Cómo funcionará la ley de etiquetado frontal de alimentos

Luego de recibir la media sanción del Senado, la norma establece la colocación de un octógono negro para informar el alto contenido de sodio, azúcares, grasas y calorías. La iniciativa ahora pasa a la Cámara de Diputado

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El proyecto de ley de
El proyecto de ley de etiquetado frontal que advierte si un alimento o bebida sin alcohol tiene excesos de sodio, grasas, azúcares o calorías (MOISÉS PABLO/CUARTOSCURO.COM)

Con 64 votos afirmativos, 3 negativos y ninguna abstención, el jueves a la noche el Senado le dio media sanción al proyecto de ley de etiquetado frontal que advierte si un alimento o bebida sin alcohol tiene excesos de sodio, grasas, azúcares o calorías. El tema lleva más de cuatro años de estudio, debate y resistencias en el país. Ahora deberá ser tratado en la Cámara de Diputados.

La iniciativa no sólo apunta a brindar información para que los consumidores puedan saber con facilidad qué comen, sino también regula la publicidad e incluye la educación nutricional y la promoción de alimentación saludable en las escuelas. El objetivo de fondo es contrarrestar la epidemia de sobrepeso y obesidad: el 66,1% de los argentinos tiene exceso de peso, según datos de la 4° Encuesta Nacional de Factores de Riesgo (ENFR), realizada en 2019.

El proyecto, que tiene como autores a la senadora Anabel Fernández Sagasti (Frente de Todos) y el senador Julio Cobos (UCR), había alcanzado un dictamen en conjunto a partir de 15 proyectos de distintos legisladores de diferentes provincias y partidos políticos. En contra se expresaron las senadoras tucumanas Silvia Elías de Pérez, del radicalismo; y Beatriz Mirkin, del Frente de Todos; y la riojana del interbloque Parlamentario Federal, Clara Vega, por considerar que la ley afectará al sector azucarero de su provincia.

Opiniones a favor y en contra

Con 64 votos afirmativos, 3
Con 64 votos afirmativos, 3 negativos y ninguna abstención, el jueves a la noche el Senado le dio media sanción al proyecto de ley de etiquetado frontal

Entre los nutricionistas e investigadores abocados a la temática de la alimentación, la propuesta legislativa cosecha apoyos y también objeciones. Las voces a favor hacen hincapié en que el sistema de octógonos negros con la leyenda “Exceso en” ofrece información directa y clara a la hora de elegir y comprar, es el punto de partida para promover políticas públicas tendientes a prevenir las enfermedades crónicas no transmisibles, como diabetes, hipertensión y afecciones cardiovasculares, entre otras, y su aplicación en la región cuenta con evidencia científica.

En tanto, los reparos se centran en que el modelo de sellos negros no muestra los aspectos positivos de los alimentos, los estigmatiza, genera efectos económicos negativos en cuanto a la fabricación y empaquetado de la industria alimenticia, en especial en las pymes; no es suficiente para cambiar las conductas alimentarias de la población y los estudios realizados son limitados y no evalúan el impacto en la dieta de la población.

Las aprobaciones

La Coalición Nacional para Prevenir la Obesidad en Niñas, Niños y Adolescentes, conformada por más de 50 organizaciones de todo el país con el apoyo de UNICEF y la Federación InterAmericana del Corazón (FIC Argentina), elaboró un documento que explica por qué el etiquetado frontal de advertencia debe tener un sistema gráfico de octógonos negros similar al implementado en otros países de la región como México, Chile, Perú y Uruguay.

En diálogo con Infobae, Leila Guarnieri, nutricionista e investigadora del área de alimentación saludable de FIC Argentina, contó que “se ha realizado una multiplicidad de estudios a nivel regional e internacional que se encuentran publicados en distintas revistas científicas donde se han comparado distintos sistemas gráficos como el semáforo, el GDA (Guías Diarias de Alimentación, en colores del semáforo o monocromático) y el Nutri-Score (5 letras y colores, del verde oscuro al rojo) y se ha demostrado que el sistema de advertencia que incluye a los octógonos es el más efectivo para que el consumidor logre tomar una decisión de compra informada en pocos segundos”.

