En el contexto del Simposio Virtual de Neurociencias y Bienestar de la Fundación INECO, que tuvo el lema: “Construyendo la neurociencia del bienestar durante y después de la pandemia”, el optimismo inteligente fue uno de los conceptos centrales debatidos. El experto psicólogo Carmelo Vázquez, de la Universidad Complutense de Madrid, España, fue el uno de los responsables de desarrollar la temática
Si bien muchos de los elementos presentes en esta crisis ya han sido vividos por la humanidad en otras circunstancias, otros son nuevos y desconocidos. “Un virus como este no esperaba encontrar un mundo como el que tenemos. Es una humanidad enormemente interconectada. Esto crea una serie de particularidades sobre la trasmisión del propio virus. Y esta interconexión y acceso a la información plantea algo nuevo con respecto a las pandemias. Por eso, puede ser un arma de doble filo en lo que refiere a reacciones psicológicas y psicopatológicas”, explicó Vázquez en su disertación.
Y describió: “Hay un estudio que arroja datos ilustrativos que proceden de una primera encuesta hecha entre el 7 y 10 de abril. La misma encuesta se hizo, también, más adelante. Una de las primeras cosas que emergen cuando se mide la depresión, y ocurre lo mismo con la ansiedad y estrés pos traumático, es que las mujeres están mucho más afectadas que los hombres”. El virus está revelando una de las desigualdades, en este caso de género. Más carga de trabajo, más multiplicidad de roles, peor situación económica, más personas a su cargo. Estos son algunos de los factores que explican la desigualdad.
“Y sobre la ansiedad, estrés y depresión, aparece en nuestra investigación, que al menos en Europa, estos síntomas psicopatológicos son menos intensos en las personas de más edad. Hay una relación casi lineal entre edad y síntomas psicopatológicos. Las personas mayores tienen menos síntomas. Solo un 11% de las personas de más de 65 años presenta signos de ansiedad. Y una tercera parte de los jóvenes presentan estos cuadros”.
El orador expuso que se trata de un elemento interesante para analizar porque hay una estigmatización muy grande de la juventud. El peso psicológico que está teniendo la pandemia sobre los jóvenes es muy elevado.
Con respecto a la percepción del tiempo explicó: “Estamos viviendo una especie de no tiempo. Por un lado, estamos instalados en el presente de un modo casi agónico intentando sobrevivir el día a día. Y por otro lado, el futuro, sobre todo para los más jóvenes, está comprometido de tal modo que ni siquiera puede ser “pensable”. Y esto tiene repercusiones psicológicas muy grandes”. Con respecto al pasado se ve idealizado. Está la idea de la vuelta a la vieja normalidad que todos añoramos cuando en realidad tampoco era algo particularmente deseado o tan positivo.
La psicología positiva explica qué papel tienen las emociones positivas, el optimismo, sobre las conductas de los individuos y sobre las instituciones. Las emociones positivas tienen un rol muy importante y lo van a tener aún más en los próximos meses. “El ser humano es complejo y, aún en situaciones de adversidad, las emociones positivas están presentes. Hay que intentar facilitarlas, comprenderlas y vehiculizarlas para que puedan actuar reduciendo el malestar”. No todas son malas noticias, es probable que la situación actual pueda ejercer un cambio positivo sobre los individuos. Y aquí la resiliencia y la empatía entran en escena. “Quizás seamos más capaces de enfrentar algo adverso, o vamos a poder empatizar con personas que han sufrido o, incluso, quizás plantearnos cambios filosóficos sobre nuestra vida. Hay mucha evidencia sobre personas que han sufrido experiencias adversas muy serias, como desastres naturales, sobrevivientes de enfermedades o ataques terroristas, que fueron capaces de ver que lo sufrido los ha hecho más fuertes”.
Esta cualidad se llama crecimiento post traumático. Con respecto al estrés, el expositor describió que las respuestas al impacto del virus están determinadas por ideas de sospecha. Es decir que las personas que son más paranoides, que tienen más ideas conspiratorias sobre el mundo pueden presentar más síntomas. "Por el contrario, favorece el crecimiento post traumático, la idea o sensación de que uno vive en un mundo bueno y justo, a pesar de todo. Y el segundo elemento que abona la sensación de optimismo hace referencia al futuro y a la identificación con la humanidad. La resiliencia debe entenderse no solo de un modo individual sino colectivo. El único modo de vencer al virus es, también, de manera colectiva y el poder ser apoyado por las instituciones.
En la misma sintonía el neurólogo Facundo Manes habló sobre la resiliencia y la empatía como parte de la salida a esta crisis mundial. "Es posible que en el cerebro se activen factores de resiliencia, es decir la capacidad psicológica de enfrentar la adversidad y los problemas. Muchos de nosotros vamos a salir resilientes. Primero hay un dolor, un shock inicial con alto impacto emocional y social y luego muchos van a tener un nuevo rumbo, a sanar emocionalmente, a darle otro significado a la vida. Hay que empezar a entender que el bienestar global y de todos es mucho más importante que el éxito personal o individual. Otra palabra clave es la empatía porque la salida de esto es entre todos.
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