La historia del té se remonta a casi 5.000 años y hoy cuenta con más de 3.000 variaciones diferentes. La bebida más consumida en el mundo tiene una importancia histórica y cultural que no puede ser rivalizada. Se cultivan y producen anualmente 2,5 millones de toneladas de té en más de 40 países de todo el mundo, la mayoría en países asiáticos.
Desde el año 2005 luego de deliberaciones entre varias organizaciones internacionales y sindicatos durante el foro mundial en Mumbai, se estableció el 15 de diciembre como el Día Internacional del Té. El mismo año, en la ciudad de Delhi, durante la Conferencia Internacional del Té, se emitió una declaración internacional sobre los derechos de los trabajadores y pequeños productores para ayudar a regular la competencia desigual, la propiedad de la tierra, las normas de seguridad, los derechos de las mujeres, la seguridad social y los salarios dignos.
Si bien fue descubierto en China, el té ha ejercido una profunda influencia en las sociedades y culturas de todo el mundo. Desde las ceremonias hasta las costumbres sociales en la forma en que se prepara y se consume, muchos mitos, leyendas, poesías y proverbios rodean a esta bebida y a su mística. Desde sus orígenes y hasta la actualidad, su popularidad crece a pasos agigantados aunque sus raíces continúan profundamente arraigadas en la
Sucedió en China alrededor del 2750 a. C. La leyenda dice que un emperador llamado Shen Nung estaba sentado a la sombra de un árbol de té salvaje, hirviendo un poco de agua potable, cuando una brisa sopló unas pocas hojas del árbol en el contenedor y le dio al agua un sabor y aroma intrigante. Así fue que el Emperador Yan, se interesó en la infusión de las hojas y brotes de la planta del té y descubrió que esta tenía propiedades medicinales, así como un sabor delicioso. Más tarde, instó al pueblo chino a cultivar la planta en beneficio de toda la nación.
“El Día internacional del Té se conmemora como una suerte de concientización, en respuesta a la crisis que sufría esta industria durante el año 1998, la cual generó el cierre de varios jardines y fábricas, por los extremadamente bajos precios que se pagaban por la materia prima, es decir por la hoja fresca, a los pequeños cultivadores de té, debido a la continua caída de los precios del en el mercado internacional”, explicó a Infobae el Tea Master Diego Morlachetti, cofundador de la Escuela Argentina de Té y comisionado de té de Sri Lanka para América Latina.
Los países primeros productores que se sumaron a la conmemoración (Bangladesh, Sri Lanka, Nepal, Vietnam, Indonesia, Kenia, Malawi, Malasia, Uganda, India y Tanzania) lo hicieron con el objetivo de llamar la atención mundial de los gobiernos y los ciudadanos sobre el impacto del comercio mundial del té en los trabajadores y productores, y se han relacionado con las solicitudes de apoyo de precios y comercio justo.
“El día también se centra en deliberar sobre cuestiones urgentes como los residuos, el cambio climático, la tecnología y las tendencias de producción y consumo en la industria del té. Para observar este día, más de 150 representantes de organizaciones de té se reúnen y realizan un seminarios para discutir los problemas dominantes que tiene la industria del té, así como los problemas que enfrentan cada uno en su propio país”, agregó.
De la misma manera que los conocedores del vino, el café y el chocolate han desarrollado una apreciación por las diferentes regiones, los consumidores de té son cada vez más conocedores y conscientes de los matices de origen y terruño en los tés producidos tradicionalmente.
“El paladar del consumidor de té cambió muchísimo, en especial el de los argentinos. Antiguamente se bebía para aliviar dolores, hoy hablamos de té chai y matcha. Es un poco lo que pasó con el vino: antes era tinto o blanco. Se fue ampliando su consumo y la gente lo sacó del lugar medicinal para entender que no solo es una bebida milenaria sino el producto de mayor consumo del mundo”, aseguró en diálogo con este medio la referente de esta cultura blend y fundadora de Tealosophy, Inés Bertón.
“Hace diez años -continuó Bertón- hablabas de leche almendras o chia y nadie entendía nada. Hace quince, al té verde lo tomaban 4 personas: una profesora de yoga y sus tres amigas. El concepto well being o bienestar se ha instaurado en nuestra sociedad y la gente es mucho más consciente de la alimentación, entre otras cosas. Hoy la tendencia es a un consumo más selectivo. La gente busca la calidad y se da cuenta. Al final del día, un te honesto se hace a base de ingredientes honestos y eso es un mantra”.
El té se ha posicionado como la segunda bebida más popular de los hogares argentinos, detrás de la yerba mate. Este posicionamiento es importante, ya que Argentina es el noveno exportador mundial de té. Y surgen cada día nuevos emprendedores, desarrollando etiquetas nuevas, con propuestas innovadoras para abastecer las necesidades de los nuevos consumidores. “Poder despertarse y beber una cosecha de altura con mango, papaya, hibiscus y pétalos de girasol por 14 pesos o una de peras de otoño, ramas de canela, cardamomo, jengibre y pimienta y recrear el perfume de los mercados de especias es un lujo para los argentinos”.
Para Bertón, los argentinos entendimos que el té no tiene que ver con la edad. Que no hace falta tener una abuela inglesa que te de una receta para probarlo. "Que cada vez más a una corta edad los jóvenes se introduzcan en el mundo del té es una tendencia”, sostuvo.
“Existen muchos blends como el chai y el matcha por ejemplo, que hoy son casi una categoría en sí mismos. El té matcha es a mi entender un poco una moda porque el verdadero se prepara para una ceremonia de té que lleva tiempo. El ‘matcha tu go’ es una contradicción, es como el ritual del asado: para un buen asado es necesario tiempo. Hay cosas que no se pueden apurar. No veo estas modas veo largoplacistas”, concluyó.
Los conocimos en su versión té, pero en los últimos años los más novedosos blends escaparon las tazas y se sumaron a todo tipo de recetas: desde preparaciones calientes hasta helados. En los restaurantes, junto con un servicio detallado, la calidad y el conocimiento se elevaron a las cartas de té, y así la mayoría se volvieron meticulosos en la temperatura precisa del agua y la comprensión de los resultados de sabor deseados. Ejecutar una exitosa carta de té dirigida por un sommelier no solo enseña al comensal nuevos sabores y texturas, sino que desentierra una ceremonia tradicional, que en última instancia amplía la comprensión de todas las bebidas.
“En el mundo de la sommellerie el té es cada vez más importante. Hoy en día hay más clientes que piden acompañar su comida con bebidas sin alcohol y se utilizan principalmente todo tipo de té e infusiones y se sirven a diferentes temperaturas. Los programas de té de los restaurantes son cada vez más especializados y responsables. Es fundamental reconocer las hojas de cada té, su origen, distintas calidades, temperaturas y tiempos de infusión y servicio. En el restaurante de tres estrellas Michelin de Anne-Sophie Pic hacemos servicio estilo chino y japonés, cada uno con su material adecuado”, expresó en diálogo con Infobae la sommelier argentina Paz Levinson, miembro de la Asociación Argentina de Sommeliers, elegida Head Sommelier de los restaurantes de Valencia, París, Lausana y Londres de la chef francesa Anne-Sophie Pic.
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