En Argentina, apuntó Guarnieri, también se han realizado estudios que muestran el mismo resultado, tanto desde FIC Argentina como desde el Ministerio de Salud de la Nación. Asimismo, y distintos estudios realizados muestran que el sistema de lupa, como el recientemente implementado en Brasil, es menos efectivo que el de octógonos negros.

Entre los nutricionistas e investigadores
Entre los nutricionistas e investigadores abocados a la temática de la alimentación, la propuesta legislativa cosecha apoyos y también objeciones

“Existe una multiplicidad de sistemas gráficos en el mundo y, si lo que se quiere es lograr que se tome una decisión rápida que permita identificar el producto más saludable y actuar en consecuencia, el de advertencias con octógonos negros es el más efectivo”, aseguró Guarnieri. Y agregó: “La difusión de argumentos en contra de políticas efectivas no es algo nuevo. Las mismas estrategias circularon en otros países de la región, como México, que avanzaron con este etiquetado. Los argumentos que no están avalados por evidencia demoran la discusión e interfieren el avance de una política pública verdaderamente efectiva”.

En resumen, los diez argumentos que respaldan la puesta en marcha de la ley de etiquetas negras son:

-Promueve una selección informada de alimentos.

-Orienta a los consumidores en la compra de opciones de alimentos más saludables.

-Permite modificar las decisiones de compra independientemente del nivel socioeconómico y educativo.

-Brinda información directa para identificar en forma rápida y fácil los productos que contienen cantidades en exceso de nutrientes críticos.

-Contrarresta el efecto positivo que tienen los mensajes de nutrición (“0% grasas trans”, por ejemplo) en la intención de compra.

-Necesita de un menor esfuerzo cognitivo y menos tiempo para tomar decisiones de compra.

-Aplica el sistema de perfil de nutrientes de la máxima autoridad sanitaria de la región: la Organización Panamericana de la Salud (OPS).

-Ese sistema está basado en las directrices de ingesta de nutrientes de la OMS con evidencia científica.

-Está diseñado para identificar los productos que cuando son consumidos en cualquier cantidad y por cualquier individuo desequilibran la dieta.

-Y tiene un mayor acuerdo con las Guías Alimentarias para la Población Argentina (GAPA).

Las discrepancias

Los reparos se centran en
Los reparos se centran en que el modelo de sellos negros no muestra los aspectos positivos de los alimentos

“Regular el etiquetado de alimentos es algo importante y urgente, largamente anhelado desde distintos sectores: en el Gobierno está en estudio hace 4 años y en nuestro Centro lo estamos investigando desde hace 13 años”, remarcó a Infobae, Sergio Britos, director del Centro de Estudios sobre Políticas y Economía de la Alimentación (CEPEA). “Pero no nos parece que esta ley sea la mejor posible en términos de propuesta de perfil de nutrientes”.

“Consideramos que podría legislarse de mejor manera. No nos parece oportuno usar los octógonos negros habiendo otros modelos efectivos en el mundo, como por ejemplo el Nutri-Score, el más evaludo y utilizado en Europa. Por eso en el Senado propusimos una modificación al texto de la ley para incorporar la combinación de octógonos negros con una forma de señalamiento de aportes positivos, como una tilde verde, para utilizar en el caso de productos que tienen un sello negro, por ejemplo, por exceso de sodio, pero tienen fibra. Apelamos a que en Diputados se pueda revisar y mejorar”.

“También observamos -continuó Britos- que el perfil de nutrientes de la OPS es extremadamente exigente en sus umbrales, de manera que llegaría a aplicarse al 91% de los productos envasados, y no es cierto que todos esos productos sean poco saludables. Dentro de esos productos, dos tercios son alimentos que nuestras guías alimentarias recomiendan consumir, de manera que se generaría una contradicción importante”.

