Se dice que el Cabernet Sauvignon es el rey de los cepajes tintos y el protagonista de los vinos más prestigiosos; aunque no del más caro (un Pinot Noir de la Borgoña, Francia). Y esta fama, bien ganada, la ostenta hace varias décadas. Actualmente, es la uva tinta de vinificar más plantada del mundo con casi 350.000 hectáreas. Proviene del cruzamiento natural (en el siglo XVII) de otras dos famosas uvas, la Cabernet Franc (tinta) y la Sauvignon Blanc (Blanca); de ahí su nombre compuesto. Ya hacia fines del siglo XVIII, su cultivo se incrementó de manera notable.
Originario de la región de Burdeos en Francia, desde donde desarrolló su gran prestigio hace más de un siglo y medio con la creación de los Grand Cru Classé; una clasificación ideada por Napoleón III en 1855, con motivo de la Feria Internacional de Paris. Hoy, cerca del ochenta por ciento de esa región vitivinícola; una de las más importantes de Francia y del mundo; está plantada con Cabernet Sauvignon.
Es una variedad vigorosa, de brotación medio-tardía. Las bayas son oscuras, pequeñas y esféricas, con un hollejo grueso que permite vinos con mayor concentración. Por sus cualidades prefiere los climas templados y secos, pero evidentemente se adapta muy bien a las características de diversos terroir alrededor del mundo como Italia, Estados Unidos, Australia, Chile, Argentina, etc. Algunos la tildan de “uva colonizadora”, porque en muchas zonas vitícolas optan por plantarla en reemplazo de variedades locales. Sin embargo, esto confirma su capacidad de adaptación y la calidad de los vinos que puede dar.
También en consumo el Cabernet Sauvignon es uno de los más importantes, representando más del 15% del vino comercializado en todo el mundo, y con una tendencia creciente en los últimos dos años. Obviamente también tiene su propio día internacional que, al no ser una fecha fija como la del Malbec (17 de abril) por ejemplo, todos los años se presta a la misma confusión. El día preciso en el que se celebra el Día Internacional del Cabernet Sauvignon es el jueves anterior al día del trabajador en los Estados Unidos (Labour Day).
Sin dudas, se presenta como una ocasión especial para entender qué está pasando con esta cepa, que supo ser la gran protagonista del vino argentino antes de la irrupción en escena del Malbec. Por eso, si el Cabernet Sauvignon es el rey de los Tintos en el mundo, acá debería compartir su reinado. Es más, durante la última década quedó algo relegado su desarrollo a manos, precisamente, del Malbec. Pero luego también del Cabernet Franc y de otras variedades que, poco a poco, se van destacando en diversas regiones de la Argentina como es el caso del Pinot Noir.
El Cabernet Sauvignon era el gran vino nacional (varietal o base de los blends) hasta fines del siglo XX. Y eso le ha generado la fama de clásico, algo muy importante para la consagración de cualquier tipo de vino, pero muy difícil de usar a favor de conquistar nuevos paladares. Porque más allá del nivel de calidad y estilo buscados, suele dar tintos con cuerpo y estructura, de texturas firmes y sabores no tan expresivos. No obstante, esa “seriedad” percibida en el paladar es lo que le garantiza una mayor longevidad. Y esto en un vino termina siendo clave para consagrarse, porque el paso del tiempo no mejora un vino, sino que lo muestra de manera diferente. Y es en esa capacidad de trascender los años que el Cabernet Sauvignon marca la diferencia.
El nuevo Cabernet Sauvignon argentino
El Cabernet Sauvignon llegó a la Argentina en 1853 de la mano del agrónomo francés Michel Aimé Pouget, contratado por Domingo F. Sarmiento para la creación de la Quinta Normal, puntapié inicial que forjó una gran industria. Hoy, Francia lidera el podio en superficie plantada con 46.555 hectáreas, la siguen Chile (42.409) y Estados Unidos (40.837). En la Argentina hay apenas más de 14.000 hectáreas, lo que significa una disminución del 20% aproximadamente en los últimos diez años. Representa el 6,6% del viñedo nacional actual, con Mendoza acaparando más del 76%, pero con presencia en casi todas las provincias vitivinícolas: San Juan, La Rioja, Salta, Catamarca, Neuquén, Río Negro, La Pampa, Córdoba, Tucumán, San Luis, Buenos Aires, Jujuy, Entre Ríos, Santiago del Estero y Chubut.
