Un nuevo estudio publicado en el Journal of Clinical Endocrinology & Metabolism encontró que los hombres que comieron un desayuno abundante y una cena pequeña, quemaron más del doble de calorías que los hombres que tomaron un desayuno pequeño y una cena abundante.
Los investigadores encontraron que la termogénesis inducida por la dieta, la cantidad de energía que se necesita para procesar una comida, fue mayor en la mañana, aunque no está claro por qué. Sin embargo, este tipo de quema de calorías solo representa aproximadamente el 15% del total de calorías diarias quemadas, según los expertos, por lo que para aquellos que buscan perder peso, la clave sigue siendo cuánto comes, no cuándo.
“La termogénesis inducida por la dieta (DIT por sus siglas en inglés) es claramente más alta en la mañana que en la noche, independientemente de la cantidad de calorías consumidas; es decir, esta ritmicidad fisiológica se conserva durante la nutrición hipocalórica. Por lo tanto, se debe preferir un desayuno extenso en lugar de cenas grandes para prevenir la obesidad y los picos altos de glucosa en sangre incluso en condiciones de una dieta hipocalórica”, aseguran los investigadores.
Investigadores de la Universidad de Lübeck en Alemania observaron a 16 hombres jóvenes sanos con un índice de masa corporal normal, y estudiaron la cantidad de calorías que quemaron después de comer varios tipos de comidas, un fenómeno llamado termogénesis inducida por la dieta. En la primera fase del estudio, la mitad de los hombres recibieron un desayuno abundante, pero una cena pequeña, mientras que la otra mitad recibió un desayuno pequeño pero una cena abundante. Luego, para la fase dos, los grupos se invirtieron, después de un descanso de al menos dos semanas entre fases para evitar variables en conflicto.
Así, descubrieron que los participantes quemaron el doble de calorías después de un desayuno abundante que después de una cena abundante, lo que sugiere que el efecto de la termogénesis inducida por la dieta es de alguna manera más fuerte en la mañana que en la noche. El equipo también descubrió que un desayuno bajo en calorías aumentaba la sensación de hambre y antojos de alimentos dulces durante el día, y se oponía a un desayuno más abundante.
Sin embargo, este tipo de quema de calorías solo representa del 5% al 15% del total de calorías diarias que quemamos. Por lo tanto, si normalmente quema 2.500 calorías al día, la termogénesis representa de 125 a 375 de esas calorías. Esto significa que si bien los participantes en el estudio duplicaron las calorías relacionadas con la dieta que quemaron, eso equivale a quemar unos cientos de calorías adicionales al día como máximo.
“Se ha comprobado que la ingesta de un desayuno nutritivo contribuye a complementar un aporte adecuado de energía, libidos, carbohidratos, proteínas y micronutrientes. Sin embargo, es necesario desmitificar mitos nutricionales relacionados al desayuno. Aquellos individuos que no estén habituados a desayunar, no deben hacerlo. Comer sin apetito es contraproducente, pero sí es cierto que realizar una ingesta por la mañana nos prepara mejor para regular el apetito durante el día y así evitar llegar con hambre al almuerzo, merienda y cena, produciendo un descontrol alimentario”, explicó en diálogo con Infobae la licenciada en Nutrición Delfina Fahey (MP 3438).
Si bien algunas investigaciones han demostrado que el desayuno no hace mucha diferencia en la pérdida general de peso, la evidencia es mixta, y todavía hay algunas razones para creer que uno completo podría ser beneficioso. El cambio de la ingesta de alimentos más temprano en el día está más respaldado con evidencia científica que saltarse el desayuno y consumir más calorías por la noche. En última instancia, comer un gran desayuno tampoco es una solución mágica para perder peso; en última instancia, todo se reduce a quemar más calorías totales de las que consume durante el día.
Cuál es el desayuno más recomendado para evitar el paso del tiempo y lograr envejecer de manera saludable
Empezar el día con una dieta mediterránea podría tener un efecto positivo en los adultos mayores, aumentando las bacterias buenas en sus intestinos y disminuyendo los malos microbios en tan solo un año, de acuerdo a un estudio publicado por la revista académica British Medical Journal (BMJ) y avalado por la Biblioteca Nacional de Medicina de los Estados Unidos.
La investigación abarcó a 612 personas de 65 a 79 años en cinco países europeos y reveló que aquellas personas que siguieron esta dieta durante un año presentaron una amplia gama de efectos positivos sobre las bacterias intestinales que indican un envejecimiento saludable.
Aquellos que se apegaron a la dieta mediterránea desaceleraron la pérdida de la diversidad de bacterias intestinales. A su vez vieron reflejado un aumento en las bacterias asociadas con una mejor función cerebral, indicadores de fragilidad reducida, como la fuerza de agarre, la velocidad al caminar y una menor producción de inflamación dañina en los músculos y articulaciones.
El desayuno mediterráneo suele incluir café, infusiones o leche con cacao, jugo de naranja natural, tostadas con aceite de oliva y tomate, frutos secos, cereales, embutidos, fruta y yogur. En algunas versiones incorpora croissants o cierto tipo de panificaciones, pero las mismas no fueron incluidas en el estudio por su alto contenido de grasas saturadas y azúcares.
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