El trabajo, la pandemia, la familia. Cuando sentimos que los efectos del estrés pesan, es como cargar una mochila que se hace cada vez más pesada. Demasiado estrés puede hacer que el viaje por la vida sea difícil.
Los eventos felices, como una boda o una mudanza a una casa más grande, así como los eventos infelices, como el exceso de trabajo, pueden causar estrés. Cuando el nivel de estrés excede la capacidad para sobrellevar la situación, es necesario restaurar el equilibrio, disminuir los factores estresantes o aumentar la capacidad para sobrellevar la situación, o ambas cosas.
Expertos de la Clínica Mayo brindaron algo así como “un kit de herramientas” para el manejo del estrés. La clave, según ellos, es dominar estas cuatro estrategias para afrontar el estrés: apártate, altera, acepta y adáptate.
Intenta usar una de las cuatro A: apartar, alterar, aceptar o adaptar.
1- Apartar
Planificar con anticipación, reorganizar el entorno y aprovechar los beneficios de una carga más ligera.
- Tomar el control de tu entorno. ¿El tráfico es una locura? Salir temprano para ir a trabajar o tomar la ruta más larga pero menos transitada. ¿Odia hacer cola en la cafetería corporativa? Llevarse el almuerzo y comer en el escritorio o en una sala de descanso.
- Evitar a las personas que molestan. Si se tiene un compañero de trabajo que hace que la mandíbula se tense, poner distancia física será una buena idea. Sentarse lejos en las reuniones o rodear su cubículo, incluso si esto requiere algunos pasos adicionales.
- Aprender a decir que no. En cierto punto, hay que lograr ver la diferencia entre ser caritativo y ser tonto. Los que nos rodean apreciarán más tiempo con nosotros si estamos relajados.
- Deshacerse de parte de la lista de pendientes. Etiquetar la lista de cosas por hacer con A, B y C, de acuerdo a su importancia. En días agitados, tachar las “C” de la lista.
Sin embargo, algunos problemas no se pueden evitar. Para esas situaciones, hay que intentar otra técnica.
2- Alterar
Una de las cosas más útiles que se pueden hacer durante los momentos de estrés es hacer un inventario y luego intentar mejorar la situación. Pedir respetuosamente a los demás que cambien su comportamiento. Y estar dispuesto a hacer lo mismo. Los problemas pequeños a menudo crean problemas más grandes si no se resuelven.
Comunicar los sentimientos abiertamente. Recordar utilizar frases en primera persona, como “me siento frustrado por tener plazos más cortos y una carga de trabajo más pesada. ¿Hay algo que podamos hacer para equilibrar las cosas?”.
Administrar mejor el tiempo. Reunir tareas similares: agrupar las llamadas telefónicas, las diligencias del auto y las tareas relacionadas con la computadora. La recompensa de una mayor eficiencia será el tiempo adicional.
Establecer los límites de antemano. En lugar de hablar sin parar con un colega, iniciar la conversación cortésmente con “Solo tengo cinco minutos para hablar de esto”.
3- Aceptar
A veces no tenemos más remedio que aceptar las cosas como son. En esas ocasiones:
- Hablar con alguien. Tal vez no puedas cambiar una situación frustrante, pero eso no significa que tus sentimientos no sean legítimos. Llama por teléfono o reúnete para tomar un café con un amigo comprensivo. Es posible que te sientas mejor después de hablarlo.
- Perdonar. Se necesita energía para estar enojado. Perdonar puede requerir práctica, pero al hacerlo dejarás de generar energía negativa. ¿Por qué te enfadas cuando puedes encogerte de hombros y seguir adelante?
- Practicar el diálogo interno positivo. Es fácil perder la objetividad cuando estás estresado. Un pensamiento negativo puede llevar a otro, y pronto has creado una avalancha mental. Sé positivo. En lugar de pensar: “Soy pésimo con el dinero y nunca podré tener un buen pasar económico”, prueba con esto: “Cometí un error con mi dinero, pero soy resiliente. Lo superaré”.
- Aprender de los errores. Es valioso reconocer un “momento de aprendizaje”. No se puede cambiar el hecho de que la postergación perjudique tu desempeño, pero puedes apartar más tiempo en el futuro.
4- Adaptarse
Pensar que no se puede lidiar con una situación es uno de los mayores factores estresantes. Por ese motivo, adaptarse, que a menudo implica cambiar los estándares o las expectativas, puede ser de gran ayuda para lidiar con el estrés.
- Practicar detener los pensamientos. Detener inmediatamente los pensamientos oscuros.
- Replantear el problema. Tratar de ver la situación desde un nuevo punto de vista. En lugar de sentirte frustrado por estar en casa con un niño enfermo, míralo como una oportunidad para crear lazos afectivos, relajarte y terminar de lavar la ropa.
- Adoptar un mantra. Crear un dicho como “puedo manejar esto” y repítelo mentalmente en situaciones difíciles.
- Crear una columna de ventajas. Imagina todas las cosas que te traen alegría en la vida, como las vacaciones, tus hijos y tus mascotas. Luego recurre a esa lista cuando estés estresado. Te ayudará a poner las cosas en perspectiva y servirá como un recordatorio de las alegrías de la vida.
- Mirar el panorama general. Preguntarse: “¿Esto importará dentro de un año o dentro de cinco años?”. La respuesta suele ser no. Darse cuenta de esto hace que una situación estresante parezca menos abrumadora.
Elección de la técnica correcta
Los factores de estrés (buenos y malos) son parte de toda vida. “Practicar la aplicación de estas técnicas para equilibrar la ecuación del estrés. Con la práctica, esa mochila que solía ser tan pesada se convertirá en tu bolsa privada de trucos. Pronto, serás capaz de sacar la herramienta que te mantendrá caminando por la vida a un ritmo constante”, concluyeron los expertos.
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