La gran oportunidad que está marcando el nuevo rumbo del cepaje a nivel nacional tiene que ver con el volumen de consumo que representa a nivel global, y del cual Argentina casi no participa, ya que en su mayoría exporta Malbec. Pero esto, lejos de ser una debilidad, aparece como una nueva fortaleza, según cuentan los enólogos y agrónomos, porque el Cabernet Sauvignon argentino es diferente.
Si el mundo admira a esta uva gracias a los grandes vinos de Burdeos con todo su prestigio a cuestas, pero también gracias a los grandes “Cabs” de Napa Valley (Estados Unidos), de Barossa Valley (Australia) y hasta del Alto Maipo (Chile), por qué no va a admirar a los exponentes nacionales, es la pregunta que se hacen los winemakers.
Ellos saben que por cómo se dan los vinos acá pueden competir de igual a igual con las mejores etiquetas del mundo. Esto se da ahora después de todo el know how adquirido gracias al Malbec, permitiendo encontrar los mejores terruños para desarrollar la variedad y cómo conducirla de una mejor manera a lo largo del año para lograr una óptima madurez polifenólica, pero también con buena frescura natural. Esto ha permitido en los últimos años lograr Cabernet Sauvignon mucho más apoyados en el carácter frutal que en las especias y piracinas; un componente natural que esta uva desarrolla durante la sobre madurez, y responsable de esas notas tan puntuales a pimienta (negra, blanca, verde, Cayena, Jamaica), pimentón, páprika y diversos ajíes.
Los trabajos en el viñedo, tanto en materia de riego como de manejo de canopia (parte verde de la planta), han permitido lograr vinos diferentes a los de antes. Con más cuerpo y volumen, de taninos firmes, pero a la vez finos, y un trago más amable sin perder potencial de guarda. Otro de los factores que se ha mejorado mucho es la crianza, porque el roble es su gran aliado y envejece de una manera espléndida. El paso del tiempo integra y suaviza sus taninos, también ensambla y acomoda sus aromas para que los propios de la variedad se combinen con los del terruño y se generen distintas capas.
Hoy, para los grandes vinos, la uva llega con un nivel que los enólogos solo deben preservar lo más posible esa calidad y carácter natural en sus vinos. Esto derivó en elaboraciones menos invasivas, pero más cuidadas, con menos movimientos, pero mucho más detallistas. Y esto está permitiendo una nueva generación de Cabernet Sauvignon argentinos, una cepa que a igualdad de condiciones puede mostrarle el camino al Malbec, porque su cualidad enológica es superior. Pero el Malbec nacional es especial y el mundo ya lo sabe, por eso siempre tendrá que ser el vino de bandera, el que más indentifique al país y el mejor logrado por estas tierras. Y en todo caso, estos nuevos exponentes de Cabernet Sauvignon, pueden sumarse a la propuesta que poco a poco se muestra más consistente en su diversidad.
Lamentablemente hay una variable que no tiene nada que ver con el vino y aparece como un impedimento para el boom del Cabernet Sauvignon argentino, y tiene que ver con la capacidad de compra del mercado. Porque más allá de la percepción en el mundo de los vinos franceses, los consumidores americanos, australianos y chilenos legitiman los precios (internacionales) de sus vinos top comprándolos a precios que oscilan entre 200 y 400 dólares, aunque hay algunas etiquetas de más alto precio. Pero en la Argentina es difícil imponer estos valores a sus mejores vinos por más que la calidad esté a la altura. Si no se es profeta en su tierra y, por lo tanto, los argentinos no pagan eso por sus vinos, por qué lo debería hacer un consumidor de otro país.
En la industria se espera que esta problemática actual poco a poco se vaya solucionando, no tanto por el comportamiento de las variables macroeconómicas de la Argentina, sino por la evolución cualitativa de los vinos y el impacto que están logrando en la prensa y en los concursos internacionales.
Cabernet Sauvignon para todos los gustos
Para entender lo que proponen los nuevos Cabernet Sauvignon de Argentina, lo mejor es escuchar a los hacedores. “En todos nuestros Cabernet Sauvignon siempre buscamos destacar las cualidades del varietal, ya que es el rey de las tintas. Buscamos también destacar la expresión y la tipicidad que tiene esta cepa: esos aromas a pimiento y pimienta negra, muy característicos del Cabernet. Nosotros trabajamos desde el viñedo para desarrollar esa expresión al máximo”, afirma Matías Ciciani Soler, enólogo de Bodega Escorihuela Gascón.
