El 24 de noviembre se conmemora el Día del Vino como Bebida Nacional, una nueva ocasión para brindar. Y si bien las excusas para alzar las copas siempre se encuentran, el hecho de tener al vino como emblema tiene un profundo significado, más allá del gusto personal de cada uno por la noble bebida.
Por un lado, por ser un producto de la tierra, que se cuida todo el año para llegar a la cosecha con la calidad de uva deseada y poder transformarla en vino. Si se tiene en cuenta que el kilogramo de uva Malbec se pagó en la reciente vendimia (marzo/abril 2019) entre 25 y 35 pesos, y que el Malbec de mayor precio del mercado al salir de la bodega cuesta $10.000, se aprecia fácilmente el gran valor que se le puede agregar a este fruto de la tierra.
Por otro lado, el vino es un gran representante y embajador de la Argentina, porque está presente en la mesa de muchos consumidores alrededor del mundo, con sus etiquetas que definen el origen, pero también con sus aromas y sabores hacen quedar muy bien al país.
Por eso, lo que debería sentir cualquier argentino al degustar un vino nacional es orgullo. Orgullo antes que placer, porque detrás de cada botella hay cientos de manos trabajando en pos del disfrute de otros. Ahí radica la nobleza del vino, no solo en su origen, sino también en las personas, muchas veces representadas en enólogos y agrónomos. Pero hay más, miles de pequeños viñateros que dependen de sus pocas uvas para poder sobrevivir, y a los que el vino argentino les ha dado la posibilidad de lucirse. A tal punto que el nombre de muchos de ellos ya figura en importantes etiquetas, como un homenaje a su labor.
La declaración y reconocimiento del vino como Bebida Nacional surgió primero por decreto presidencial en 2010 y en 2013 el Congreso de la Nación lo refrendó con una ley nacional aprobada por unanimidad. Esta Ley 26870 reconoce al vino argentino su importancia como dinamizador de las economías regionales y resalta el rol cultural e identitario del vino en la vida cotidiana de los argentinos.
Esto es parte del trabajo conjunto entre Estado Nacional, COVIAR y los gobiernos de las provincias vitivinícolas para desarrollar el “Plan de Promoción del Vino Argentino Bebida Nacional”. Este Plan incluye acciones de comunicación, difusión turística y cultural, actividades con otros alimentos icónicos argentinos como la yerba y la carne; y la celebración del “Día de Vino, Bebida Nacional”.
Está claro que por más nobleza y buenas intensiones que rodean al vino, el contexto influye en su desarrollo. Por eso, el famoso PEVI 2020 (Plan Estratégico Vitivinícola) se está recalculando con un nuevo horizonte: 2030. Y más allá que las ventas internas estén estancadas (como las de los demás productos alimenticios que no son de primera necesidad), y que el incremento de las exportaciones no esté a la altura de las necesidades, la calidad no se detiene.
Por eso se afirma que los vinos de hoy en día son los mejores de la historia. Porque si el vino siempre nació en el viñedo, hoy los agrónomos y enólogos tienen herramientas (y las utilizan) para conocer todo sobre sus viñas. Además, las bodegas están totalmente equipadas y los hacedores llevan veinte años de esforzarse para hacer mejores vinos en cada cosecha. Y la experiencia se empezó a notar. En 1998 El Niño, decretó una de las peores vendimias que se recuerden, sin embargo, le evolución ya estaba en marcha. Se sabía que, para salir adelante como industria, había que exportar además de abastecer al sediento (pero poco exigente) mercado interno. Esto obligó a todos los actores de la cadena productiva a mejorar, y el que no pudo, se quedó afuera del juego.
Se multiplicaron las inversiones extranjeras, también surgieron muchas pequeñas bodegas locales, y se consolidaron las grandes. Se inauguraron nuevos terruños, como Vale de Uco en Mendoza, Chapadmalal en Buenos Aires, o el más reciente Chubut, por solo nombrar algunos. Y todos con el mismo norte cualitativo. El Malbec se consagró en el mundo y abrió muchas puertas, incluyendo la más reciente en el gigante mercado asiático. La diversidad que se puede disfrutar en las góndolas y cartas de restaurantes, proviene de una matriz productiva que resiste la concentración.
Sin dudas, más allá de la coyuntura del país, el futuro del vino es promisorio. Y ser el quinto país productor permite tener siempre a mano muy buenos vinos, y en todos los segmentos de precio. Por eso, hay motivos de sobra para brindar con y por el vino argentino.
10 vinos para celebrar la bebida nacional
Rincón Famoso 2016
Bodegas López, Maipú, Mendoza $310
Este clásico argentino, desde siempre elaborado a partir de un original blend de Sangiovese, Merlot y Malbec, ofrece aromas limpios y maduros, que recuerdan a frutas negras. De paladar franco y algo terroso, fresco y algo licoroso, pero sin tanta madurez en su carácter. Texturas suaves y un final de tierra mojada, especias y ciruelas negras. Muy bien para acompañar pastas rellenas con salsa de tomate.
Puntos: 89
Nieto Senetiner Malbec 2017
Bodega Nieto Senetiner, Mendoza $320
En sus aromas hay fruta roja y negra, con buena frescura y paso vivaz. También frescura y especias, con cierto agarre y equilibrio. Este vino tiene personalidad, y da mucho más de lo que pide. Se ha modernizado, pero no ha perdido la línea, es más, ha ganado en carácter de fruta. Recientemente fue incluido en el “Top 100 Best Buy Wines” de Wine Enthusiast.
