Con el correr del tiempo los tratamientos mini invasivos han ganado lugar en la sociedad, porque se realizan en forma ambulatoria, porque permiten una inmediata reinserción del paciente a sus tareas diarias, pero con la desventaja que los cambios son más tenues y deben realizarse periódicamente, ya que no son definitivos, (generalmente son utilizados para lograr mejoras faciales). Los más utilizados son el ácido hialurónico y la toxina botulínica, entre otros. En cambio los tratamientos quirúrgicos tienen el fin de lograr cambios de mayor relevancia en los rasgos no solo faciales sino también corporales, sus cambios son mucho mas notorios y de resultados definitivos, a la vez. Haciendo muy notoria la diferencia entre uno y otro. Los mismos deben realizarse en quirófano.
Ambos tratamientos se pueden combinar. Ej.:blefaroplastia más relleno de labios o rinomodelación y relleno de surcos. A su vez hay una gran variedad de densidades en los distintos productos que se pueden combinar entre sí también.
En estos días de los tratamientos mini invasivos el mas solicitado, o el que ha empezado a tener mayor demanda es la rinomodelación, aunque los otros sigan siendo, solicitados en igual o más intensidad .
Todos estos tratamientos mini invasivos deberían ser realizados por cirujanos plásticos y dermatólogos, cosa que no se ve en la práctica diaria, lo que aumenta el riesgo de que los mismos sean mal aplicados, con secuelas a veces importantes. En cuanto a los tratamientos quirúrgicos, ya sean estéticos o reparadores, los mismos deberán ser realizados por cirujanos plásticos, formados a tal fin en la materia.
A la hora de someterse a cualquier tipo de estos procedimientos, es recomendable consultar en la web de SACPER, (Sociedad Argentina de Cirugía Plástica, Estética y Reparadora). Allí se encontraran un listado cirujanos plásticos que están sometidos a una formación continua y acreditada. Estos son certificados por la misma. La formación de un cirujano plástico lleva entre 10 y 14 años, a eso se le deben sumar los años de experiencia que se requieren para ser un profesional bien instruido. Todo esto se traduce en seguridad para el paciente, a la hora de minimizar las complicaciones y obtener mejores resultados finales en un procedimiento concerniente a la especialidad.
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