Por su parte Susana Balbo (Susana Balbo Wines), una de las pocas autoras de Cabernet Sauvignon, sostiene que “es la variedad más desafiante del planeta. En su madurez perfecta nunca podrías predecir de que país procede. Es majestuosa, tiene unos taninos que hay que saberlos trabajar muy bien para que el vino sea seductor y equilibrado, y es una variedad que exige precisión en la forma de elaboración y no permite errores, por eso creo que me gusta tanto: porque me gustan los desafíos”. Thibault Lepoutre, enólogo de Bodega Piedra Negra, aporta un dato curioso sobre una de las etiquetas icónicas de la casa; “este Gran Lurton fue el primer vino que elaboró François Lurton en Argentina. La primera añada fue la 1995, en un principio fue 100% Cabernet Sauvignon. Luego sumamos un poco de Malbec para darle un tinte más local con la cepa emblemática, pero en esta etiqueta siempre quisimos priorizar el Cabernet Sauvignon.
A partir del año 2017 la producción de Cabernet Franc que plantamos en la finca llegó a la calidad esperada así que decidimos incorporar este varietal al corte, fue el elemento que nos faltaba para lograr un vino voluminoso y suave. Sus taninos trabajan muy bien con los del Cabernet Sauvignon que son más firmes”.
La flamante y joven enóloga de Ruca Malen agrega, “el gran desafío para el Cabernet Sauvignon argentino es saber manejarlo desde el viñedo para que pueda madurar sin perder frescura, buscando buen equilibrio en el follaje y manejando el riego con atención, para luego trabajar cuidadosamente la extracción en bodega y así obtener vinos con taninos elegantes. Aprendiendo esto hemos logrado en los últimos años vinos frutales, jugosos y muy bebibles, teniendo la posibilidad de producir diversidad de ejemplares: algunos más herbales y especiados y otros con aromas a fruta negra, notas de regaliz, tabaco rubio y pimienta blanca que brindan mucha complejidad y elegancia”.
A su vez, Gonzalo Carrasco; enólogo de Terrazas de los Andes; comenta que “el desafío con el Cabernet Sauvignon siempre está en obtener fruta fresca, sin aromas verdes ni sobremaduros. Normalmente, un buen Cabernet de Mendoza es de una buena madurez, de carácter especiado y con taninos firmes pero amables.”
Alejandro Pepa, Enólogo Jefe de El Esteco, se fue de Mendoza a Salta hace ya más de 20 años y cuenta que “el Valle Calchaquí es un lugar casi ideal para lograr viñedos sin problemas sanitarios y donde variedades como el Cabernet Sauvignon se cosechan recién a fines de marzo o principios de abril. En los modernos vinos del valle se concentran los aromas, colores y sabores de las uvas, que, elaboradas con técnicas modernas, dan vinos más bebibles, frescos y frutados que otrora, acordes a la tendencia a lo que hoy pide el consumidor de estos tiempos”. Sobre los vinos que se conciben en mayor escala Diego Sánchez, Jefe de Enología de la tradicional bodega Colón, detalla; “el Cabernet Sauvignon es una de las cepas preferidas por los enólogos ya que es versátil y de la cual se pueden obtener tanto vinos jóvenes y frescos como así también vinos aptos para guardas cortas o largas. Se trata de un varietal que a su vez soporta una gran amplitud térmica y toma las características de cada zona en donde se la produce, además marida muy bien con las carnes rojas, lo cual es una virtud clave para el consumo de los argentinos”.
15 Cabernet Sauvignon para brindar en su día
Colón Selecto Cabernet Sauvignon 2020
Bodega Colón, San Juan $290
Es lo más nuevo de una de las bodegas más tradicionales de la Argentina y con más de 150 años de historia. Una línea que apunta a una mayor complejidad enológica siempre respetando la relación calidad-precio. Es un tinto amable y generoso, de aromas frescos y jóvenes, paladar ágil con cierto agarre, y final frutado. Beber entre 2021 y 2022.