El diagnóstico del cual parte esta propuesta de ley está centrado exclusivamente en discriminar alimentos por su condición de procesado. Este es el punto de discordancia”, indicó. Y agregó: “El problema de nuestra alimentación no tiene que ver exclusivamente con el consumo de alimentos procesados, también tiene que ver con el bajo consumo de frutas, verduras, legumbres, cereales integrales y lácteos, y el exceso de harinas refinadas y azúcares en infusiones y gaseosas”.

“El problema de este etiquetado
“El problema de este etiquetado frontal es que los estudios que se llevaron a cabo tienen limitaciones metodológicas y no investigaron los pasos intermedios al cambio de conducta"

Por su parte, Mónica Katz, médica especialista en nutrición y presidenta de la Sociedad Argentina de Nutrición (SAN), también señaló a Infobae que “es necesario adoptar un etiquetado frontal simple, sencillo, comprensible, pero el sistema de los sellos negros no es el mejor: tiene poco impacto sanitario porque deja afuera la mitad de lo que consumimos”, afirmó.

Y explicó: “Deja afuera la mitad de los nutrientes críticos, sal, azúcar, sodio, grasas y calorías, que se preparan en las casas, en restaurantes, locales de comidas rápidas, confiterías y demás. Lo que enferma es la receta de un alimento, no importa si viene de casa, de la cocina de un restaurante, del catering de una fábrica o de la góndola del supermercado. Enferma la grasa, el azúcar y el sodio de más”.

“El problema de este etiquetado frontal es que los estudios que se llevaron a cabo tienen limitaciones metodológicas y no investigaron los pasos intermedios al cambio de conducta, es decir, si esto realmente va a servir para que en la Argentina se adopten comportamientos saludables. En Chile, que tiene el mismo etiquetado frontal negro desde hace 4 años, hubo un impacto en la cantidad de ventas, pero eso no indica nada, ya que a veces la persona no compra eso y compra otras cosas que tampoco son saludables. Por algo en Europa no se utiliza el modelo de los sellos negros y optaron por el Nutri-Score”.

En suma, los argumentos que no avalan el sistema de etiquetas negras son:

-El sistema de sellos negros no muestra los aspectos positivos de los alimentos.

-Estigmatiza o demoniza a los alimentos procesados.

-No logra mejorar la alimentación de la población porque el consumo de alimentos procesados no es el principal problema en la dieta de la población argentina.

-No es suficiente para cambiar conductas alimentarias, hacen falta campañas de educación.

-No es efectivo para reducir el sobrepeso y la obesidad.

-Presenta efectos económicos negativos con relación a costos de fabricación y empaquetado, especialmente para las pequeñas y medianas industrias.

-El país debe promover un sistema que se encuentre armonizado con el Mercosur y el Código Alimentario de la FAO, la Organización de la ONU para la Alimentación y la Agricultura.

-Su aplicación en la región no tiene estudios de evidencia científica.

-El modelo de perfil de nutrientes de la OPS es demasiado estricto.

-Y tampoco tiene evidencia científica

Qué dice el proyecto de ley

Las autoridades confían en que
Las autoridades confían en que el etiquetado frontal contribuya a reducir los índices de obesidad, pero son conscientes de que no es el único elemento a tomarse en cuenta en esta tarea. (Foto: Mario Jasso/Cuartoscuro)

La iniciativa, que consta de 24 artículos, plantea la obligación de etiquetar los alimentos con los octógonos y alcanza a toda la cadena, desde la fabricación hasta la comercialización e importación, de alimentos y bebidas sin alcohol (analcohólicas). Quedan exceptuados el azúcar común, aceites vegetales y frutos secos.

Las leyendas “exceso en azúcares”, “exceso en sodio”, “exceso en grasas saturadas”, “exceso en grasas totales” y “exceso en calorías” deberán estar en unos octógonos negros, con bordes y letras de color de blanco en mayúsculas, y no podrán ser inferior al 5% de la superficie de la cara frontal del envase.

La misma prevención se aplicará para los casos de valores superiores en cafeína y para alertar sobre el contenido de edulcorantes no recomendables para niños y adolescentes. En estos casos deben llevar las leyendas “contiene cafeína, evitar en niños/as” y “contiene edulcorantes, no recomendable en niños/as”, respectivamente.

