se publican en el medio especializado PLOS Medicine.

El equipo relevó cafeterías en el lugar de trabajo ubicadas en los centros de distribución de una cadena de supermercados del Reino Unido, además de espacios circundantes a las oficinas.

Durante un período de 25 semanas, el equipo, en colaboración con los proveedores de catering, reemplazó algunos alimentos y bebidas con alto contenido calórico por otros con menos calorías, por ejemplo, intercambiando hamburguesas de tocino y queso por otras de pollo a la parrilla. Esto condujo a una reducción del 4,8% en la cantidad promedio de calorías compradas al día.

A continuación, además de reducir la disponibilidad de alimentos y bebidas con alto contenido calórico, el equipo redujo el tamaño de la porción de algunos productos con más calorías en aproximadamente un 14% en volumen, por ejemplo, sirviendo una porción más pequeña de lasaña o de papas fritas o reduciendo el número de albóndigas en una ración.

Cuando se cambiaron tanto la disponibilidad como el tamaño de las porciones de alimentos y bebidas con alto contenido calórico, esto condujo a una reducción del 11,5% en la cantidad promedio de calorías compradas por día en comparación con la línea de base. Para el trabajador típico, esto equivaldría a comer unas 50 kcal menos por día.

James Reynolds de la Unidad de Investigación de la Salud y el Comportamiento de la Universidad de Cambridge, el primer autor del estudio, indicó que, “en promedio, los adultos del Reino Unido consumen entre 200 y 300 calorías en exceso al día”. Este estudio muestra que la reducción del tamaño de las porciones y su disponibilidad con mayor contenido calórico en las cafeterías podría contribuir de manera importante a reducir el exceso de calorías en las estrategias para combatir la obesidad.

La investigación se realizó en 19 cafeterías del lugar de trabajo durante un período de seis meses (REUTERS/Toby Melville (Britain Health Society)
La investigación se realizó en 19 cafeterías del lugar de trabajo durante un período de seis meses (REUTERS/Toby Melville (Britain Health Society)

“Si las cafeterías en los lugares de trabajo, escuelas y universidades implementaran estos cambios, esto podría ayudar a reducir el consumo excesivo de calorías y ayudar en los esfuerzos generalizados para reducir la obesidad a nivel de la población”, advierte Reynolds.

Los lugares de trabajo donde se ubicaban las cafeterías estaban predominantemente atendidos por personas que trabajaban en ocupaciones manuales, que tienen, en promedio, peores resultados de salud e índices de masa corporal (IMC) más altos en comparación con aquellos en ocupaciones no manuales, según se detalla en el documento.

Dame Theresa Marteau, directora de la Unidad de Investigación del Comportamiento y la Salud, otra de las autoras de la investigación, agregó: “muchas de las medidas introducidas para reducir el consumo de calorías, como las campañas en los medios de comunicación, tienen poco impacto general, pero pueden exacerbar las desigualdades en salud, ayudando principalmente a quienes trabajar en empleos no manuales. Necesitamos encontrar intervenciones que funcionen en todos los ámbitos. Nuestro estudio sugiere que hacer cambios relativamente simples en los menús en el lugar de trabajo y otras cafeterías podría ser una contribución importante para abordar la obesidad en todos los grupos”.

El estudio se llevó a cabo durante un período más largo y utilizó más sitios que los estudios anteriores. Se sabe que el cambio de comportamiento sostenido es un obstáculo importante para reducir el índice de masa corporal (IMC), pero los investigadores no encontraron evidencia de que el efecto de la intervención disminuyó con el tiempo durante su estudio.

Las cafeterías experimentaron una pequeña caída en la cantidad de dinero en la caja: 2,6% cuando sólo se redujo la disponibilidad de opciones y una caída del 5,7% cuando también se redujo el tamaño de las porciones. Los investigadores sugieren que esto puede haber sido un efecto temporal, ya que la caída disminuyó con el tiempo, y puede deberse en parte al menú fijo y la lista de productos que se requirió para el estudio.

“Las cafeterías deberían poder compensar una pequeña caída en los ingresos cambiando los productos que venden o mediante estrategias adicionales para hacer que las opciones de alimentos más saludables sean más atractivas”, concluyó Reynolds.

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