Puntos: 87,5
Cafayate Cabernet Sauvignon 2020
Bodegas Etchart, Cafayate, Salta $380
Tinto de agradables aromas que reflejan tipicidad con sus dejos especiados. De buen cuerpo, con fluidez y el agarre que se espera del tanino en este varietal. Se nota que es un vino con fuerza más allá de su paso ágil, y con buena madurez de fruta. Ideal para la mesa de todos los días. Beber entre 2021 y 2022.
Puntos: 88
Ruca Malen Cabernet Sauvignon 2020
Ruca Malen, Mendoza $650
Agustina Hanna propone un exponente apoyado en la fluidez y el carácter frutal con dejos herbales que resaltan su gracia y paso fresco por boca. De aromas expresivos y agradables, al agitar la copa aparecen las notas herbales que se asocian con el cepaje. De estilo moderno, paladar franco y directo, y un cuerpo muy consistente para su segmento. Beber entre 2021 y 2022.
Puntos: 88,5
Ferraro Classic Cabernet Sauvignon 2019
Ferraro Wines, Agrelo, Mendoza $580
El joven winemaker Ignacio Macciardi está detrás de los vinos de este flamante emprendimiento boutique. De aromas classy, con tonos vegetales que hablan del cepaje. Paladar maduro y frutado, con taninos firmes y buen volumen, con dejos especiados y vegetales. De final persistente y con cierta estructura que habla de su carácter y fuerza. Beber entre 2021 y 2023.
Puntos: 89
Santa Julia Magna Cabernet Sauvignon 2020
Santa Julia, Valle de Uco, Mendoza $775
La dupla Rubén Ruffo (enólogo) y Edgardo Cónsoli (Ing. Agrónomo) también están eligiendo para muchos de los nuevos vinos de la casa, uvas de sus viñedos en Valle de Uco, pero siempre manteniendo el estilo de cada línea. Acá se siente la madurez de la fruta, con aromas equilibrados y austeros, en línea con el cepaje. De paso fluido y amable, cuerpo medio y paladar franco apoyado en las frutas rojas maduras y las especias, con la madera muy bien integrada. Beber entre 2021 y 2023.
Puntos: 89
Famiglia Bianchi Cabernet Sauvignon 2018
Bodegas Bianchi, Mendoza $900
Si bien la fama de este vino nació en San Rafael, hoy se elabora utilizando uvas de otras regiones mendocinas, como Valle de Uco y Luján de Cuyo, en una búsqueda de más frescura y carácter frutal. De aromas amables que remiten a frutas negras y especias dulces, paladar no tan intenso, pero con paso consistente gracias a los taninos incipientes típicos del cepaje. Mantiene algo classy de su estilo original, pero con más consistencia y frescura. Beber entre 2021 y 2022.
Puntos: 89,5
El Esteco Blend de Extremos Cabernet Sauvignon 2017
El Esteco, Valle Calchaquí, Salta $1200
Combinando uvas de Cafayate y Chañar Punco, hace algunos años que el enólogo Alejandro Pepa y su equipo se destacan con este Cabernet Sauvignon. Un tinto con carácter propio, tanto del varietal como de lugar. De aromas expresivos, especiados y herbales, con algo de frutas negras y leves ahumados. Paladar en sintonía, fresco y con taninos firmes, voluptuoso y generoso en sus expresiones. Beber entre 2021 y 2023.
Puntos: 90,5
Casa Boher Cabernet Sauvignon 2019
Rosell Boher, Los Árboles, Valle de Uco $1100
Aromas classy, pero equilibrados, paso amable con notas de fruta madura y crianza. Es fluido con armonía, y si bien se siente la madera nueva junto a la fruta roja madura, las texturas sedosas con cierta intensidad hablan de un Cabernet Sauvignon delicado. Es un tinto con muy buena frescura y agarre, de carácter sutil, más apoyado en la fruta que en las especias y en los dejos vegetales. Beber entre 2021 y 2025.
Puntos: 90,5
Marcelo Pelleriti Signature Cabernet Sauvignon 2018
Marcelo Pelleriti, Vista Flores, Valle de Uco $1850
En este tinto hay intensidad de lugar y estilo del hacedor. Cabernet Sauvignon de aromas bien apoyados en las frutas maduras, con fuerza y equilibrio más allá de su potencia. Con un dejo licoroso y bien domado por el paso del tiempo. Sobre el final de boca despliega notas muy agradables de especias que aportan profundidad y resaltan las texturas finas típicas del cepaje. Beber entre 2021 y 2025.