Puntos: 88
Zuccardi Serie A Bonarda 2017
Bodega Zuccardi Valle de Uco, Santa Rosa, Mendoza $510
Los Zuccardi tienen mucha historia con el Bonarda, pero la están reescribiendo. Y si bien en este Serie A se respeta el origen tradicional de la variedad, su estilo está totalmente renovado. De aromas modernos y expresivos a frutas rojas y especias secas, con buena fluidez y cierto agarre. Agradable y joven, también vivaz y franco, con paso fresco y mordiente. Ideal para servir en la mesa muy seguido.
Puntos: 89
Norton Special Edition Grüner Veltliner 2018
Bodega Norton, Agrelo, Luján de Cuyo $520
Es el primer exponente nacional de la variedad más importante de Austria, y como no podía ser de otra manera, llega de la mano de Norton. De aromas intensos y florales, bien tenso en boca y con buen cuerpo. Es refrescante y con agarre, algo directo en su carácter, con cierta untuosidad y dejos que hablan de madurez. De trago profundo, llena la boca con fuerza y personalidad propia, y sobre el final asoman las notas de levaduras.
Puntos: 90
Chandon Cuvée Réserve Pinot Noir
Chandon Argentina, Valle de Uco, Mendoza $530
Fineza es lo que ha ganado este vino espumoso a través de las últimas cosechas, que ahora solo se elabora con uvas de viñedos a más de 1500 mts de altura. Con una frescura tensa como nunca y burbujas muy finas, llena la boca con frescura y vivacidad. Se siente la fruta blanca muy sutil y un leve final tostado (24 meses de contacto con levaduras traídas directamente de Francia). Es liviano, pero con agarre, todavía joven, con buen potencial, y de trago sumamente equilibrado.
Puntos: 92
Saurus Barrel Fermented Cabernet Franc 2017
Familia Schroeder, San Patricio del Chañar, Neuquén $737
Es el primer Cabernet Franc de la casa, y uno de los pocos exponentes patagónicos. Leo Puppato hace tiempo que lo viene siguiendo y se ha decidido este año a presentarlo en la línea Barrel Fermented. Sus aromas son expresivos y con agradable tipicidad. De paladar fresco y vibrante, con frutas rojas y hierbas, y un final matizado por los ahumados suaves de la crianza (el 100% del vino se conservó durante 8 meses en barricas nuevas de roble francés y americano). No está pensado para la guarda, pero tiene buen potencial, más allá de su presente equilibrado.
Puntos: 90
Finca La Anita Pinot Noir 2018
Finca La Anita, Alto Agrelo, Luján de Cuyo $850
Desde siempre, las uvas de esas 2 has se vendían, pero en 2018 a Richard Bonvin (enólogo y flamante propietario de la bodega) le llamó la atención los racimos de Pinot Noir; “eran soñados”. Así nace esta primera edición súper limitada. Sus aromas expresan buena tipicidad, con suaves dejos lácticos propios de la crianza, y algo herbal. De buen volumen y todavía mordiente en su paso, de paladar franco y fresco, con cierta potencia, y un final terroso.
Puntos: 90
Fin del Mundo Single Vineyard Malbec 2016
Bodega Del Fin del Mundo, San Patricio del Chañar $900
Este vino empieza a demostrar los cambios que se están dando en la bodega de la mano del joven enólogo Ricardo Galante. De aromas integrados y frescos, con buen cuerpo y paladar franco. Paso consistente, con taninos incipientes y la madera bien integrada que aporta ciertos dejos especiados y de fruta roja fresca, típica del varietal. Hay profundidad, y se mantiene vivaz. Puede ganar más equilibrio con la estiba.
Puntos: 90
Casa Boher Gran Corte 2016
Rosell Boher, Valle de Uco, Mendoza $1800
Nació como un homenaje a las cepas tintas que forjaron la historia de la bodega, y terminó siendo un gran vino de corte con la misma proporción de Malbec, Merlot, Cabernet Sauvignon y Cabernet Franc. De aromas intensos y complejos, con frutas maduras, dejos de olivas y toques de cuero. En boca se siente amable y fresco, con algo láctico de la crianza y una leve evolución. Hay frescura y texturas mordientes, pero ya domadas por el tiempo. Con un carácter especiado y cierta fuerza final.
Puntos: 91,5
Grey Moustache Malbec 2014
Entrevero Wines & Vineyards, Mendoza $2300
Matías Tomás Prieto es uno de los miembros más activos de la “New Power Wine Generation”. Toda su independencia y libertad conceptual están en este proyecto propio. Acá, con una partida mu limitada de un Malbec importante, compuesto por uvas de Las Compuertas (80%), Agrelo y Lunlunta. Sus aromas son intensos y elocuentes, con cierta densidad. De carácter fresco y de frutas rojas, con buen volumen, paladar franco, con leves dejos herbales, y texturas granulosas finas. Llena la boca, es jugoso y persistente, y tiene más vida por delante.
Puntos: 91,5
Fabricio Portelli es sommelier argentino y experto en vinos
Twitter: @FabriPortelli
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