Plantea que los productos dirigidos especialmente a las niñas, niños y adolescentes y que contengan al menos un octógono no pueden ser publicitados ni promocionados, no podrán resaltar declaraciones nutricionales complementarias que destaquen cualidades positivas y/o nutritivas “a fin de no promover la confusión respecto de los aportes nutricionales” y también prohíbe la inclusión de personajes infantiles, animaciones, dibujos animados, celebridades, deportistas o mascotas y la promesa de entrega de obsequios, premios y regalos en sus productos, que inciten, promuevan o fomenten su consumo, compra o elección.

Cocineros y consumidores a favor

En los últimos días, reconocidos
En los últimos días, reconocidos chef del país y el colectivo de cocineros ACELGA (Asociación de Cocineros y Empresarios Ligados a la Gastronomía Argentina) hicieron circular en redes sociales un video de apoyo a la ley

En los últimos días, reconocidos chef del país y el colectivo de cocineros ACELGA (Asociación de Cocineros y Empresarios Ligados a la Gastronomía Argentina) hicieron circular en redes sociales un video de apoyo a la ley. “¡Necesitamos la Ley de etiquetado de alimentos ya! Señores legisladores, no podemos esperar más. La salud de nuestros hijos está en juego. Los alimentos deben decir claramente en su envase los ingredientes que tienen y el efecto que causan en nuestros cuerpos”.

La iniciativa que ahora deberá ser tratada en Diputados también cuenta con el apoyo de las asociaciones de consumidores. Sergio Procelli, presidente de la ONG Consumidores Argentinos, destacó a Infobae que obtener leyes de etiquetado frontal “es una pelea que se viene dando en toda Latinoamérica”.

“No es un simple derecho de la información, es un derecho de la información vinculado a la salud. Cuando se vende un producto se debe brindar información, características técnicas, medidas, instrucciones de uso. Y cuando ese producto genera un riesgo a la salud tiene que incluir advertencias en una señalética especial. A eso apuntamos con los sellos negros en los alimentos: justamente advertir que esos productos consumidos en determinadas condiciones generan problemas de salud”, explicó.

Según un reciente estudio sobre hábitos de alimentación y etiquetado frontal de alimentos realizado por la consultora Quiddity, la agencia de investigación y Big Data del ecosistema regional Untold sobre una muestra de 1.200 casos relevados del 30 de septiembre al 5 de octubre, indica que el 90% de los argentinos cree que es muy o bastante importante que exista una ley de etiquetado frontal, para que la información nutricional esté a la vista y ya no sea la letra chica. Entre las consecuencias esperadas de una ley de este tipo aparecen una mayor facilidad en la comprensión de la información (92%) y que colabore en la elección de alimentos saludables (90%).

Si el proyecto es aprobado
Si el proyecto es aprobado en Diputados, en total habrá casi dos años de transición para su implementación EFE/José Pazos

El trabajo muestra que las bebidas azucaradas, galletitas, golosinas y chocolates son los productos de ingesta más crítica. Las bebidas azucaradas registran un alto consumo semanal (25%). En el caso de las gaseosas dietéticas el consumo frecuente es menor (16%). En segundo lugar, las galletitas, donde un 43% consume 1 o más veces por semana. Y por último las golosinas y chocolates, donde si bien el consumo decayó a partir de la pandemia (40%), un 15% lo consume casi diariamente.

Si el proyecto es aprobado en Diputados, en total habrá casi dos años de transición para su implementación. Un plazo no mayor a 180 días desde su entrada en vigencia y, además, las pymes y cooperativas populares podrán exceder este límite en un plazo no mayor a los 12 meses, con posibilidad de una prórroga de 180 días ante casos de justificación de motivos pertinentes. El tiempo para que el Ejecutivo reglamente la norma será de 90 días a partir de su promulgación. Y los productos cuya fecha de elaboración sea anterior a la vigencia de la ley no tendrán que ser retirados de las góndolas y podrán permanecer a la venta hasta agotar su stock.

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