Puntos: 91
Trapiche Gran Medalla Cabernet Sauvignon 2015
Bodega Trapiche, La Consulta, Valle de Uco $2460
Sergio Casé mantiene el estilo de la línea, creada a partir de este vino como homenaje a los 125 años de la bodega. Porque si bien las uvas hoy provienen del Valle de Uco, el vino ofrece aromas maduros, con notas de frutas rojas y negras, y punta leve vegetal típica del cepaje. De paladar franco, con dejos herbales maduros y taninos incisivos, es franco y con un final leve ahumado de la crianza que aporta persistencia. Beber entre 2021 y 2025.
Puntos: 91
Angélica Zapata Cabernet Sauvignon 2016
Catena Zapata, Mendoza $2300
Como mandan los grandes vinos acá se siente muy bien la influencia de la añada, más allá del estilo reconocido de la etiqueta. Alejandro Vigil, gracias a un blend de viñedos preciso ha logrado un vino equilibrado y fresco, de aromas delicados a frutas negras y especias. Paladar franco y fluido, actual con carácter frutal bien acompañado por la crianza. Sus texturas finas aportan un paso vivaz, y puede ganar más equilibrio con la guarda. Beber entre 2021 y 2025.
Puntos: 91,5
Fabre Montmayou Gran Reserva Cabernet Sauvignon 2017
Fabre Montmayou, Luján de Cuyo, Mendoza $1370
El enólogo Juan Bruzzone logra mantener el estilo en este Cabernet de zona tradicional incluso a través de cosechas cambiantes. Como siempre apoyado más en la fruta negra y las especias, con taninos firmes bien domados por el paso del tiempo, y la crianza muy integrada. Su paso por boca es amplio y amable y con cierto carácter vivaz. Sin dudas, va a seguir ganando atributos con la guarda. Beber entre 2020 y 2025.
Puntos: 91,5
Terrazas Grand Cabernet Sauvignon 2018
Terrazas de los Andes, Mendoza $2800
Combinando uvas de una de las fincas más tradicionales de la bodega en Perdriel, con uvas de Paraje Altamira en el Valle de Uco (20%), se concibió la segunda añada de este gran exponente del cepaje. De aromas equilibrados y profundos, en los que se perciben delicadas notas de frutas negras con toques especiados y ahumados. Paladar franco y fresco, con texturas incipientes, llena la boca, con gracia y elegancia, más allá de su agarre. Con buen potencial de guarda. Beber entre 2021 y 2026.
Puntos: 92,5
Luigi Bosca De Sangre Cabernet Sauvignon 2018
Bodega Luigi Bosca, Mendoza $2800
Elaborado a partir de parcelas especialmente elegidas de fincas propias situadas en Las Compuertas, Agrelo, Gualtallary y Altamira. El resultado es un vino sumamente equilibrado en todas sus expresiones, de aromas delicados y texturas sedosas de gránulos finos. Hay carácter de frutas negras con armonía, es voluptuoso y con una frescura justa que resalta sus dejos especiados. Es un vino que no tiene aristas, casi flota en el paladar con algo de bordelés en su trago fino, con leves notas de cedro. Se puede tomar hoy y disfrutarlo, pero tiene mucho potencial de guarda, y un final persistente en el que se percibe una elegante tipicidad. Beber entre 2021 y 2025.
Puntos: 93
Salentein Primus Cabernet Sauvignon 2016
Bodegas Salentein, Valle de Uco, Tunuyán $4300
Ya consagrado como uno de los referentes nacionales del varietal, este Cabernet Sauvignon habla del lugar, de la añada y de la mano de su hacedor; José “Pepe” Galante. De aromas classy y equilibrados, con entrada fresca y cierta tensión. Paladar franco y con toque vegetal, de buen volumen, pero sin tanto peso, propio de un año frío, y texturas bien finas. Sobre el final se siente lo herbal muy bien combinado con las notas de crianza. Hay algo de clasicismo bordeleses, pero también actualidad en su mensaje. Beber entre 2021 y 2024.
Puntos: 92,5
Fabricio Portelli es sommelier argentino y experto en vinos
Twitter: @FabriPortelli
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